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» Comercio y Justicia
Fecha: 14/07/2025 22:00
En un escenario atravesado por la volatilidad económica y la transformación social, la eficiencia operativa ya no es suficiente para garantizar la solidez de una organización. Hoy, una variable menos visible comienza a ocupar un lugar central en la agenda corporativa: la alineación entre el propósito personal de los colaboradores y el propósito institucional. Más allá de las políticas salariales o los beneficios tangibles, el verdadero diferencial reside en construir una cultura organizacional con sentido compartido. La desconexión entre lo que moviliza a las personas y lo que impulsa a las empresas no solo erosiona el compromiso, sino que limita la innovación y acelera la rotación del talento. El propósito, aunque intangible, es lo que orienta las decisiones, define prioridades y sostiene el rumbo en momentos de incertidumbre. En tiempos donde los resultados ya no alcanzan por sí solos, ignorar el propósito puede ser una de las decisiones más caras que tome una empresa. Porque no se trata solo de motivación personal: se trata de gestión estratégica. Ignacio Martínez Escalas, Head de Integralis Consulting, propone una mirada distinta. “La planificación no debería centrarse en lo urgente, sino en lo verdaderamente importante”, explican, retomando el modelo The One Thing de Gary Keller y Jay Papasan. “¿Cuál es la única acción que, si la hacemos, vuelve todo lo demás más fácil o incluso innecesario? Para eso hay que parar, pensar y rediseñar. Y, sobre todo, alinear lo que hacemos cada día con lo que de verdad nos importa”. Hoy, ideas como autogestión, propósito y reflexión dejaron de ser patrimonio exclusivo de los equipos de coaching. Son habilidades esenciales. Porque cuando el trabajo no conecta con lo que las personas valoran, el desgaste no es sólo emocional: es estructural. La desconexión entre el propósito de los colaboradores y el de la organización genera fuga de talento, pérdida de compromiso, y decisiones sin alma. No es una sensación, es un síntoma. McKinsey reveló que solo el 23% de los ejecutivos considera útil la planificación estratégica tradicional para tomar decisiones clave. Y Harvard Business Review confirmó que las empresas con propósito compartido logran 32% más productividad y reducen en 60% la rotación voluntaria. Fred Kofman, en La empresa consciente, lo llama “éxito más allá del éxito”: actuar con integridad, incluso si el resultado no es el esperado. Porque cuando una organización deja de mirar el propósito de quienes la habitan, pierde mucho más que entusiasmo. Pierde Sueldos insuficientes Cada vez es más evidente: ofrecer un buen salario ya no es suficiente. Especialmente para las nuevas generaciones. Según el último informe de Deloitte 2024, el 62% de millennials y centennials afirma que no aceptaría un trabajo si los valores de la empresa no coinciden con los suyos, incluso si la oferta económica es atractiva. En este nuevo paradigma, el sueldo compite con algo más poderoso: el sentido. El deseo de evolucionar, dejar huella, crecer integralmente. Y ese tipo de motivación no se compra con beneficios materiales: se cultiva en culturas organizacionales vivas, coherentes y adaptativas. Desde Integralis Consulting afirman que cuando una organización adopta modelos de desarrollo como el MDI —que reconocen la diversidad de niveles de conciencia y desarrollo en sus equipos—, no solo se mejora el clima. Se redefine la forma en que se toman decisiones, se lidera, y se construye futuro. Lo llaman efecto dominó del propósito. Inspirado en el modelo de Keller y Papasan, la idea es simple pero poderosa: cuando una acción está alineada con lo que realmente importa, todo lo demás se ordena. La productividad sube. La resiliencia aparece. Y el compromiso deja de ser una palabra bonita en el mural del pasillo.“El verdadero desafío no es diseñar estrategias adaptables, sino construir espacios donde el propósito individual no sea decorativo, sino estructural. Donde lo que cada persona hace está profundamente conectado con la visión de la empresa”, concluyen desde Integralis.
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