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Gualeguaychu » El Argentino
Fecha: 14/07/2025 09:50
El sueldo promedio formal en la provincia creció 75 % interanual y superó la inflación, pero quedó lejos de los distritos de mejor desempeño y apenas superó el millón de pesos, lo que refuerza la brecha regional y pone presión sobre la agenda productiva local. Lunes, 14 de Julio de 2025, 8:05 Redacción EL ARGENTINO El último informe oficial sobre remuneraciones privadas vuelve a dejar a Entre Ríos en un lugar incómodo. Con un salario neto promedio cercano a 1 000 000 de pesos, la provincia se ubica entre las diez jurisdicciones de menores ingresos del país y exhibe, además, una de las subas interanuales más modestas: 75 % frente al 77 % del promedio nacional. Aunque la mejora logró ganarle por poco a la inflación —55,9 % entre marzo de 2024 y marzo de 2025—, la diferencia con los distritos de mayor dinamismo productivo se ensancha y anticipa nuevos desafíos. Neuquén encabeza el ranking con 2,49 millones de pesos, impulsada por el pico de actividad en Vaca Muerta; Santa Cruz y Tierra del Fuego superan 1,8 millones gracias a su perfil petrolero y manufacturero, y la Ciudad de Buenos Aires consolida un promedio de 1,7 millones apoyada en la concentración de servicios corporativos. En el otro extremo, Santiago del Estero, La Rioja y Formosa no llegan al millón pese a haber registrado alzas de hasta 91 %. Entre Ríos se ubica en una franja intermedia, pero muy lejos de las provincias líderes y sin la ventaja porcentual de las que más crecieron. La composición productiva explica parte del rezago. El entramado entrerriano descansa en actividades de bajo valor agregado y alta estacionalidad —agro, comercio, servicios personales— que ofrecen salarios medios y dependen de factores climáticos o del ciclo de consumo interno. A esto se suma un tejido industrial fragmentado, con escasa incorporación de tecnología y baja participación de ramas de alto salario como energías, software o biotecnología. El resultado es una remuneración promedio que crece, pero no logra saltar de categoría. Otro factor es la estructura empresarial. Más del 90 % de las firmas locales son micro o pequeñas y actúan como meras tomadoras de precios. Sin margen para trasladar costos a precios finales, suelen ajustar por el lado salarial. Esa dinámica impacta directamente en el poder adquisitivo de los trabajadores y, a la larga, en la capacidad de atracción de talento. No sorprende que la migración hacia distritos con mejores sueldos haya vuelto a aumentar en el último año, según admiten fuentes de la Unión Industrial de Entre Ríos. Aun así, el dato de que los salarios formales hayan superado a la inflación supone un leve alivio tras años de caída real. Para sostener la tendencia, economistas locales señalan la necesidad de avanzar en incentivos fiscales que estimulen la diversificación productiva, mejorar la infraestructura logística —especialmente el transporte fluvial y las rutas secundarias— y acelerar programas de capacitación en oficios tecnológicos. También se reclama articular acuerdos sectoriales que permitan levantar el piso salarial sin comprometer la viabilidad de las pymes. En la Legislatura provincial ya circulan proyectos vinculados a clústeres de economía del conocimiento y beneficios para industrias 4.0, pero su impacto será limitado si no se acompaña con financiamiento y una agenda de simplificación burocrática. Mientras tanto, los trabajadores entrerrianos seguirán midiéndose contra una vara que se eleva con fuerza en otras regiones. La brecha, por ahora, se mantiene. Y el reto de transformar crecimiento nominal en poder de compra real queda planteado, una vez más, en el corazón productivo de la Mesopotamia.
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