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Gualeguaychu » El Argentino
Fecha: 17/07/2025 15:42
La falta de señales firmes de reactivación empuja al sector privado a mirar más allá del año electoral. Jueves, 17 de Julio de 2025, 15:07 Redacción EL ARGENTINO El segundo semestre comenzó sin el impulso esperado en la economía argentina, y entre los empresarios crece la certeza de que 2025 no alcanzará para revertir la caída del consumo. En cambio, empiezan a focalizarse en 2026 como posible punto de inflexión. Aunque algunos indicadores exhiben leves mejoras, la actividad sigue mostrando un comportamiento errático y fragmentado. Uno de los síntomas más claros es el retroceso sostenido del consumo. En el sector de servicios, empresarios del turismo y la gastronomía esperaban una recuperación durante los fines de semana largos de otoño, pero el movimiento fue menor al previsto. “No se reactivó como creíamos. Ahora vemos que se va a demorar aún más”, admitió un operador del sector. En el rubro de consumo masivo, el panorama es similar. Un industrial alimenticio calificó a junio como “uno de los peores meses del año”, explicando que la baja demanda impide trasladar a los precios el aumento del dólar. “Si no podés subir precios y el dólar sube, la rentabilidad desaparece”, resumió. Según la CAME, las ventas minoristas se contrajeron 3,4% interanual entre mayo y junio. El rebote que empujó la actividad en el último tramo de 2024 se diluyó desde marzo, cuando se aceleró la inflación y crecieron las dudas en torno al cepo cambiario. “El poder adquisitivo está frenando al consumo”, advirtió Salvador Femenía, vocero de la entidad. Los datos de la consultora PxQ también reflejan una dinámica desigual: si bien hay cierta mejora en bienes durables, alimentos, bebidas y servicios siguen con caídas. La crisis golpea con más fuerza en sectores que dependen del ingreso corriente, especialmente en las grandes ciudades. En cuanto a la actividad económica general, el EMAE marcó en abril un crecimiento del 7,7% interanual, aunque la comparación parte de una base muy baja. La industria, en particular, sigue por debajo de los niveles previos al cambio de gobierno. Entre enero y mayo se produjo un 10% menos que en el mismo período de 2023. La apertura de importaciones es otro factor clave: favorece cierta estabilidad de precios pero complica a la producción local. “Las importaciones crecieron más que la demanda interna”, explicó el economista Daniel Schteingart. Esto resiente el empleo y la capacidad productiva nacional. Desde Rosario, el dirigente Román Guajardo coincide: “Puede haber sectores que muestran mejoras frente a un 2024 malo, pero comparado con años buenos, seguimos muy lejos. La rentabilidad está afectada y las tasas siguen altas”. En paralelo, los salarios siguen perdiendo frente a la inflación. Según C-P Consultora, entre enero y mayo el retroceso acumulado del ingreso real ronda el 5,5%. “El salario está funcionando como ancla inflacionaria”, analizó el economista Federico Pastrana. Para Guido Agostinelli, el segundo semestre podría ser incluso más difícil que el primero. “El año pasado hubo una leve recuperación salarial en la segunda mitad. Ahora no se ve eso, salvo que el Gobierno afloje el control a las paritarias”, sostuvo. Así, entre la caída del salario real, el estancamiento del consumo y la falta de incentivos para la inversión, el sector empresario empieza a correr la mirada hacia 2026, en busca de señales más sólidas de un nuevo ciclo económico.
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