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» Facundoquirogafm
Fecha: 13/07/2025 20:30
El sistema inmunológico es mucho más que una defensa contra resfriados; su función es crucial para la calidad de vida y la longevidad, protegiendo el organismo de patógenos, regulando la inflamación y controlando enfermedades crónicas. Según la Dra. Jenna Macciochi, inmunóloga y docente universitaria, su impacto es tan profundo que determina no solo el tiempo que vivimos, sino también cuán saludables somos en esos años. Lejos de rutinas extremas, la experta propone que hábitos simples y accesibles son la clave para fortalecer nuestras defensas. Un error común es ver el sistema inmunitario como un mecanismo estático que solo actúa ante gérmenes externos. Sin embargo, es una red dinámica que vigila, repara tejidos y regula la inflamación constantemente, incluso sin infecciones visibles. Esta red, compuesta por cientos de tipos celulares y moléculas, se extiende por todo el cuerpo, con un 70% de sus células concentradas en el tracto digestivo. Su rol va más allá de combatir infecciones, siendo esencial para eliminar células malignas, mantener a raya trastornos autoinmunes y controlar la inflamación de bajo grado asociada al envejecimiento. Precisamente, la inflamación crónica es uno de los mayores desafíos para la longevidad, actuando como un "óxido en un coche" que desgasta los tejidos y acelera el deterioro celular. Este "envejecimiento inflamatorio" es resultado de un estilo de vida moderno sedentario, mala alimentación y estrés. Es preocupante porque esta inflamación persistente sobrecarga todos los órganos y sistemas, dañando el ADN, comprometiendo las mitocondrias y afectando los telómeros, lo que cataliza el desarrollo de enfermedades como cáncer, diabetes y patologías neurodegenerativas. Frente a la búsqueda de soluciones costosas, la Dra. Macciochi propone cuatro pilares fundamentales y respaldados por la ciencia: Primero, realizar más ejercicio regularmente, lo que puede aumentar la vida hasta siete años y preservar la función del timo. Segundo, comer menos calorías y evitar picar entre comidas, concentrando la alimentación en tres comidas nutritivas para dar descanso al sistema digestivo y reducir la inflamación. Tercero, añadir alimentos antiinflamatorios a la dieta, como el aceite de oliva virgen extra y seguir patrones como la dieta mediterránea o MIND. Finalmente, el cuarto hábito es consumir más fibra para una mejor salud intestinal, ya que el tracto digestivo es la principal sede del sistema inmune. Una alimentación rica en fibra nutre el microbioma intestinal, el cual produce compuestos antiinflamatorios que refuerzan la barrera intestinal y controlan la inflamación sistémica. La perspectiva de la Dra. Macciochi, avalada por décadas de investigación, sugiere que la verdadera "revolución en salud y longevidad" está al alcance de todos mediante pequeños pero sostenidos cambios en la vida diaria.
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