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» Elterritorio
Fecha: 12/07/2025 10:03
sábado 12 de julio de 2025 | 6:00hs. Durante mucho tiempo existieron discrepancias sobre dos temas fundamentales de nuestra historia local: el origen de la denominación Itapúa y la veracidad de la fundación de la Reducción Nuestra Señora de la Anunciación de Itapúa sobre la margen izquierda del río Paraná. Respecto a la palabra Itapúa existen varias versiones de su significado entre los historiadores regionales; según las fuentes más antiguas difundidas -hasta la actualidad-, se trataría del nombre de un cacique de la zona, así lo afirmó el historiador de la Compañía de Jesús, el sacerdote Nicolás del Techo, en su libro ‘Historia de la Provincia del Paraguay y de la Compañía de Jesús’, publicado por primera vez en Lieja, Bélgica en el año 1673. El docente e historiador misionero Casiano Carvallo, en la década de 1940, afirmó -en una publicación titulada ‘Posadas en Pos de su Cronología’- que el término hacía referencia a la “piedra parada” que estaba ubicada frente al edificio de la “Subprefectura” de entonces, en el Puerto de la ciudad; ambos lugares citados ya no existen físicamente. En el año 1992, se publicó ‘Itapúa’, del escribano e historiador Aníbal Cambas, donde se estableció que, de acuerdo con la toponimia guaraní, significaba “piedra que emerge” y así se denominaba a una gran piedra situada en la orilla del río Paraná, visible hasta finales del siglo XIX, reforzó la afirmación con versiones de antiguos vecinos, cronistas de la época y relatos familiares. En 2010 se publicó ‘Historia de Posadas’ -dos tomos-, sus autores Alba Celina Etorena y José Carlos Freaza consignaron que, según el Diccionario Guaraní-Español de Jover Peralta y Ozuna, una posible etimología de Itapúa sería ita = piedra y pu’a = erguida, o bien itá e ipuva = piedra sonora; más adelante suman otras acepciones para itapu = campana, á = caer, nacer, tronchar, torcer; pu = sonido; púa = levantarse, alzarse, sobresalir. En el texto ‘El conquistador sin espada’, basado en Cartas Anuas de la Compañía de Jesús, correspondencia oficial y privada de Roque González de Santa Cruz, el sacerdote jesuita Clemente McNaspy, transcribe parte de una autorización firmada por Francisco González de Santa Cruz dirigida a su hermano Roque, fechada 23 de febrero de 1615, en la ciudad de Asunción, donde es posible leer “(…) doy licencia y facultad al Padre Roque González de Santa Cruz de la dicha Compañía o a otro cualquiera de la dicha Compañía de Jesús, para que pueble y haga en nombre de su Majestad tres o cuatro reducciones en las partes o lugares que mejor le parecieren y en particular enfrente de Itapúa de la otra banda del río Paraná, y sobre la laguna de Santa Ana(…)”. Es posible afirmar sin ninguna duda que la denominación Itapúa era usada a principios del siglo XVII por los conquistadores españoles para designar un área geográfica, un paso conocido del río Paraná, uno de los tantos nombres que los lugareños usaban a la llegada de los conquistadores. No hay referencia concreta -hasta el momento- sobre un cacique guaraní con ese nombre; para reforzar lo dicho si se considera la “Certificación de la fundación de la Reducción de Itapúa” realizada por Miguel de Ábila -el niño que acompañó a Roque González de Santa Cruz en ese acto- fechada también en la ciudad de Asunción, el 8 de noviembre de 1652, es posible leer “(…) Y llegamos al Puesto que llaman de Ytapúa donde el dho (dicho) P° (Padre) comenso a reducir Y juntar Yndios Ynfieles (…)”. La referencia es contundente e inobjetable. Otro tema de discusión durante mucho tiempo entre estudiosos y apasionados fue confirmar si la primera fundación de la Reducción Nuestra Señora de la Anunciación de Itapúa se había concretado sobre la margen izquierda del río Paraná, donde hoy se extiende nuestra ciudad de Posadas. Hasta la década de 1930, al menos, se trabajó intelectualmente para “dejar en claro” que Posadas no tenía pasado jesuítico, que el pueblo fue consecuencia del asentamiento de proveedores y vivanderos de las tropas aliadas, luego de la guerra de la Triple Alianza; tanta fuerza tuvo este pensamiento que en ocasión del sexagésimo segundo aniversario de la instalación del Primer Concejo Municipal de Posadas, Antonio L. Gentile publicó un encendido alegato titulado ‘¿Posadas fué Itapúa?’ dedicado a “probar” aquella premisa “(…) ante el peligro de que se consagre como verdad incontrovertible un error (…)”. Los traslados y refundaciones que afectaron a varias de las Reducciones brindaban datos confusos por entonces; si bien se habían publicados trabajos al respecto, la dinámica historiográfica de refutación estaba a la orden del día; a modo de ejemplo de lo dicho, cito un caso en 1913, el trabajo de Pablo Hernández -jesuita-, publicado en Barcelona, bajo el título ‘Organización Social de las Doctrinas de Guaraníes de la Compañía de Jesús’, en uno de los gráficos se apreciaba claramente la primera ubicación de Anunciación de Itapúa, en la margen izquierda del Paraná; fue rebatido por otro similar, una década y media después, por otro jesuita José María Blanco denominado ‘Historia documentada de la vida y gloriosa muerte de los padres Roque González de Santa Cruz, Alonso Rodríguez y Juan del Castillo, mártires de Caaró e Ijuhí’, ambos utilizaron las mismas fuentes y se diferenciaron en su interpretación. Con el correr del tiempo, se encontraron nuevas fuentes de información, se pudo acceder a nueva documentación histórica, el surgimiento de la Junta de Estudios Históricos de Misiones y el aporte de investigadores como Mayzhusen, Carvallo, Aníbal y Graciela Cambas dejaron en claro que se organizó la Reducción en esta zona inicialmente y luego se la trasladó a la “orilla de enfrente”. La experiencia jesuítica en América finalizó el 27 de febrero de 1767 cuando el rey Carlos III firmó la Cédula de extrañamiento de los jesuitas de los dominios españoles, se cumplió la orden un año después Según el dicho popular, “nada es verdad, nada es mentira, depende del cristal con que se mira” ¡Hasta la semana próxima!
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