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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 07/07/2025 14:35
Fotografía de varios niños que llegan a su colegio para el inicio de las clases, en Montevideo (Uruguay). EFE/ Sofia Torres El Uruguay, su clase política y actores de gobierno, no tienen claras ni mucho menos establecidas sus prioridades. La infancia, etapa de la vida merecedora de nuestro más celoso cuidado y esmero, no encuentra la debida protección que necesita. Los guarismos del “Monitor Educativo” no dejan de sorprender: tanto el abandono intermitente (estudiante asistió a clase 70 días o menos) como la asistencia insuficiente (estudiante asistió a clase más de 70 pero menos de 141 días) vienen en ascenso. Para los estudiantes de educación inicial (3, 4 y 5 años) el abandono intermitente desde el año 2016 no ha parado de incrementarse (punto máximo 2022 5,05%, cayendo en 2023 a 3,85%, creciendo en 2024 a 3,93%, pero no llegando a alcanzar la media de los 9 años 2010-2019 del 3,57%); mientras que la asistencia insuficiente si bien ha tenido altos y bajos actualmente se encuentra en los índices más altos del siglo (punto máximo 2022 45,72%, cayendo en 2023 a 44,54% y nuevamente cayendo en 2024 a 35,55%, pero no llegando a alcanzar los la media de los 9 años 2010-2019 del 32,8%). Cabe aclarar que en los años 2020 y 2021 no hubo registros en el monitor educativo. Para los estudiantes de educación primaria (6 a 11/12 años) el abandono intermitente desde el año 2016 tampoco ha parado de incrementarse (punto máximo 2024 0,85%), pero no llegando a alcanzar el máximo del siglo en 2009 (1,59%); mientras que la asistencia insuficiente teniendo altos y bajos en el siglo se ha visto duplicada y hasta triplicada en el último trienio (punto máximo 2023 22,57%, siguiendo 19,73% en 2022 y 16,92% en 2024) en relación con la media de los años 2002-2019 (7,98%). Cabe aclarar que en los años 2020 y 2021 no hubo registros en el monitor educativo. Los informes del Mecanismo Nacional de Prevención de la Institución Nacional de DD.HH. de este año, tampoco son alentadores. Las infancias y adolescencias son utilizadas como instrumentos del crimen organizado, en especial para las redes de microtráfico de sustancias ilícitas. Sorprendiendo más aún que en muchas situaciones esta captación se da una vez las infancias y adolescencias se encuentran institucionalizas en I.N.A.U. Pero siendo alarmante, que se reconozca en los informes que las instituciones del Estado que cuentan con recursos para generar las debidas medidas de protección, de no repetición y hasta inclusive la derivación por riesgo de integridad física por la prolongada exposición a las redes del microtráfico. El último informe del Comisionado Parlamentario ha determinado que hay hoy día 68 niños/as (la mayoría menores de 2 años) que se crían con sus madres condenadas penalmente en establecimientos penitenciarios. ¿Acaso estas infancias no merecen crecer en un entorno que no afecte su desarrollo vital interactuando con otros pares? La información del último censo arroja que la población infantil en el Uruguay se encuentra en su menor cantidad desde los últimos 30 años. Demostración empírica de que debería ser más fácil de atender la infancia por ser una población menor en términos cuantitativos. Pero la realidad demuestra que, aunque el público objetivo sea menor, los males a mitigar siguen empeorando en vez de ser erradicados. La clase política y los actores de gobierno, focalizan su atención en otros asuntos, dejando lejos la preocupación por nuestras infancias, que serán los ciudadanos de la sociedad en un futuro próximo. Mientras la preocupación de nuestra clase gobernante sea otra, estaremos condenados. La escuela debería ser el único trabajo de la infancia.
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