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» Diario Cordoba
Fecha: 07/07/2025 18:11
Junio se ha ido por la puerta grande con una ola de calor en gran parte del territorio de la Península y Baleares, y coronándose como el más cálido de la serie histórica, según Aemet. El origen está en el cambio climático causado por la actividad humana, que genera un exceso de gases de efecto invernadero y una acumulación de calor, no solo en nuestra atmósfera y en los ecosistemas terrestres, sino también marinos y, en especial, en el Mediterráneo. Allí se han registrado temperaturas hasta cinco grados más cálidos que la media para esta fecha del año. Si se analizan las temperaturas medias del verano del Mediterráneo desde 1986, se puede apreciar que las temperaturas han ido intensificándose de forma progresiva a lo largo de las últimas cuatro décadas, aunque los últimos años han sido especialmente extremos para la cuenca. El agua del Mediterráneo no para de aumentar su temperatura / Efe Desde 1986, las temperaturas del mar en la cuenca muestran una evolución clara. Primero, fueron más frías que la media (que fue de 22,6 °C) hasta finales de los 90. Luego comenzó una etapa de calentamiento, algo irregular al principio, pero con picos como el de 2003 (+1,14 °C). En la última década, el aumento se ha acelerado: 2023 y 2024 registraron anomalías récord, con temperaturas más de un grado por encima de lo habitual (1,38 °C y 1,25 °C más, respectivamente). El impacto de la crisis climática, playa a playa De las más de 3.500 playas de España, las más afectadas por el incremento de las temperaturas de las últimas décadas son las murcianas y, concretamente, las que se encuentran dentro del mar Menor. La playa de Las Palmeras, en Los Alcázares, es la que mayores anomalías de temperatura ha registrado en los últimos 40 años en todo el litoral mediterráneo. En 1986, la temperatura media de sus aguas era de 24 °C, mientras que el pasado verano alcanzó los 26,6 °C. El pico más alto de la serie se produjo en 2023, cuando la media sobrepasó los 27 °C. Evolución de las temperaturas en la Región de Murcia / Copernicus/Meteoclimàtica En la provincia de Alicante, destaca como la playa que más rápida e intensamente se ha calentado la de El Mojón, en El Pilar de la Horadada, que desde el año 2016 viene registrando temperatura extremas en sus aguas. También destacan en este sentido Agua Amarga o El Altet, en Elche. Playas de la provincia de Alicante / Copernicus/Meteoclimàtica Pals y Grau de Palamós, ambas en Girona, son dos playas cuyas aguas han acusado en Cataluña un fuerte incremento de la temperatura desde aproximadamente 2016, pues antes registraban cifras más o menos normales. Otras playas de Girona muestran actualmente temperaturas igual de elevadas, pero ya tenían registros más o menos altos incluso en los años 90 y posteriores, como Sant Pol y Platja d’Aro. Evolución de la temperatura del agua de mar en la provincia de Girona / Copernicus/Meteoclimàtica Se pueden consultar gráficos para las siguientes comunidades autónomas: Andalucía, CataluñaComunidad Valenciana y Canarias. Consecuencias de un Mediterráneo caliente Aunque no existe una definición oficial y universal de lo que constituye una ola de calor marina —como tampoco la hay para las terrestres—, portavoces del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA-CSIC) consultados por Meteoclimàtica del CREAF coinciden en que, en el contexto actual, todos los modelos de análisis apuntan en la misma dirección: el Mediterráneo está atravesando una ola de calor. En concreto, desde principios de junio, aproximadamente, en el Mediterráneo Occidental. Como ocurre en tierra firme, estos eventos extremos en el mar son cada vez más frecuentes e intensos. Un mar Mediterráneo muy cálido puede actuar como un factor de riesgo en la formación de tormentas severas Daniel Argüeso, investigador de la Universitat de les Illes Balears (UIB), advierte que un mar Mediterráneo muy cálido puede actuar como un factor de riesgo en la formación de tormentas severas, especialmente entre finales de verano y comienzos de otoño. El calor acumulado en la superficie marina aporta energía y humedad, ingredientes clave para el desarrollo de fenómenos tormentosos. Sin embargo, no es el único elemento necesario: para que estas tormentas se materialicen, también debe haber inestabilidad atmosférica, como la llegada de masas de aire frío en altura. Es en la combinación de estos factores donde se multiplican las posibilidades de que se formen episodios intensos. Aun así, Argüeso subraya que este tipo de tormentas extremas, por definición, son poco frecuentes y muy variables, lo que dificulta detectar una señal clara del cambio climático en los extremos de precipitación en el Mediterráneo. Los estudios más recientes indican que, por ahora, esa variabilidad natural sigue predominando. Un mar más cálido favorece las condiciones necesarias para que se den estos eventos, pero no los garantiza: su aparición depende también del comportamiento de la atmósfera.
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