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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 15/07/2025 04:46
Un estudio reciente detectó que hacer ejercicio todos los días aunque sea en breves sesiones mejora la calidad del sueño en estudiantes universitarios al influir directamente sobre las fases más profundas del descanso (Imagen Ilustrativa Infobae) Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la actividad física regular contribuye a reducir el riesgo de patologías no transmisibles como la hipertensión, la enfermedad coronaria, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes, algunos tipos de cáncer (como el de mama y colon) y la depresión. También favorece la salud ósea y funcional, y representa un componente clave en el equilibrio energético y el control del peso. La Organización Mundial de la Salud (OMS), en tanto, recomienda realizar al menos 150 minutos semanales de ejercicio de intensidad moderada, y resalta los beneficios para el bienestar general. En ese sentido, recientemente, una investigación de expertos de la Universidad de Texas en Austin señaló que hacer deporte con frecuencia, preferentemente todos los días, mejoró la calidad del sueño en estudiantes universitarios. Los investigadores evaluaron si distribuir el ejercicio a lo largo de la semana genera mejores efectos que concentrarlo en uno o dos días y concluyeron que la frecuencia regular aporta más beneficios al descanso (Imagen Ilustrativa Infobae) Publicado en Journal of Physical Activity and Health, el trabajo retomó investigaciones anteriores que relacionan la práctica deportiva con el sueño profundo, también conocido como sueño no REM. Esta fase cumple un rol clave en los procesos de recuperación física y mental, según los expertos. “Queríamos saber si es importante distribuir el ejercicio a lo largo de la semana en lugar de hacerlo todo de golpe, como un ‘guerrero de fin de semana’”, explicó Benjamin Baird, profesor asistente de investigación en el Departamento de Psicología de la Facultad de Artes Liberales. “Y para la salud del sueño, la frecuencia sí parece ser importante”, añadió. El trabajo fue codirigido por Chris Corral, egresado de la maestría en comportamiento saludable y educación para la salud de la misma universidad. La intensidad considerada efectiva por el equipo fue equivalente a un esfuerzo en el que se respira más rápido pero todavía se puede conversar lo que representa aproximadamente un nivel 6 en una escala del 1 al 10 (Imagen Ilustrativa Infobae) Los resultados indicaron que quienes se ejercitaron con más frecuencia obtuvieron un descanso más profundo. “Eso es justo lo que se busca”, sostuvo Baird. Bastaron 10 minutos diarios de actividad moderada a vigorosa para observar efectos positivos. Esa intensidad, según el estudio, fue equivalente a una respiración acelerada que aún permitiera mantener una conversación, es decir, alrededor de un 6 en una escala de esfuerzo del 1 al 10. El equipo también consideró el movimiento ligero, como caminar o permanecer de pie en ciertos momentos del día. Incluso estas acciones, según los investigadores, se asociaron a patrones de sueño más saludables y a un mejor estado de ánimo al día siguiente. Además, los participantes que mantuvieron una rutina de ejercicio más constante reportaron sentirse con más energía y menos estrés. “Observamos que un mayor número de sueño no REM se relacionaba con un mejor estado de ánimo y energía al día siguiente”, detalló Baird. Los estudiantes que mantuvieron una rutina constante de ejercicio informaron sentirse con mayor energía y menos estrés y presentaron una mayor proporción de sueño profundo en las mediciones realizadas por los investigadores (Imágen Ilustrativa Infobae) A través de mediciones consistentes durante varios meses, los investigadores pudieron detectar correlaciones más precisas entre la regularidad del movimiento corporal y el descanso nocturno. Por ahora, los resultados se circunscribieron a una población específica: estudiantes universitarios jóvenes. Sin embargo, el equipo se propuso expandir el análisis a una población más amplia, como parte de un estudio de cohorte quinquenal. Los autores del estudio plantearon una hipótesis que podría modificar pautas en el futuro. “Nuestros resultados sugieren que el movimiento diario puede ser mejor para dormir que hacerlo todo el fin de semana”, indicó Corral. Si futuras investigaciones confirman esta relación en grupos más diversos, las recomendaciones de salud pública podrían actualizarse. “Las directrices actuales no reflejan la importancia de la frecuencia para la salud del sueño”, afirmó Baird. “Contar con este tipo de datos nos permite empezar a considerar si deberían hacerlo”. El análisis fue realizado a lo largo de varios meses con mediciones consistentes lo que permitió detectar con mayor precisión la correlación entre la regularidad del movimiento corporal y la calidad del descanso (Imagen Ilustrativa Infobae) El impacto, según los investigadores, no se limitó al descanso. También incluyó funciones cognitivas. “Dormir es cuando el cerebro almacena recuerdos, elimina desechos y se reinicia. Dormir mejor significa una mejor salud cerebral y, potencialmente, un menor riesgo de enfermedades crónicas y depresión”, explicó Corral. Como conclusión operativa, el mensaje fue concreto. “No hace falta correr maratones. Basta con moverse un poco cada día. La actividad ligera también cuenta. Hacer algo es mejor que no hacer nada”, planteó el experto.
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