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Gualeguaychu » Reporte2820
Fecha: 05/07/2025 12:40
Escribe Luis Evaristo Alem, periodista. Los seres humanos tenemos la costumbre de ostentar, no todos obviamente, porque siempre hay “excepciones a la regla”. Esa manía de querer mostrar, alardear si se quiere, ya sea con o por lo que tenemos o lo que somos, como si fuera el verdadero sentido de la vida…. Sonó exagerado?? Quizás. Pero se entiende. Desde allí es lógico que quien más tiene, por ejemplo, cosas materiales, podrá mostrarlas. Puede ser un auto, o dos (o más). Una bici cara (las baratas ni locos), una casa, la pileta (infaltable), un viaje a Europa o El Caribe (obvio) y hasta ropa o zapatillas (de marca lógicamente). ¡Esa manía o costumbre de carácter exhibicionista que tenemos, con el objetivo de… de… de mostrar!! Y las redes vienen como anillo al dedo. Hay una entrevista del periodista Luis Novaresio a Mario Pergolini, imperdible por cierto para quienes estamos en comunicación (se las recomiendo, en YouTube está), en una parte, hace referencia a las redes sociales. “Son un mundo paralelo, no necesariamente reflejo de la vida real, y que la exposición en línea puede generar paranoia y una percepción distorsionada de la realidad”, expresa el entrevistado. Una fantástica forma de mostrarse, de ostentar y, siempre, momentos lindos, acciones agradables y, por supuesto, siempre sonrientes. Pero, Mario le adosa una alerta, como se aprecia, agregándole un ejemplo “estoy charlando con alguien y me dice: esperá! Abre la cámara del celular, sonríe y se saca una selfie. Cuando hace un segundo estaba serio porque discutía”. Puede ser lo mismo para alguien que pasea con su auto 0 km en la costanera sonriente y que va pensando “como lo voy a pagar”. Puede que sea así o parecido en consonancia con el espíritu que muchas veces nos lleva a usar redes sociales para ostentar. De hecho, que no queremos hacer juicio de valor sobre las acciones de las personas. Por favor. Pero una cosa une a la otra en cuanto a esa costumbre de mostrar. Cierto es que en las redes podemos mostrar lo que no somos o no tenemos, pero en la realidad no se puede. Y aquí se confunde lo material con lo no material. Mostrarnos sonrientes, alegres y felices y sin siquiera tener una bicicleta para hacer los mandados, pero eso no implica que no podamos exhibir felicidad. Esa felicidad que no pasa por las cosas materiales que tenemos o no tenemos. Y es justo mencionar que vivimos en un mundo capitalista en el cual, de manera permanente, se promociona el consumo de lo que sea, con estrategias comunicacionales de variada índole y grandes inversiones publicitarias que nos conduzcan a elegir que comprar. Que tener. Y… que mostrar. Un auto, una bici, una pileta, pero también una buena cena, un vino caro o porque no un champagne. Las pilchas y que se vean las marcas. Y ¡¡Que siempre estamos de viaje!!!! En fin, en broma o en serio, tenemos esa manía de mostrar lo que tenemos y/o lo que somos (o lo que no somos). Con redes sociales o no, siempre queremos más/menos, mostrarnos y mostrar. Es decir, ostentar que puede sonar exagerado, pero es un sinónimo que posee otros sinónimos. A saber: desplegar, exhibir, enseñar, apantallar, alardear, jactarse, vanagloriarse, lucirse, presumir y (me llamó la atención) pavonearse. La moraleja de la fábula de la ostentación, conocida como “Las dos mulas y los ladrones”, dice que “la ostentación atrae la desgracia y la codicia, mientras que la humildad y la sencillez pueden ser más seguras”. Es solo una fábula, porque la realidad nos seguirá mostrando cuanto nos gusta mostrarnos, ostentar.
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