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  • Monjes, ahorradores, gastadores y evitativos: los cuatro arquetipos del dinero que definen la relación con la riqueza y el futuro

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 13/07/2025 04:43

    Para lograr una transformación vital, Sergio Fernández enfatiza la importancia de cambiar nuestra forma de pensar, lo que define nuestros resultados En un nuevo episodio de La Fórmula Podcast, Sergio Fernández, experto en desarrollo personal, educación financiera y transformación vital, compartió su visión sobre las cuatro dimensiones esenciales del ser humano y explicó por qué solo cuando estas energías están alineadas es posible construir una vida plena y con propósito. Con ejemplos concretos, explicó del valor de contarse la verdad sin anestesia, de diseñar planes a largo plazo para alcanzar libertad financiera y de cómo el interés compuesto, la alimentación, el sueño y el entorno, pueden ser aliados o enemigos del crecimiento. Además, enumeró los patrones inconscientes con los que nos relacionamos con el dinero y reflexionó sobre el verdadero significado del éxito, la abundancia y el esfuerzo. El episodio completo ya está disponible en Spotify y YouTube. Sergio es fundador y director del Instituto Pensamiento Positivo, así como de seminarios como Vivir sin jefe, Vivir con abundancia y Vivir con propósito. También lidera dos programas de formación con estudiantes de 30 países: Máster de Emprendedores y Máster de Desarrollo Personal; presenta el programa de radio y podcast Pensamiento Positivo, uno de los primeros espacios de difusión de estas temáticas en España. Como escritor, su obra Vivir sin jefe (2009) se ha convertido en un texto de referencia para emprendedores, con más de 30 ediciones y traducciones a cuatro idiomas. Es también autor de Vivir sin miedos y Vivir con abundancia, además de coautor de la fábula El Sorprendedor y de Misión Emprender. El primer paso para una transformación de vida es contarse la verdad, incluso sobre las dificultades económicas y personales, según Sergio Fernández (Imagen ilustrativa Infobae) — Hablás de cuatro dimensiones del ser humano, me encantaría que me cuentes cuáles son, por qué vale la pena trabajarlas y cómo las desarrollás vos. — Un ser humano tiene cuatro dimensiones al menos: la dimensión física, el cuerpo, si el cuerpo no está en orden, todo lo demás falla. La energía física es la que sostiene el resto y normalmente está en la salud y en el dinero. Cuando las personas quieren hacer un proceso de transformación, yo siempre digo: no vas a transformar tu día si lo físico no lo sostiene, esto es bastante obvio pero se nos olvida. Entonces, si estás en un proceso de transformar tu vida porque quieres encontrar pareja o te estás divorciando, quieres ganar más dinero, quieres conquistar la libertad financiera o quieres emprender, la energía física tiene que estar impolutamente cuidada. Luego, está la intelectual. Tú no puedes transformar una vida ni puedes vivir mejor si no aprendes a pensar de una manera diferente, cambia tu manera de pensar y cambiarás tu resultado. Muchas veces intentamos encontrar soluciones en lo emocional, pero la solución se encuentra cuando hay un cambio de idea. “Me encuentro muy mal porque…”, que cada uno acabe la frase, pero te encuentras muy mal porque hay unas ideas, la energía intelectual, que te están llevando a hacer unas cosas de una determinada manera que no funciona, entonces cuando queremos hacer un cambio de vida necesitamos nuevas ideas, energía intelectual. Energía emocional son las relaciones con tu pareja si la tienes, con tu familia, tus hijos, tus padres, tus amigos, tus seres queridos, las comunidades de las que participas, la energía emocional es fundamental para sentirnos bien, de hecho hay evidencia científica de que el mayor factor que va a determinar que una persona tenga salud a los 80 es que tenga buenas relaciones, energía emocional a los 50. Y por último, la energía espiritual, que esto hay muchas personas que les pone los pelos de punta, pero básicamente cualquier persona que se haya detenido a observar el planeta más de cinco minutos se habrá dado cuenta de que somos algo más que un trozo de carne que se mueve en el espacio tiempo, entonces cuando tú integras la energía espiritual, la parte trascendente de tu vida, eres capaz de ver la vida con otros ojos y de dotarla de sentido y de propósito. Entonces, cuando tú pones foco a las cuatro, tu vida funciona bien, cuando tú no le pones foco a las cuatro, aquella a la que no le pones foco, echará abajo a las demás. Por lo tanto, yo creo que parte de la clave de todo esto es atreverte a contarte la verdad y a hacer un diagnóstico de lo que está pasando. Contarte verdades si estás viviendo donde quieres vivir, si tienes familia o no porque te la puedes pagar o no, ahora mismo hay mucha gente que dice que es clase media, pero es clase pobre y es mejor contárselo. Yo me lo conté, no tengo ningún problema en decirlo porque si tú no puedes sostener a unos hijos, no puedes tener el coche que quieres, no puedes vivir donde quieres, no eres clase media, chaval, eres clase pobre, pero lo mejor es que te lo cuentes. Lo primero es contarte verdad e insisto, no todo el mundo necesita tres yates en Ibiza, ni una casa de mil metros cuadrados, pero sí contarte verdad de qué es lo que quieres y a partir de ahí empezar a hacer el camino porque toda la felicidad no viene de ningún sitio sino de estar en camino hacia ir a algún sitio, la felicidad está en la antesala de la felicidad. Según Sergio Fernández, la felicidad y el éxito provienen de estar en constante camino hacia un objetivo claro, no de alcanzarlo de inmediato (Imagen Ilustrativa Infobae) — Con respecto al dinero hablás de cuatro maneras de ser con el dinero que creo que son: monje, evitativo, ahorrador y gastador. ¿Qué significa cada una? — Cuando una persona se relaciona con el dinero típicamente lo que hemos observado es que hay cuatro patrones que están dentro de nosotros. A veces eres ahorradora, a veces gastadora, evitativa y otras eres un monje, pero hay una energía que predomina, entonces el ahorrador ¿qué es lo que hace? Tiene la vista todo el rato puesta en el futuro, está pensando qué va a hacer cuando se jubile, cómo va a pagar la vivienda, cómo le va a pagar la educación a sus hijos, por lo tanto detrae consumo del presente para llevarlo al futuro, es lo contrario a lo que hace el gastador. ¿Qué dice el gastador? “No sé si llegaré a mañana, la vida son dos días, ponme otra ronda que yo invito, qué camisa tan bonita, tengo una parecida pero esta está de oferta, qué buena idea viajar a Grecia y a Turquía este verano. Cada cosa tiene una parte buena y una mala. El ahorrador podrá cambiar de clase social porque el ahorro es lo único que nos permite en primera instancia cambiar de clase social y eso parece a priori una cosa interesante. El gastador tiene una cosa buena también: disfruta de la vida, goza, sale a la calle, se divierte. Por supuesto el ahorrador también tiene una parte negativa, hay una energía de miedo, hay una energía de no sé si la vida o el universo proveerá en un futuro. El gastador también tiene una cosa mala que es que termina viviendo muy por debajo de lo que podría haber vivido en el futuro. Y luego tenemos el evitativo, que es el que no quiere hablar de dinero, no saben cuánto ganan, cuánto gastan, esto se ve mucho en las sociedades latinas, “oye ¿cuánto has pagado de impuestos el año pasado?”, la gente no lo sabe, si lo supieran saldrían y habría protestas en las calles. Yo en las primeras ideas de realidad que le meto a los alumnos es calcular lo que gastan en impuestos, que es el principal gasto de la mayor parte de las personas y las familias, pero hay un discurso socialista que es “los impuestos los pagan los ricos”. Pero idiota, si con 1500 ya eres rico, una persona que gane 2000 euros en España está pagando la mitad en impuestos, demostrable en los números, y si ganas tres, cuatro, cinco, seis mil estás muy por encima del 50% en impuestos. Hay una gran parte de energía evitativa en la sociedad, no queremos saber, a la mayor parte de la gente no le interesa porque cuando tú contactas con la verdad lo único que te queda es moverte. El último es el monje, el que piensa que el dinero es algo malo y hay mucha energía de monje en nuestra sociedad. El monje dice: “El dinero es el rey de todos los males, los hermanos se pelearon por dinero”. No se han peleado por dinero, se pelearon porque eran bobos y posiblemente pobres mentales, porque no tenían educación financiera y priorizaron el dinero frente a la relación con el hermano, pero no se pelearon por el dinero. Sergio Fernández destaca que el verdadero éxito no radica en el esfuerzo extremo, sino en disfrutar lo que se hace cada día, sin perder de vista el propósito —¿Cómo diseñaste tu plan para alcanzar la libertad financiera y qué aprendizajes te dejó el proceso a lo largo de los años? — Primero, porque yo no sabía nada, he leído un montón de literatura sobre libertad financiera y sobre finanzas, pero en aquel entonces había muy poca información, venía de Estados Unidos y era incluso difícil de encontrar, entonces “como que me lo inventé de la nada”. Yo no era capaz de saber cuánto tiempo podía llevar, porque yo no tenía referentes a mi alrededor y esta es otra de las cosas que yo les digo mucho a los alumnos: “Búscate una comunidad de personas que estén en constante desarrollo, que les llame la parte emprendedora, que es el camino más probable hacia la libertad financiera, rodéate de emprendedores”. Yo lo proyecté a diez años, primero porque creo que por naturaleza siempre me he planteado las cosas como a medio largo plazo y esa es una ventaja competitiva enorme, en un mundo de gente con prisa, tener paciencia, te hace ganar dinero sólo por tener paciencia, en un mundo en donde las personas están distraídas ser capaz de estar enfocado en algo es importante. ¿Cuántas personas conocemos que son capaces de ver media hora o de ver una película una hora sin ver el móvil? Eso es un drama, pero eso me da una ventaja competitiva enorme. ¿Qué es estar distraído a largo plazo? El síndrome del objeto brillante. “Oye, me pongo una cosa a tres o cinco años, pero por el camino agarré otra cosa y me pierdo”, y yo digo: estar distraído te hace mal en la vida, entonces yo hice una cosa muy sencilla, es un plan que cabía en cinco líneas. Yo dije: “Me propongo tener estos ingresos pasivos de esta manera en los próximos diez años a raíz de una fuente por año, todos los años si me fabrico una fuente de ingresos pasivos al año, en diez años tengo diez”, aprovecho para decir, que no ha pasado ni en el primer año, ni el segundo, ni el tercero, tardó tiempo en pasar, pero a cambio te diré que los últimos años aceleré, no construía una sino que construía dos, pero lo cierto es que el plan se cumplió incluso antes de los diez años. ¿Qué trato de decir con esto? que tú no puedes transformar una vida ni puedes hacer algo serio con tu vida a un año, a dos años, a tres años, o sea la vida es una cosa de largo recorrido y todo lo que merezca la pena en la vida es a medio largo plazo. En el mundo de la salud, que tiene muchos paralelismos con el mundo del dinero, pasa igual, entonces muchos dicen “voy a adelgazar para el verano”, ¿pero en serio?, ¿en el siglo XXI? es que nos merecemos la extinción. ¿Pero todavía no hemos entendido que una dieta no funciona? ¿En serio estamos con esto? Y con el dinero pasa igual. “Voy a meter el dinero aquí y me va a dar un 20, un 30%” y yo digo: “¿En serio que con el nivel de conciencia de información que tenemos en el planeta Tierra estamos con estas todavía?. Entonces, yo todo me lo planteo a largo plazo y digo “yo no quiero dar pelotazos”, yo me he perdido buenas cosas por el camino, aprovecho para decir que todo tiene una cara y todo tiene una cruz. A mí me han hecho ofertas y me han hecho propuestas de inversión que yo me he perdido y que luego, con los años, han resultado ser muy buenas. Pero también aprovecho para decir que tampoco he tenido nunca una pérdida grande, entonces como mi plan no va a heredar el pelotazo, tampoco me puedo permitir tener pérdidas grandes, entonces yo digo: mi plan es a diez años, esto es infalible, cada año he construido un poquito y tiro para adelante. Sergio Fernández explica que el malestar emocional surge de las ideas que tenemos sobre nuestras circunstancias, y solo un cambio de pensamiento puede transformarlo (Imagen Ilustrativa Infobae) — ¿Qué sabés ahora que tal vez te hubiese servido saber en ese momento cuando estabas en pleno proceso de cambio? — Yo creo que me pasé de prudente, basado un poco en la idea de escasez del universo. Los humanos tenemos al menos dos creencias mayoritariamente: una, creemos en la escasez, la mayor parte de la población del planeta Tierra cree fervientemente en la escasez, cree que hay pocos recursos, que hay que desacelerar, que no hay para todos, que no a todo el mundo le puede ir bien en el planeta Tierra, que no todo el mundo es listo, que no todo el mundo tiene capacidad para sacar adelante; y hay otra creencia que está muy extendida que es la del esfuerzo, yo también la tenía. Hay una creencia en el esfuerzo: “hay que esforzarse para sacar las cosas adelante, si no sufres no merece la pena, si no lo pasas mal el resultado no será bueno”. Esas son creencias que tenemos y como yo tenía las dos, ahora visto retrospectivamente, digo: “Podría haber confiado más en la vida”. — ¿Qué es lo que ves mal en esa teoría del esfuerzo? — Por definición, si te va bien no te has esforzado, lo que puede pasar es que te hayas esforzado y hayas conseguido resultados, es un matiz. Puede que te esfuerces y puede que incluso ganes dinero y te vaya bien, pero la verdadera abundancia de la vida no puede estar relacionada con el esfuerzo, ¿pero qué mierd* de abundancia es que yo llego a mi casa y digo: “Llevo doce horas esforzándome? qué bien, he ganado 100 euros”, pero eso no es abundancia, la verdadera abundancia es qué gozada que me he pasado una o doce o veintitrés o siete horas dejando una huella significativa en este mundo, aportando valor, expresando mi esencia, o estando en un trabajo casposo, aburrido y mal pagado, pero que me está permitiendo construirme por detrás otra vida mientras estudio y monto mi negocio, lo que sea, pero yo lo que digo es: no es muy abundante esforzarte 12 horas para conseguir un resultado, eso lo hace cualquiera. El ahorrador siempre enfoca su energía en el futuro, mientras que el gastador disfruta del presente sin pensar en el mañana, según Sergio Fernández (Imagen Ilustrativa Infobae) — Para vos la diferencia está en que alguien que trabaja esas doce horas… — Lo haga con gozo, es que si no lo haces con gozo no hay verdadera abundancia. ¿Cómo te vas a esforzar hoy para tener una vida de éxito mañana y por el camino te pierdes lo único que sabes con certeza que tienes que es hoy? Entonces, yo digo que la verdadera abundancia es hoy, goza lo que estás haciendo hoy, es una cuestión más de actitud y de ocupar tu lugar en el mundo. Con frecuencia, cuando lo hacemos desde ahí, no siempre, no está garantizado, luego llega el éxito futuro, pero incluso si no llegara ya está bien porque tú has hecho hoy lo que tenías que hacer, está inventado. — Algo que mencionás y genera alivio, especialmente cuando uno piensa en el tiempo y en los procesos, es el interés compuesto. ¿Cómo puede ayudar a construir resultados sólidos en el mediano o largo plazo? — El interés compuesto aplica no sólo al dinero sino a todo en nuestra vida. Es básicamente cuando tú tomas una inversión y dices: “Meto 100 euros y me da un 5%”, pues te da 5 euros, entonces tienes dos posibilidades: comerte los 5 euros o sumar los 5 euros a 100 y entonces en el periodo siguiente tienes 105. Entonces, sobre esos 105 si dan un 5% es 5 coma no sé cuánto, entonces al siguiente es 110 coma no sé cuánto, etc. Es que el ser humano no entiende bien el interés compuesto, no somos capaces de entender las progresiones a medio y largo plazo, por eso cuando tú tienes un plan y cuando juegas a medio largo plazo llega un momento que eso empieza a crecer exponencialmente, y esto te lo puede decir cualquier persona que haya hecho un trabajo mínimo de libertad financiera a 10 o 12 años. Pero cuántas personas conoces que hayan hecho inversiones sostenidas y coherentes y con un plan, no estoy hablando de ninguna locura, compro una propiedad en inmobiliaria y la alquilo, compro indexados y los mantengo, cosas muy sencillitas. ¿Cuánta gente conoces que lo haya hecho consistentemente 15 o 20 años? por el camino se nos va la olla, de repente hubo una inversión muy loca y lo sacamos, hay muchos estudios que hablan de esto, hay muy pocas personas que lo mantienen, entonces interés compuesto aplica al dinero pero aplica también a la salud, a las relaciones… En relación al dinero, Sergio Fernández explica cuatro patrones de comportamiento: monje, ahorrador, gastador y evitativo, que definen nuestra relación con él (Imagen ilustrativa Infobae) — ¿Cuánto influye el entorno en ese proceso? — Tienes que estar en entornos donde las personas quieran crecer. La década de los 30, cuando se aprovecha bien, te catapulta al resto de tu vida. La de los 20 ni me meto, pero cómo tienes la de los 30 y la de los 40 pagas un precio altísimo todo el resto de tu vida. En los 30 hay que estar construyendo algo, lo que sea, porque la mayor parte de las veces lo que empiezas a construir no sale bien, te buscas una pareja y lamentablemente no sale bien, o montas tu primer emprendimiento y no sale bien. Con 30 tienes energía, tiempo, no tienes prisa, si lo haces con 47, no digo que no se pueda hacer, de hecho hay pruebas de que se puede hacer, pero no es lo mismo, el tiempo pesa de otra manera, los recursos pesan, hay otra energía. —¿Qué pasa con la salud? ¿Cuáles son los errores más comunes que ves en tus formaciones, esos que seguimos repitiendo? — A mí el tema de la salud me apasiona porque una vida sin salud es un absoluto desastre, es nuestro activo más valioso y, afortunadamente, podemos hacer mucho por ella. Hay una parte que viene de carga genética y también se sabe esto, es la lotería, son las cartas que te han dado, pero aparte podemos cuidarnos. Es como un coche, te dan un coche de 20 años, entonces tú puedes hacer que dure 20 más o que te dure tres años. O te dan un coche nuevo y puedes hacer que dure 20 años o te lo cargas en el año cuarto. Esto es igual, no depende tanto del coche que te den sino de cómo tú cuides de ese coche, ¿entonces cómo cuidamos? Lo primero que sabemos que más influye es el sueño, si alguien tiene interés en cuidar de su salud o en estar fresco al día siguiente la mejor cosa que puede hacer es irse a la cama, yo esto lo descubrí relativamente tarde en mi vida, ojalá me lo hubieran explicado antes. Irse a la cama una o dos horas antes y levantarte una o dos horas antes, por un montón de razones. Hoy en día se sabe que los órganos descansan y depuran en las primeras horas de la noche y no en las últimas, de manera que si tú duermes de 11 a 12 de la noche esa hora de sueño, normalmente se habla de un par de veces más o tres veces más, que si duermes de 8 a 9 de la mañana. Sergio Fernández recomienda incorporar ejercicio diario, como cardio y fuerza, para mejorar la energía física, la salud y, a largo plazo, el bienestar general (Imagen ilustrativa Infobae) — ¿Tiene que ver con el horario? — Tiene que ver con el horario de la naturaleza, porque esos son programas que vienen dentro de millones de años. En cuanto se pone el sol, tu cuerpo empieza a pensar que tiene que descansar, entonces las primeras horas de la noche tu cuerpo descansa mucho más rápido y más eficazmente que en las últimas horas de la mañana. Si tú duermes de 10 de la noche a 4 de la mañana, que a priori son pocas horas, esas seis horas te van a cundir más que si duermes de 1 de mañana a 10 de la mañana. Las primeras horas son mejores y además te evitas de hacer muchas tonterías porque la mayor parte de ellas que hacen los seres humanos, las hacen por la noche. Yo no conozco a nadie con dos frente que a las ocho de la mañana ponga Netflix, pero conozco gente que a las ocho de la tarde se pone Netflix. Yo no conozco que sea mínimamente cabal que por la mañana se sirva una copa de vino, pero sí a las nueve de la noche has acabado de cenar y estás cansado, dices: “Bueno, me tomo una copa de vino”. No quiero criticar alguna copa de vino ni nada, si tú no estás desaparece la copa de vino, desaparece la serie, las mayores peleas de pareja ocurren por la noche, esto está comprobado, entonces si tú estás durmiendo ya no hay pelea y por la mañana si tienes un tema conflictivo que hablar, se habla con otra energía. Entonces, si tú eliminas de la ecuación las últimas horas del día, si tú no estás, ni hay copa de vino, ni hay Netflix, ni hay pelea, ni hay tontear en ordenador mirando un viaje de un billete barato, ¡pum! desaparece todo eso y por el contrario, por la mañana vas como un misil. El siguiente aspecto importante es la alimentación: aprender lo básico sobre cómo alimentarse adecuadamente. Hay tres puntos clave: primero, el principio del 80/20, donde el 20% de tus hábitos alimenticios puede generar el 80% de los resultados; segundo, el ayuno intermitente, que consiste en pasar 12 o 16 horas sin comer, siempre que sea posible; y tercero, aprender a combinar los alimentos. Es importante reducir el consumo de hidratos de carbono y eliminar lo que algunos llaman “venenos blancos”, como el azúcar, la leche y el pan. No estoy diciendo que estas sean reglas absolutas, pero te sugiero que las pruebes durante un mes y luego lo evalúes. Muchas personas que han probado este enfoque no han vuelto a sus hábitos anteriores. Además, es fundamental hacer algo de ejercicio, como cardio y fuerza, sin necesidad de prepararse para unas olimpíadas. Por ejemplo, yo vengo en bicicleta en lugar de tomar un taxi o el transporte público. Si sumas estas pequeñas decisiones a lo largo del tiempo, resultan en muchas horas de bicicleta, lo que también se traduce en muchas más horas de bienestar: respirar mejor, sentirte más fuerte, y sobre todo, experimentar una mayor alegría de vivir. Todo esto tiene un impacto positivo en tu energía, fuerza, flexibilidad y, a largo plazo, en tu bienestar general. Fernández recomienda una buena alimentación para mantener niveles óptimos de energía y bienestar físico a largo plazo (Imagen Ilustrativa Infobae) — Frente a la idea de que uno tiene que cambiar su vida de cero a cien y convertirse en otra persona, alivia saber que son los pequeños pasos los que, con el tiempo, conducen a grandes cambios. — Si tú sabes hacia dónde vas, imagínate que te vas de vacaciones y pinchas. Puede que pierdas un día de vacaciones, pero no cambias tus vacaciones, tu objetivo es ir a ese hotel y vas. En vez de diez días de vacaciones tienes nueve, pero tú sigues yendo de vacaciones, con la vida igual, tú vas y tardas un poco más, pero yo le confío mucho a la perseverancia. No le confío mucho a ser el más listo de clase, yo le fío a todos los días un poquito y, por cierto, todos los días hago un poquito no desde el esfuerzo, no tengo ninguna necesidad de esforzarme porque si voy a hacer hoy, voy a hacer mañana y voy a hacer pasado ¿para qué me voy a esforzar hoy? no tiene ningún sentido, todos los días hago un poco y le confío a eso, así es como funciona la naturaleza.

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