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» Facundoquirogafm
Fecha: 07/07/2025 10:37
El mundo está entrando en una nueva era demográfica marcada por un fenómeno que podría transformar profundamente las estructuras sociales, económicas y ambientales del planeta: la despoblación. Así lo afirman Dean Spears y Michael Geruso, economistas de la Universidad de Texas en Austin, en su libro After the Spike, donde comparan esta transformación con el cambio climático por su carácter irreversible y global. Según su análisis, tras el pico histórico de nacimientos registrado en 2012, la población mundial seguirá creciendo por inercia durante algunas décadas, pero las tasas de natalidad continúan cayendo y anuncian un declive inevitable. “La despoblación es ahora el futuro más probable”, sostuvo Spears en una entrevista con la revista TIME, y agregó: “En unas pocas décadas, la población mundial dejará de crecer y comenzará a disminuir, y no hay razón para creer que, una vez que eso suceda, se revertirá automáticamente”. El economista observa este fenómeno de cerca en países como India, donde la tasa de natalidad ha caído por debajo del nivel de reemplazo. Lo mismo ocurre en Estados Unidos, con 1,6 hijos por mujer, y en Europa, donde el promedio es de 1,4. Las causas no pueden explicarse solo por factores como el uso de anticonceptivos o el descenso del matrimonio, ya que la tendencia es global y se repite incluso en países con religiosidad alta o fuerte arraigo cultural a la familia. Geruso también advirtió que mantener una tasa inferior a dos hijos por pareja llevará indefectiblemente a generaciones cada vez más pequeñas. “El número clave aquí es dos. Sin dos hijos en la próxima generación para reemplazar a dos padres en la anterior, las generaciones se reducirán”, explicó. Además, destacó que este fenómeno afecta a países de todos los niveles de desarrollo y con distintas estructuras sociales. Ambos economistas coinciden en que revertir esta trayectoria requeriría una transformación cultural, institucional y económica de enorme envergadura para apoyar activamente la crianza y el cuidado. Frente a la idea común de que una población menor favorecería al medio ambiente, Spears señala que la historia demuestra lo contrario: los avances ambientales se lograron en contextos de crecimiento poblacional, mediante regulaciones y cooperación internacional. “Es natural pensar que la forma de proteger el medio ambiente es tener menos humanos, pero cada vez que hemos avanzado contra un desafío ambiental, ha sido mientras la población crecía”, subrayó. Por eso, los autores abogan por estabilizar la población en lugar de dejarla caer sin intervención. Ambos investigadores concluyen que es momento de repensar la estructura de las sociedades modernas. Según Geruso, “vivimos en un mundo donde otras personas son buenas para nosotros. El progreso que disfrutamos hoy ha sido posible porque muchas mentes trabajaron juntas durante generaciones”. Para ellos, el desafío no es solo demográfico, sino también político y cultural: construir un futuro en el que criar hijos sea más accesible, más justo y mejor apoyado. A su vez, proponen un cambio de enfoque que supere prejuicios ideológicos y reconozca que el valor de la natalidad no debe recaer exclusivamente en las mujeres, sino que debe ser una responsabilidad colectiva.
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