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  • “Mucha gente piensa que tatuar es llegar, agarrar la máquina y hacer el dibujo, pero atrás hay un montón de cosas” – Axel Pérez Lindo

    Concordia » Despertar Entrerriano

    Fecha: 15/07/2025 20:11

    Con esfuerzo, noches interminables de práctica, muchas dudas iniciales y una pasión que sigue intacta, Axel Pérez Lindo encontró en el tatuaje no solo un oficio, sino también una forma de vida. En esta edición N° 128 de Entrevistados por el Día del Tatuaje, comparte su recorrido desde los comienzos, los desafíos del oficio, el valor de ser honesto con uno mismo y con el cliente, y por qué, después de todo, volvería a elegir este camino «en esta vida y en diez mil más». —¿Cómo fue que empezaste en el mundo del tatuaje? “Ya desde chico me gustaba dibujar, me pasaba horas haciendo dibujos, pero jamás pensé que iba a terminar siendo tatuador. Yo trabajaba de otra cosa, que nada que ver, y estudiaba también. En ese momento estaba con un sueldo que no me alcanzaba, tenía gastos y estaba medio complicado económicamente. Pensaba qué podía hacer para generar un ingreso extra, algo que me gustara y que pudiera hacer en los ratos que me quedaban. Hasta que un día se me prendió la lamparita: “¿Y si pruebo con el tatuaje?” No tenía para comprar las herramientas, ni un celular decente siquiera. Un familiar me dio una mano, me compró un kit de gama baja que salió 25.000 pesos, y yo se lo fui pagando de a poquito, semana a semana, como podía. Trabajaba de 8 a 5 de corrido, estudiaba de noche, y cuando volvía a casa me quedaba hasta las 2, 3, 4 de la mañana practicando. Miraba videos, buscaba información, todo solo. Así empecé, sin ayuda directa de nadie. Después vino todo el proceso: practicar, equivocarme, volver a intentar. Con altos y bajos, como todo, pero nunca abandoné.” —¿Cómo es hoy tu día a día como tatuador? ¿Qué hay antes, durante y después de hacer un tatuaje? “Mucha gente piensa que tatuar es llegar, agarrar la máquina y hacer el dibujo. Pero atrás hay un montón de cosas: hablar con el cliente, entender qué quiere, diseñar, elegir el tamaño correcto, preparar el lugar, esterilizar las agujas, preparar la piel, y todo con insumos descartables que después se tiran. Después, mientras tatuás, tenés que ir viendo cómo reacciona la piel de esa persona, porque no todos reaccionamos igual. Y al terminar, explicar los cuidados, sacarle fotos, limpiar todo. Pero no es solo lo técnico: también tenés que ser buen anfitrión, transmitirle confianza a quien se tatúa con vos. Podés ser el mejor tatuador del mundo, pero si tratás mal al cliente o le das mala onda, no vuelve más. Para mí eso es clave.” —¿Qué desafíos ves hoy en 2025 para vivir de este oficio? “El mayor desafío no es la plata o los insumos caros, que obviamente existen. Es la mentalidad: no abandonar cuando algo sale mal. Conozco gente que empezó con toda la emoción, a la primera que algo no les salió, dejaron. Yo me mandé mil cagadas, pero nunca paré. Después, otro desafío es diferenciarte, encontrar tu estilo y lograr que la gente confíe en vos. Tenés que invertir tiempo, no solo en tatuar, sino en redes sociales, en mostrar lo que hacés, en responder mensajes, en explicar. Es un trabajo de 24 horas, si querés que funcione.” —En tu experiencia, ¿qué cambió en el mundo del tatuaje desde que arrancaste hasta ahora? “Cambió muchísimo. Hoy gracias a las redes tenés mucha más llegada. Antes dependías de que alguien te recomendara; ahora alguien puede ver tu trabajo desde cualquier lado. Las máquinas y las tintas mejoraron muchísimo; con una máquina económica ya podés hacer un trabajo muy bueno, antes era más complicado. También cambió la gente: hoy mucha más gente se anima a tatuarse, incluso cosas grandes, y entiende que es un arte. Y para el tatuador es aprendizaje constante: cada tatuaje es distinto, cada piel es distinta. Nunca dejás de aprender.” —¿Qué es lo más pedido hoy en día, cuáles son los estilos que más busca la gente? “Depende mucho del tatuador y de lo que cada uno quiere transmitir. Hay gente que hace solo letras y nombres, otros que hacen retratos, otros que hacen puntillismo, otros solo color. Yo hago un poco de todo, pero siempre dentro de lo que sé que puedo hacer bien. Hoy lo que más piden son nombres, frases chiquitas, minimalistas. Pero también hay quienes quieren piezas grandes, mangas, espaldas completas. Y cada tatuador tiene su especialidad. Si me piden algo que no siento que puedo hacer al nivel que quieren, prefiero decir que no y recomendarlos con alguien que sí. Hay que ser honesto, porque es algo que va a quedar en la piel de esa persona.” —Mucha gente dice que “un tatuaje está carísimo”. ¿Por qué un tatuaje cuesta lo que cuesta? “Primero, por los insumos descartables: agujas, guantes, envoltorios, todo eso se usa una sola vez y se tira. Después, por la preparación previa y la higiene. Pero sobre todo, lo que más se paga es la mano de obra: el tiempo que el tatuador invirtió en aprender, practicar, mejorar. Vos no pagás solo la hora de tatuaje, pagás los años que llevó llegar a ese nivel. Hay tatuadores que cobran más porque tienen más experiencia o dominan técnicas más difíciles, y está bien que así sea. Como todo arte, no es solo el material: es el valor del trabajo del artista.” —Si viene alguien que quiere empezar a tatuar, ¿qué consejo le darías? “Primero, que no abandone. Todos nos equivocamos, todos nos mandamos cagadas, pero hay que seguir. Después, que se puede empezar con muy poco: no hace falta lo más caro para arrancar. Lo que importa son las ganas, la paciencia y la constancia. Que pida ayuda, que pregunte. A mí me encanta ayudar porque cuando yo empecé no tenía a quién preguntarle. Y que entienda que no es solo saber dibujar: es tratar bien a la gente, aprender a escuchar, invertir tiempo en redes, en responder mensajes, en mejorar cada día. Y que disfrute el proceso: no es solo el tatuaje final, es todo lo que hay detrás.” —¿volverías a tomar la decisión de dedicarte al tatuaje? “Mil veces sí. Fue difícil, tuve momentos en los que dudé, pero me hizo feliz desde el primer momento. Desde que pude comprar el primer kit, ir pagándolo de a poco, practicar de noche, hasta hoy que tengo mi local. Todo ese camino, con altos y bajos, me hizo feliz y me sigue haciendo feliz. Lo volvería a elegir en esta vida y en diez mil más, porque me cambió la vida. Y todavía me queda mucho por aprender.” Te invitamos a ver lo más destacado de la entrevista a través de los reels en redes sociales, buscanos como: Despertar Entrerriano.

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