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  • Argentina recibirá aviones de combate F-16 con capacidades limitadas debido a las presiones del Reino Unido

    » Nova Entre Rios

    Fecha: 17/07/2025 02:54

    La reciente compra por parte de Argentina de cazas F-16 procedentes de las existencias de la Fuerza Aérea danesa ha desatado el debate sobre la capacidad operativa real de los aparatos, especialmente tras revelarse que los aviones llegarán al país con limitaciones impuestas por el Reino Unido para proteger las islas Malvinas. Aunque el Gobierno argentino ha presentado la compra como un «hito estratégico» para modernizar su Fuerza Aérea, fuentes militares locales indican que los F-16 tendrán reducidas sus capacidades de radar para evitar que supongan una amenaza para el archipiélago de las Malvinas controlado por los británicos. Según informaciones publicadas por el portal argentino La Política Online, una alta autoridad militar -que prefirió no ser identificada- dijo que los cazas adquiridos no tendrán su radar de tiro funcionando a plena capacidad. El alcance se limitó deliberadamente a unas 60 millas náuticas, mientras que los sistemas de defensa aérea británicos en las Malvinas, como el Sky Sabre, tienen un alcance de hasta 300 millas. Esto hace que los F-16 sean vulnerables a cualquier intento de acercarse a la zona en disputa, ya que serían detectados y derribados mucho antes de que pudieran operar eficazmente sus sensores de combate. Aunque los aviones no contienen piezas de origen británico, el Reino Unido, como miembro de la OTAN, habría actuado junto con Estados Unidos y Dinamarca para garantizar que las limitaciones se aplicarán mediante software, siguiendo un patrón recurrente en el comercio internacional de armas. Firma del acuerdo con Terma para modernizar el sistema de guerra electrónica del F-16. Una fuente de la cúpula de la Fuerza Aérea restó importancia a esta información. «No sólo tenemos todas las capacidades existentes del avión, sino también, al mismo tiempo, la reprogramación nacional de todas las bibliotecas de guerra electrónica y todas las capacidades y modos de radar, sin ninguna limitación». «La decisión de Terma estaba en parte dirigida a adquirir el equipo de reprogramación nacional», añadió. La fuente militar consultada por el periódico dijo: «En el sistema de armas del F-16, tienes dos tipos de configuraciones. Una es cómo lo equipas, con qué tipo de misiles y con qué tipo de munición. La otra es el rendimiento intrínseco del avión, como la potencia o la velocidad máxima. Esto no se puede limitar, pero hay periféricos. Uno de los periféricos es el alcance del radar, que te da rendimiento a partir de la distancia a la que puedes detectar y ser detectado, y el otro es el alcance que puedes dar a la precisión de tu disparo». La práctica de imponer restricciones tecnológicas basadas en alineamientos políticos o estratégicos es habitual. El propio ministro de Defensa argentino, Luis Petri, reconoció que Argentina, por ejemplo, no pudo vender el entrenador Pampa III a Bolivia porque Israel -proveedor de componentes- vetó la operación debido a las relaciones de Bolivia con Irán. No obstante, la embajadora danesa Eva Bisgaard Pedersen destacó que los F-16 han sido modernizados con la última tecnología, y que suponen un salto significativo respecto a la flota actual argentina, que opera sin cazas supersónicos desde la retirada de los Mirage en 2015. Pilotos y técnicos de la Fuerza Aérea Argentina se encuentran actualmente en Estados Unidos recibiendo entrenamiento para operar los seis primeros, cuya entrega está prevista para los próximos meses. La compra de los F-16 por Buenos Aires marca un paso importante en la renovación de la aviación de combate argentina, pero también pone de manifiesto las restricciones geopolíticas que aún rodean al Atlántico Sur más de 40 años después del conflicto de las Malvinas. La ausencia de portaaviones y los límites operativos impuestos hacen que los nuevos vectores de combate sean más simbólicos que estratégicamente decisivos en un eventual escenario de confrontación. En este sentido, explicó que «es en estos sistemas, en particular el radar, donde los británicos piden a sus socios de la OTAN, los proveedores de estos aviones, que garanticen la limitación mediante software, para que estos aviones nunca sean motivo de preocupación. Por lo tanto, cuando se limite un número suficiente de sistemas, los aviones no serán eficaces a una distancia de más de 60 millas de la costa. Además, los británicos saben que no tenemos portaaviones». «Si tienes un portaaviones, la cuestión es diferente, porque el cero, para ti, es siempre la plataforma de despegue del portaaviones, que puede estar a 200 millas de la costa. Pero ese no es nuestro caso, porque no tenemos más portaaviones. Así que parte de los compromisos y firmas secretas que ha hecho Petri es cuál será el rendimiento final del avión en cuanto a sus limitaciones, que no son técnicas sino políticas», subrayó. Otra fuente del Ministerio de Defensa subrayó que «el TAPE es lo que define el software, y el TAPE argentino es el más avanzado disponible para MLU. Terma no toca el radar; proporcionan elementos de la suite EW, pero ni siquiera tocan el radar. El requisito de las 60 millas no tiene base técnica». La situación refuerza la dependencia argentina de los acuerdos multilaterales y limita su autonomía para emplear plenamente el poder aéreo en el cono sur.

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