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  • La noche que el Nono Pugliese cayó de la terraza de un restaurante: la tragedia del playboy que murió por escapar de un paparazzi

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 15/07/2025 04:45

    El Nono Pugliese murió al intentar evitar a un fotógrafo Le fascinaba ir a cenar a Puerto Marisko a Alberto “Nono” Pugliese por “sus manjares” como él calificaba a la comida del selecto restó que estaba ubicado en Demaría 4672 en Palermo, justo frente al estudio donde residía, trabajaba y supo vivir con el gran amor de su vida, la modelo publicitaria Claudia Sánchez. La pareja, además, conformó una sociedad comercial de éxito protagonizando las icónicas publicidades de cigarrillos L&M allá por los años 60, 70 y 80. Distinguidos y glamorosos, supieron dar cátedra de estilo en las clásicas propagandas recorriendo el mundo con la canción Abbronzatissima, de Eduardo Vianello, que decía: “a due passi dal mare, come è dolce sentirti, respirare con me...”. En esos comerciales la pareja recorría felices la Torre de Pisa en la Piazza dei Miracoli, o Milán, Courchevel, Portofino, Cannes, las Islas Vírgenes en el Caribe, Hong Kong, Hollywood, San Francisco, entre tantos otros. La fama del Nono Pugliese El Nono era una celebritie de la época. Había comenzado lo que terminó siendo una larga trayectoria como compositor musical. A Pugliese también le encantaba el cine. Por eso aprovechó la oportunidad de acompañar a un amigo que se trasladó a Italia y así pudo conocer a Renzo Rossellini, hijo de Roberto. Por esos tiempos, la década del 60, fue cuando también se encontró en los estudios de Canal 7 con Claudia que no paraba de grabar publicidades y se enamoró a primera vista. Y en la boite Mau Mau, boliche de moda del que eran habitués personajes de la farándula porteña, él le declaró su amor y se hicieron inseparables. El Nono Pugliese y Claudia Sánchez se conocieron en la discoteca Mau Mau Inspirado en Claudia escribió “Tu sei carissima”, otra de las célebres canciones que acompañó la tan popular y a la vez exclusiva campañas de los cigarrillos. También compuso para ese ciclo inolvidable donde se los podía ver pasear por el mundo, Acuérdate en San Francisco Juntos en Florencia, Portofino. En 1967 fue autor de Tiritando, el clásico tema que se hizo famoso en la voz del cantante Donald y además fue cortina del anuncio televisivo de los cigarrillos Chesterfield. Más allá de las publicidades, Claudia Sánchez tuvo su experiencia en el cine en filmes como Invasión, Cómo seducir a una mujer, El Diablo sin dama y Circe, de Manuel Antín, entre otros. Ella era una figura trascendente por aquellos años y compartió con El Nono sus mejores momentos tanto en la vida profesional como en la intimidad, ya que fueron una pareja consolidada durante tres décadas. Claudia era mamá de Candela, fruto de su primer matrimonio, y con Pugliese tuvieron un hijo, Francisco. Pero en los últimos meses permanecían distanciados porque él estaba en crisis, tal cual lo explicó Claudia cuando fue consultada. El motivo era que a los cincuenta años se había enamorado de otra modelo publicitaria, Dolores Rodríguez Canedo, de 27, hija del corredor de automovilismo Eduardo Rodríguez Canedo. Y esa noche del 9 de julio de 1993 concurrió con ella a Puerto Marisko donde lo estaban esperando. Su mesa ubicada justo en el medio del restó estaba preparada y reservada como de costumbre casi a las diez de la noche cuando llegaron y los recibió el maitre, que tenía lista la Coca diet que pedía él previo a disfrutar de un champagne con hielo “para suavizarlo” como solía comentar siempre entre sonrisas, como era su costumbre. Allí siempre era querido y bienvenido porque tanto dueños como empleados disfrutaban con su presencia, su buen humor y su ronda de anécdotas que solía compartir con todos. Para esa cena romántica pidió langostinos, pulpos y gambas por sugerencia del mozo. El nono Pugliese solía comer en el restaurante de la tragedia La noche de la tragedia Todo transcurría en el mejor clima hasta que pasó cerca de las once de la noche como parte de su recorrida nocturna el fotógrafo Sebastián Wasserzug de la revista Gente, quien cumplía con una rutina que se imponía en la época de pasar por determinados restaurantes que estaban de onda y solían visitar personalidades tanto políticas como del espectáculo para intentar retratarlos. En la puerta consultó si había alguna que otra figura como para pedir permiso y poder sacarles alguna que otra foto. Le respondieron que estaba El Nono, y él preguntó si lo acompañaba Claudia Sánchez. “Con Claudia no, con otra chica, pero está en medio de la cena”, le dijeron. Ante tal panorama siguió su camino rumbo a otros locales de la zona sin suerte porque no encontró a nadie. Entonces regresó a Puerto Marisko para ver si El Nono había terminado de comer, y si no lo esperaría. Llegó, volvió a consultar por él, como siempre, debido a que se respetaba si el protagonista aceptaba o no. Pugliese se dio cuenta de su presencia y le pidió el favor al encargado de que se fuera acompañando a su invitada como para confundirlo. Wasserzug vio que se retiraba una pareja, pero como no era El Nono, ya no esperó más y se fue aceptando como tantas veces les ocurría a los reporteros que cubrían la noche que ésta en particular no había sido productiva. Mientras tanto, Dolores se subió al auto de Pugliese a esperar que saliera para irse juntos. El Nono nunca supo que el fotógrafo se había ido. Creyó que hacía guardia en la entrada. Y entonces pasó por la cocina porque sabía que a metros estaba la escalera para subir a la terraza. Como no llegaba, Dolores se comunicó por teléfono con el restaurante y recibió como respuesta que ya no estaba allí. Dejó el mensaje que lo esperaba en su estudio si volvía, pensando que se habría ocultado en el baño o en algún sitio como para que nadie lo viera. El Nono Pugliese cenaba con Dolores Rodríguez Caneda la noche de la tragedia Cerca de la una de la madrugada por esas casualidades del destino, un vecino de apellido Berardi que tenía su taller mecánico pegado a Puerto Marisko, pasó por allí porque recordó que había dejado efectivo y prefirió volver a buscarlo para que no quedara en el negocio hasta el lunes. Al ingresar se topó con un hombre tirado en el suelo boca abajo y llamó a la comisaría de la zona. Enseguida reconocieron a El Nono con la ayuda de los mozos de Puerto Marisko que se alarmaron con la llegada de la policía. Pugliese había intentado desplazarse desde la azotea del restó y al pisar el techo del taller cayó desde unos siete u ocho metros de altura y murió en el instante a causa de un “traumatismo de tórax y abdomen con rotura de vísceras”, según figuró en el parte médico policial que estableció la hora del deceso cercana a la 1.30 de la mañana del 10 de julio. Tal como lo supo explicar muy bien Claudia Sánchez, Pugliese sentía culpa porque sentía que quería a dos mujeres y eso lo vivía con preocupación. La amaba y estaba pendiente de ella todo el tiempo pese a estar separados desde hacía varios meses. Pero se encontraba en medio de una historia de pasión con Dolores Rodríguez Canedo desde casi un año y medio. Pese al distanciamiento, El Nono fue velado en casa de Claudia en Barrio Parque y al otro día, el 11 de julio, lo despidieron familiares, amigos y seres queridos en el mausoleo Gaboara-Pugliese del cementerio de la Chacarita. Allí estuvieron presentes en silencio, a distancia, respetando el dolor de cada una, las dos últimas mujeres que lo acompañaron: Claudia Sánchez y Dolores Rodríguez Canedo.

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