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  • Por qué cada vez más parejas eligen no convivir y cómo impacta en su vida sexual

    » Facundoquirogafm

    Fecha: 05/07/2025 23:31

    La convivencia ya no es una regla en las relaciones de pareja. Cada vez más vínculos optan por una modalidad diferente: vivir separados pero juntos, una elección conocida como “living apart together” (LAT). Esta tendencia, que desafía los modelos tradicionales, gana popularidad en distintos países y, según diversos estudios, puede tener efectos positivos sobre la vida sexual y el bienestar emocional. De acuerdo con The Guardian, alrededor del 10% de las parejas de larga duración en Reino Unido mantiene esta forma de relación. Si bien la cifra varía según el país y el contexto, muestra un cambio de paradigma. La idea no es nueva —ya existía en la época victoriana— pero ha ganado aceptación en tiempos recientes, especialmente entre quienes buscan preservar su independencia sin renunciar al amor. Una de las principales ventajas que reportan las parejas LAT es una vida sexual más activa. Un estudio publicado en la revista Andrology, que analizó los hábitos de 5 mil hombres, reveló que quienes no convivían con su pareja tenían entre tres y siete relaciones sexuales al mes, mientras que los que compartían hogar tenían entre una y dos. Según los investigadores, la distancia física puede mantener vivo el deseo al evitar la rutina diaria que muchas veces apaga la pasión. El estudio también indicó que, incluso considerando la edad y el estado de salud de los participantes, los hombres que vivían separados mostraban mejores indicadores hormonales, mayor energía y un estilo de vida más activo. Al evitar el sedentarismo y las obligaciones domésticas compartidas, las parejas pueden enfocarse más en el disfrute del encuentro. Más allá del sexo, vivir en hogares separados aporta beneficios emocionales. Las parejas LAT preservan su autonomía, reducen conflictos cotidianos y mantienen su identidad individual. Sin embargo, esta modalidad también implica costos económicos y requiere una gestión cuidadosa de la logística y la intimidad. El perfil de quienes eligen esta modalidad es diverso. Entre los más jóvenes, predomina un mayor nivel educativo y estilos de vida activos. En adultos mayores, según un estudio de la London’s Global University publicado en el Journal of Family Issues, el 4% mantiene relaciones LAT, una cifra similar en Estados Unidos, Canadá y Países Bajos. En este grupo, la elección responde a la necesidad de independencia y al deseo de evitar complicaciones legales o familiares. Además, el estudio indicó que quienes eligen no convivir presentan mayor bienestar psicológico que los solteros, y si bien el “premio emocional” de estas relaciones es un poco menor que el del matrimonio o la convivencia, la ruptura de estos vínculos también genera menos impacto emocional. En un contexto donde los modelos de pareja se diversifican, vivir separados aparece como una alternativa legítima para quienes buscan equilibrio entre cercanía emocional y libertad individual. Aunque no es para todos, esta opción se consolida como una forma más de construir relaciones saludables, con menos rutina y más deseo.

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