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  • “Sobrevivirás”, el ensayo fotográfico sobre la extraordinaria vida de Francisco Wichter, que pasó por tres campos de concentración nazi y fue salvado por Schindler

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 13/07/2025 08:40

    Retrato a Francisco Wichter en su hogar, Buenos Aires, 2012. (Fotos: Magalí Druscovich) “Francisco no quería morir. Luchó con una fuerza que sorprendió incluso a sus médicos. Estaba haciendo lo que su cuerpo sabe: luchar. Había sobrevivido a tanto. Sus ganas de vivir, arraigadas en su promesa de dar testimonio, nunca lo abandonaron”, cuenta la fotoperiodista Magalí Druscovich, que durante 14 años siguió su extraordinaria vida. De esa conmovedora experiencia nació “Sobrevivirás”, el ensayo fotográfico que hoy publica Infobae. Francisco Wichter tenía 12 años cuando estalló la guerra en Polonia. La última vez que vio a su madre, estaba en un sótano con otros once niños y niñas de su numerosa familia. “Habían sido elegidos para esconderse, elegidos para sobrevivir”, revela Druscovich. Al despedirse, su madre le dijo: “Sobrevivirás y le contarás al mundo lo que le pasó a tu familia.” Y eso fue exactamente lo que hizo Francisco: sobrevivió a tres campos de concentración y finalmente fue salvado por Oskar Schindler, el empresario que redactó una lista con los nombres de los trabajadores que le eran “imprescindibles” y así salvó a 1.200 judíos del nazismo. “Fue el único que salió con vida de ese sótano. Durante el resto de su vida, se mantuvo fiel a la palabra de su madre”, dice casi con orgullo la fotoperiodista. Es que Francisco reconstruyó su vida en Buenos Aires, criando una familia numerosa. Y contó y contó, para que nadie olvidara el horror nazi. A los 19 años, minutos después del fin de la guerra en la Fábrica de Oskar Schindler. Cracovia, Polonia, el 8 de mayo de 1945 “Lo vi por primera vez en un acto de sobirevivientes en 2012. Estaba ahí, paradito, menudito, y me acuerdo que no ví una víctima, ví a un militante de la memoria”, cuenta aún conmovida. Después de ese acto, esperó unos días y lo contactó. El vínculo se fe forjando, entre tés y cafés. La presencia de Hinda, esposa de Francisco y también sobreviviente del Holocausto, resultó fundamental: “Cuando ella se sumó a nuestras charlas, el vínculo se hizo transparente”. Francico y Magalí, en una de sus tantas tardes juntos Hoy en día, más de 200 mil sobrevivientes del Holocausto viven en 90 países de todo el mundo. Pero se estima que el 70% de ellos desaparecerán en los próximos 10 años. “Más de 1.400 tienen más de 100 años. Estas voces son cada vez menos frecuentes y silenciosas”, agrega la fotoperiodista para explicar por qué le interesó tanto este proyecto. En estas vías de tren en la entrada al campo de concentración y exterminio Auschwitz Francisco pasó un día atrapado, finalmente fue direccionado a la fábrica de Schindler, lo que le salvó la vida Desde su casa en Villa Crespo, Francisco visitaba cinco escuelas por semana contando su historia como sobreviviente. Esta imagen es de 2012 Siempre fue un gran amante del subte (Buenos Aires, 2012) Francisco antes de asistir a una charla con alumnos de escuelas judías y católicas en Tucumán, donde fue invitado a contar su historia (2013) Ya en la escuela de Tucúman, con los alumnos aún en sus clases habituales, Francisco caminaba por los pasillos y los chicos se levantaban de sus sillas, lo señalaban y decían: “Ahí está el sobreviviente, llegó“. Druscovich explica que ese era el inicio de las selfies, Francisco posaba con todos los alumnos y firmaba libros. Solo se iba cuando todos ya tenían el recuerdo (Argentina, 2013) Parte de la rutina diaria de Francisco era jugar Burako con su mujer Hinda, también sobreviviente del Holocausto (Buenos Aires, 2012) Campo de exterminio de Treblinka, el segundo campo de exterminio más mortífero construido y operado por el nazismo en Polonia durante la Segunda Guerra Mundial, donde la madre y hermanos de Francisco fueron asesinados Durante la guerra, los nazis utilizaron distintos tatuajes en los campos de concentración. El tatuaje “KL“ en el brazo de Francisco significa campo de concentración en alemán. Francisco mostraba su tatuaje sin problema a quien se lo pidiera. “Recuerdo lo difícil que fue hacer este retrato. Tenía poca experiencia en ese entonces, hicimos tres sesiones en diferentes días, cada vez probaba algo diferente. Mi profesor me prestó un lente especial para que el tatuaje y la piel pueda sobresalir. Francisco en cada sesión se sentaba en la silla, yo abría la cortina y pasábamos horas allí. Recuerdo su paciencia y la presión que sentía”, cuenta Druscovich ( Buenos Aires, 2012) Invitado a un evento en AMIA junto con más sobrevivientes del Holocausto a escribrir una Torah (Buenos Aires, 2012) Francisco e Hinda se conocieron en Roma en un campo de refugiados. Tenían amigos en común. Hinda había sobrevivido haciéndose pasar por católica en diferentes casas polacas. Francisco que había estado en diferentes campos de concentración. La tarde en que se conocieron iban al cine, y Francisco le dijo a Hinda que no pensaba volver al campo. Desde ese momento no se separaron más. Antes de subirse al barco para llegar a América Latina, se casaron. En este retrato posan el día de su casamiento Francisco e Hinda construyeron una vida judía activa en Buenos Aires. Fueron comerciantes, tuvieron dos hijos, nietos y bisnietos. Recorrieron el país con una cámara cerca siempre. El resultado es un sin fin de álbumes familiares donde se intercalan artículos de diario con recortes de cuando Francisco salía en las noticias. También álbumes con fotos de actos, entrevistas y todo lo relacionado a la conmemoración del Holocausto (Buenos Aires, 2016) Hinda ayuda a Francisco a prepararse para una entrevista sobre su historia. A Hinda no le gustaba dar notas pero era una fiel compañera de Francisco en todo momento (Buenos Aires, 2012) Acto en conmemoración del Levantamiento del Gueto de Varsovia. Aproximadamente 200 sobrevivientes siguen vivos en Argentina, de los más de 5.000 que llegaron después de la Segunda Guerra Mundial (Buenos Aires, 2013) Francisco con sus bisnietos en su casa en Villa Crespo (Buenos Aires, 2012) El cielo en el campo de exterminio de Treblinka donde la madre y hermanos de Francisco fueron asesinados Francisco habló con acento hasta sus últimos días, “a veces con insinuaciones en yiddish”. Murió en febrero pasado, tenía 98 años “y fue el primero de su familia en tener un entierro así”. Cuando a su bisnieta más perqueña, Bruna de 3 años, le explicaron que irían al cementerio a “celebrar la vida” de Francisco y Hinda, y a desvelar la matzeivá (la lápida), en la sección reservada para sobrevivientes del Holocausto en el cementerio de Buenos Aires, la nena se detuvo y preguntó: “No entiendo... ¿Es un momento feliz o triste?”. Para Druscovich esa inocente pregunta de Bruna es justamente la esencia del ensayo fotográfico: “En el judaísmo no decimos ‘falleció en paz’, sino que su alma está atada a la cadena de la vida”. Francisco murió en febrero del 2025. “Hice esta fotografía con autorización de Enrique, hijo mayor de Francisco e Hinda. Después de 14 años de seguir a Francisco siempre pensé en este momento y en esta foto, una foto difícil de hacer, pero importante. Me hace reflexionar sobre la diferencia entre la sepultura de Francisco y la que su familia entera no tuvo”, cuenta a Infobae Druscovich (Buenos Aires, 2025) Como la tradición judía lo indica, a los 30 días del entierro los familiares inauguraron la lápida. En esta foto, Enrique, hijo mayor, y Ami nieto de Francisco e Hinda, la descubren ante la mirada de seres queridos en el cementerio judío de Tablada, Buenos Aires (Buenos Aires, 2025) Es tradición judía poner piedras sobre la lápida de un ser querido en el cementerio. La costumbre indica que las piedras, a diferencia de las flores, no se marchitan y representan la permanencia del recuerdo del difunto. En esta foto, la bisnieta de Francisco se despide de sus bisabuelos alcanzando una piedra (2025) Las piedras se acumulan en la lápida de Francisco e Hinda La menor de las bisnietas de Francisco e Hinda se despide de sus bisabuelos. Les deja una piedra y también les habla (2025) “Me despedí de él en el hospital, sin cámaras. Y después me preparé para esas fotos finales, pero lo que sucedió superó todo lo que había planeado”... En la foto final de este recorrido aparece Bruna, sobre la lápida de sus bisabuelos, con una foto que la propia Druscovich había tomado tiempo atrás. “La imagen de Bruna no entendiendo si la situación es feliz o triste, fue un cierre magnifico para la vida de Francisco. Esa foto, para mí, es la unión de la muerte y la vida”.

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