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Gualeguay » Debate Pregon
Fecha: 09/07/2025 01:47
Cuentan Rampoldi, Míguez Iñarra y Gabriel, en el canónico ‘Gualeguay de Bolsillo’ un evento interesante del Centenario de la Declaración de la Independencia de toda nación extranjera (por si hace falta recordarlo). Nos trasladamos al año 1916: “Para la conmemoración del 9 de Julio se hace, en la víspera, la primera procesión cívica de jóvenes con antorchas, organizada por la Escuela Normal que se reiteró por muchos años”. Hasta ahí, una anécdota hermosa. Sin embargo, tenemos la suerte de tener a nuestro alcance la generosidad de Tuky Carboni, cuya memoria no tiene nada que envidiarles a los ajedrecistas más destacados. Citamos una versión editada de su recuerdo: “Marchábamos con una bandera de unos doscientos metros, aproximadamente, y otras más pequeñas. Me acuerdo con mucho cariño cómo los estudiantes de los cursos superiores nos cuidaban a los más chicos. Nos protegían, en especial, del fuego de las antorchas. También puedo decir que recorríamos muchas cuadras, algunas de ellas en sentido contrario a los autos. Era un trayecto largo”. Qué hermosa costumbre la de las vigilias y cómo se han ido perdiendo en su mayoría. Quisimos rastrear también cómo fue que llegó esta costumbre a nuestras tierras. Esto fue lo que encontramos. De lo lúdico a lo popular en las Fiestas Mayas porteñas Compartimos un texto de María Guimarey, María Eugenia Costa y Gisella Milazzo para el sitio Buenos Aires Historia: “La importancia de la celebración ciudadana de las Fiestas Patrias, en este caso las Fiestas Mayas, fue para las instituciones de gobierno una forma de conformar una trama de significado para la memoria individual y social, contribuyendo a dar forma a los procesos de construcción de identidades. La Asamblea General Constituyente del año XIII institucionalizó los festejos que, desde 1811, conmemoraban la revolución en el Río de la Plata. Las llamadas “funciones mayas” adquirieron un carácter de “ciclo cívico y ciudadano”. Las celebraciones durarían desde la noche del 24, comenzando con las “luminarias” de la Plaza Victoria, hasta los “toros” el día 31, pasando por las “cañas” y las “cuadreras” en la Plaza del Retiro o el Bajo, todos estos, ámbitos de sociabilidad diferenciados. A lo largo de varios días se alternaban actos de tipo ceremonial, como la procesión de las autoridades del Cabildo a la Catedral, con el desarrollo de espectáculos de índole musical y teatral, como recitados y cantos, bailes, comparsas o mascaradas, representación de comedias y actividades de divertimento y competencia popular como los juegos y sorteos de premios. Todos estos eventos se realizaban en una ambientación erigida a tal efecto. Se ejecutaban arquitecturas ficticias de carácter transitorio, ornamentos urbanos como arcos de triunfo, esculturas alegóricas efímeras, guirnaldas y luminarias y se colgaban carteles afichados con inscripciones alusivas en lugares significativos. Asimismo, se ponían en circulación hojas, volantes y folletos que fueron el soporte de la primera literatura patriótica. A través de sus contenidos simbólicos la fiesta consolidaba determinados rasgos identitarios de la nación en ciernes. A través de sus componentes retóricos, la fiesta oscilaba entre una construcción racional de la idea de “patria” que acude al uso de símbolos emblemáticos y un arte de complacer, incluso de seducir, que apela, más bien, a las pasiones de la población. La organización de estas fiestas implicaba una amplia participación de los distintos sectores urbanos: cada barrio o cuartel nombraba una comisión ad hoc para llevar a cabo los preparativos requeridos. Es de destacar la doble direccionalidad que poseían estos primeros festejos patrióticos, en las que se combinaban la autonomía popular con la gestión institucional. A fines del siglo diecinueve, además de disminuir la duración del ciclo festivo (se reducía sólo al día veinticinco), este va perdiendo progresivamente el carácter lúdico primigenio para anquilosarse en una imagen rígida y vacía de toda carga emotiva y simbólica popular. La fiesta maya deja de ser una celebración y se convierte en mera conmemoración, al ser cooptada por el poder político de turno”. Vigencia actual y ¿recuperación? La frase “Lo viejo funciona, Juan” se puso de moda a partir de la serie ‘El Eternauta’ de Netflix. Así lo entienden también en la Escuela Normal Juan Pascal Pringles de San Luis que lleva más de cien ediciones de la tradicional Procesión Cívica con antorchas. Me dio una sana envidia enterarme de eso y dejo esa inquietud flotando por si alguien recoge el guante por estas tierras o quiere ilustrarnos con las razones de la pérdida. En definitiva, aunque suene demodé, nada más lindo que celebrar la Patria.
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