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» Diario Cordoba
Fecha: 07/07/2025 18:15
Le gusta presumir de ser un negociador magistral pero Donald Trump también tiene que adaptarse a los fracasos de sus estrategias. El presidente de Estados Unidos este lunes ponía en su agenda la firma de una orden ejecutiva con la que retrasa hasta el 1 de agosto la entrada en vigor de los aranceles que llamó "recíprocos" y con los que el 2 de abril anunció que iba a gravar a 55 países y socios comerciales, incluyendo la Unión Europea. Esos gravámenes en principio, y según los plazos que marcó el propio Trump cuando el 9 de abril anunció una pausa de 90 días para forzar negociaciones bilaterales, iban a entrar en vigor este miércoles, 9 de julio. Pero Trump solo ha conseguido en ese plazo alcanzar dos principios de acuerdo marco con el Reino Unido y Vietnam y una tregua con China (con Pekín los plazos se mueven en un calendario diferente). Esos son los únicos frutos palpables de la estrategia de Trump, extasiado consigo mismo pero con escasos resultados tangibles, y sin duda a un abismo de los "90 pactos en 90 días" que calculó posibles su asesor de comercio Pete Navarro. Y la realidad de la complejidad de las negociaciones comerciales se ha impuesto, aunque la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, haya tratado este lunes de promocionar el retraso anunciado como muestra de algún tipo de logro o habilidad del republicano, que lo que sí consigue es mantener al mundo y a los mercados en vilo, adaptándose como pueden al caos, lo volátil, lo impredecible y lo incierto. Lluvia de cartas Trump ya llevaba unos cuantos días barajando la opción del retraso, pero lo enmarcaba en una nueva táctica: enviar cartas a los países que no alcanzaran acuerdos bilaterales que le satisfagan en las que declararía unilateralmente un nivel de aranceles. Esa misión postal, según ha dicho Leavitt en la rueda de prensa de este lunes, que inicialmente no estaba en la agenda de la Casa Blanca, va a alcanzar en los próximos días a las 55 naciones que Trump señaló en abril con aranceles específicos. Esos gravámenes se suman al 10% que ha impuesto a todas las importaciones a EEUU, más los sectoriales (25% a coches y componentes de automóviles y 50% al acero y aluminio). Arrancaba el lunes con sendas cartas a Japón y Corea del Sur, que Trump colgaba en Truth Social incluso antes de mandar a sus destinatarios. En esas dos misivas, que ya contenían la fecha del 1 de agosto, amenazaba a las dos naciones asiáticas con gravámenes del 25%. El porcentaje del gravamen es el mismo que ya había anunciado el 2 de abril para Corea del Sur y, en el caso de Japón, un punto más que el que fijó en aquel "día de la liberación", que desató el miedo global, provoco profundas pérdidas en las bolsas y sacudió y llenó de pánico al mercado de la deuda pública. Es un porcentaje que, como todos en aquella lista que exhibió hace más de tres meses en la Casa Blanca, incluye el 10% genérico. En las cartas Trump advierte a Japón y Corea del Sur de que, si responden a la amenaza con sus propios gravámenes, sumará un porcentaje que se añadirá al 25% del que hablan las misivas. Unas horas después, el presidente colgaba más cartas en Truth. Primero fue una tanda de cinco, a Birmania, Malasia, Kazajistán, Laos y Sudáfrica. Luego llegaba otra de siete: a Túnez, Bosnia Herzegovina, Serbia, Indonesia, Bangladesh, Tailandia y Camboya. Todas las misivas siguen la misma plantilla. Incluyen un porcentaje de aranceles de amenaza, que es o idéntico al anunciado en abril, como en el caso de Sudáfrica (30%), Indonesia (32%) o Tailandia (36%) o ligeramente inferior. Solo en un par de casos es mínimamente superior y en otro par hay cambios acentuados: Laos, donde baja del 48 al 40%, y Camboya, al que el arancel amenazado se le reduce del 49 al 36%. Todas las cartas suman además la advertencia de que cualquier represalia tendrá como respuesta gravámenes añadidos por idéntico porcentaje y están llenas de lenguaje exagerado que habla del privilegio de hacer comercio con EEUU. Trump este lunes ha sumado también a su agenda una amenaza de aranceles adicionales del 10% a países que apoyen las políticas de los BRICS. Suscríbete para seguir leyendo
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