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» Politicargentina
Fecha: 14/07/2025 03:58
El Bombardier Global 5000, del que Leonardo Scatturice posee la mitad del capital, ingresó a la Argentina en siete oportunidades durante los últimos meses sin que la Aduana inspeccionara su carga, un dato que pulverizó la versión oficial de un “episodio aislado”. En todos los arribos la aeronave aterrizó en Aeroparque y permaneció en hangares privados, lejos de los scanners y de cualquier registro documental. El expediente judicial indicó que existió una orden “de alguien de arriba” para que el equipaje no se verificara, lo que permitió que hasta diez valijas cruzaran la terminal sin control. La única pasajera registrada en los vuelos, Laura Belén Arrieta, descendió con los bultos y abandonó la pista tras recibir un teléfono celular que, según las cámaras, entregó a un agente aduanero antes de dejar el sector restringido.Arrieta y Scatturice firmaron un contrato con la Secretaría de Inteligencia (SIDE) para ejercer lobby ante el gobierno de Donald Trump y organizar la CPAC Argentina, la cumbre que potenció la relación entre Javier Milei y los halcones republicanos. El documento, revelado en el expediente, se pagó con fondos reservados mientras el Ministerio de Economía y la estatal ARCA adjudicaban negocios millonarios a empresas del mismo grupo.El escándalo ya motorizó pedidos de informes en el Congreso y denuncias del bloque peronista, que acusó al gobierno libertario de montar “una casta paralela” que mezcla inteligencia, negocios y ultraderecha global. Mientras la Fiscalía avanza con peritajes sobre el contenido de las valijas y las transferencias de la SIDE, las miradas apuntan a la Casa Rosada: siete vuelos secretos, contratos reservados y una aerolínea en oferta delinearon la ruta más turbia del nuevo poder.
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