14/07/2025 03:13
14/07/2025 03:13
14/07/2025 03:13
14/07/2025 03:13
14/07/2025 03:13
14/07/2025 03:13
14/07/2025 03:12
14/07/2025 03:12
14/07/2025 03:12
14/07/2025 03:12
Parana » El Once Digital
Fecha: 13/07/2025 18:30
Luego de pasar años separadas y solitarias en distintos zoológicos de Argentina, las elefantas argentinas Kenya y Pupy comenzaron una nueva etapa juntas en libertad. Su primer acercamiento se dio este viernes en el Santuario de Elefantes ubicado en el estado brasileño de Mato Grosso, donde ambas protagonizaron un emotivo —y también desafiante— proceso de socialización. Kenya, procedente del Ecoparque de Mendoza, fue la última en arribar al santuario tras completar un riguroso proceso de adaptación con métodos de refuerzo positivo. Pupy, por su parte, llegó desde Buenos Aires en abril y ya había mostrado signos de curiosidad desde la distancia hacia su nueva compañera. Sin embargo, como explicaron los cuidadores del santuario, las interacciones cara a cara entre elefantes africanos no siempre son inmediatas ni predecibles. El primer intento fue tenso. Kenya se mostró dominante y emitió fuertes vocalizaciones, lo que provocó que Pupy se alejara con cautela. “Retumbó”, contaron los especialistas, haciendo referencia a los característicos sonidos profundos que usan los elefantes africanos como parte de su lenguaje emocional y de advertencia. La intervención de Scott Blais, fundador del santuario, fue clave para detener la interacción y darles tiempo a ambas de procesar el momento. Un segundo encuentro, más calmo y esperanzador Horas más tarde se intentó una segunda aproximación, esta vez con resultados prometedores. Kenya mantuvo una actitud más equilibrada, utilizando su trompa para explorar con delicadeza y emitiendo sonidos suaves. Pupy, aunque aún reservada, no se alejó. Observó atentamente y permitió la cercanía sin mostrar signos de huida. Desde el Global Sanctuary for Elephants explicaron que estas conductas forman parte de la compleja dinámica social de los elefantes africanos, una especie reconocida por su alto nivel de emocionalidad y sus vínculos profundos. A diferencia de los asiáticos, los africanos son más demostrativos y pueden alternar entre la cautela y la expresividad con rapidez. La clave del proceso es que puedan elegir cómo y cuándo vincularse. “Ambas mostraron señales positivas. No hubo agresión ni rechazo absoluto. Están dando pasos en la dirección correcta”, señalaron los especialistas. El santuario, que abarca entre 40 y 400 hectáreas de vegetación autóctona, está diseñado para que los animales puedan explorar, interactuar o aislarse según su propio ritmo emocional. (Con información de Perfil)
Ver noticia original