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» Diario Cordoba
Fecha: 06/07/2025 04:04
En algún momento se pensó que el Mundial de Clubes iba a ser un engorro para Xabi Alonso. Circuló la posibilidad de un interino como Solari para asumir el torneo que está siendo la confirmación de que la mayor urgencia que tenía el Real Madrid era contar con un entrenador. No un gestor o funcionario, sino un técnico capaz de cambiarle la cara a una plantilla de quilates en menos de un mes y sin la necesidad de recurrir a Mbappé. El más destacado en la mediocridad de una temporada que puede terminar con la conquista del Mundial de Clubs. Solo el PSG de Luis Enrique (miércoles, 21 horas), campeón de Europa, puede destronar a un club renacido que, a pesar de batir el récord de partidos, preferiría una temporada infinita. En un final con suspense, Courtois tuvo que salir al rescate para sacar una mano que libró a Huijsen de una roja evitable. Gonzalo, por delante de Mbappé Hacía mucho tiempo que el Real Madrid no mostraba una versión tan trabajada. El Dortmund fue un juguete roto en manos del equipo que más en serio se ha tomado el Mundial de Clubes, el torneo que ha cobrado sentido con el paso de las eliminatorias. Xabi Alonso tiene un once perfectamente definido en el que tendrá que encajar a Mbappé por decreto presidencial. Pero los méritos de que el club blanco haya accedido a las semifinales con suficiencia le corresponden a Gonzalo. El Real Madrid es un equipo con múltiples versiones en un mismo partido. El que defiende con línea de cinco, el que ataca con un '9' fijo, pero se desdobla con dos atacantes. El que se expresa de modo asimétrico con un carrilero como Fran García al que cubren por dentro. Un desarrollo de polivalencias que estaban soterradas en la épica y la energía, insuficientes para construir un proyecto. El Madrid de los García Torres En el máster acelerado de EEUU hay varios jugadores en el sobresaliente, que será matrícula de honor en caso de conseguir el título en New Jersey. Gonzalo, antes del 10, mostró un tobillo de goma para recompensar la visión de Güler. La 'doble G' que ha cambiado la cara de un equipo que hasta hace nada vivía exclusivamente de las individualidades. El canterano, hombre ya del primer equipo, está en todas las jugadas de ataque importantes. Participó en el 2-0 con un pase filtrado para que Alexander Arnold filtrase un gran centro que empujó Fran García, quien finalizó con un gran remate. Es el nuevo Real Madrid de los García Torres. Curiosamente, ambos comparten los dos apellidos. Son la reedición de aquella generación que entre finales de los 70 y principios de los 80 sacó al club blanco de una crisis económica. Un jugador que a principio del torneo tenía la puerta abierta y otro que ni siquiera había entrado. Roja de Huijsen y salvador Courtois La evolución de este equipo ha sido tan radical que los que se han quedado atrás son sus previsibles grandes pilares, como un suplente Mbappé y un Vinicius al que reprendieron sus compañeros por no respetar la filosofía colectiva que ha triunfado en seis semanas. Los que se salgan de la línea editorial de vasco van a pasarlo mal. A diferencia del efecto dominó que provocaba la desidia reciente, los que se descuelgan se suben al carro por obligación. Nadie espera, como se ha demostrado con Rodrygo. Aunque en la próxima campaña, marcada por el Mundial de selecciones, se necesitará la contribución de una nómina larga de jugadores, el Real Madrid llega al próximo curso con un once definido. Pero todavía falta el partido redondo en el que la relajación no provoque un tanto como el tanto de Beier en el tiempo de descuento tras un error de Rüdiger. El final del partido rompió con la monotonía debido a la roja de Huijsen, que cometió un penalti que abre un hueco en la zaga blanca. Mbappé, de tijereta, marcó el 3-1 que acortó Guirassy desde los once metros. Aunque Courtois ganó el partido con una mano ganadora. En el camino emerge ahora Luis Enrique, el gran enemigo de los blancos y el único que puede someter la nueva jerarquía de Xabi Alonso, donde nadie es insustituible.
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