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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 05/07/2025 07:33
Diputadas de La Cámpora y LLA frente a frente en la Cámara de Diputados El país está helado pero la política arde. Los que suelen explicar todo con teorías conspirativas creyeron ver un arreglo, un acuerdo, una estrategia finamente montada en la trifulca que se desató en el Congreso de la Nación el pasado miércoles. Cuesta desentrañar si la movida fue promovida como una sobreactuación para abortar la sesión, como sospechan referentes del centro político, o si fue puro arrebato. Lo cierto es que el escándalo vacío el quórum impidiendo que se avanzara en el tratamiento de temas tan sensibles como la modificación ley de DNU o la baja de las retenciones. Un desenlace que trajo alivio a los libertarios y fue celebrado por las fuerzas K. Todo muy extraño. Subido al paravalancha del parlamento, un atribulado grupete de legisladoras increpó en modo barrabrava a José Luis Espert. Fue solo el episodio final de una sesión que terminó en escándalo. El diputado libertario, quién venía de traspasar un límite en su feroz escalada de groserías metiéndose con la mismísima hija de CFK, resistió con sonrisa irónica la embestida, respaldado por la siempre funcional diputada Juliana Santillán. El escrache escatológico que la furia kirchnerista le plantó en la entrada de su casa trajo cola. La pretendida “célula terrorista” de baja intensidad que llenó de excremento el frente del domicilio de Espert se referencia en La Cámpora. Una banda organizada, munida de guantes y pasamontañas, movilizada en vehículos municipales, abastecida de suficiente bosta como para amedrentar con inmundicia, no parece ser algo improvisado. Exhibió intención y logística. El atentado estiercolero terminó en los tribunales con un lote de féminas detenidas bajo el pronóstico reservado en la Justicia que avanza en orden a bajarles todo el peso de la Ley. A las “muñecas bravas” que pala en mano le llenaron de excremento la vereda al bueno de Espert se suman funcionarios que también orbitan en el planeta en que gira Mayra Mendoza. La intendente de Quilmes, que hoy suena como posible cabeza de lista en la populosa Tercera Sección Electoral para ocupar el espacio que dejó vacante CFK. La carga de creciente agresividad que baja desde lo más alto del poder comienza a impregnar todas las capas, estamentos y espacios de la política. Una materia en la que el oficialismo hace escuela. El episodio, en sí mismo asqueroso, da cuenta de la escalada que la violencia simbólica que afecta a la clase política empieza a traducirse en hechos. De lo virtual a lo analógico. Ya no se trata de malos modos, o malas palabras, tampoco de cuestiones de forma. En el fondo de este asunto subyace, por ambos lados, un impulso de cancelación del otro, un ataque directo a las personas físicas con las que se disiente, un desprecio profundo por los debates en cualquiera de sus formas. Son marcas de este tiempo en el que las ideas y emociones se procesan en la poderosa centrifugadora de los algoritmos. La trifulca barriobajera que protagonizaron legisladoras de distintos espacios políticos el pasado miércoles da cuenta de un estado de cosas que llegó para quedarse. Insultos, discursos estigamatizantes y humillaciones son el insumo de la dirigencia para despacharse en las diferencias y neutralizar al oponente. No les importa nada. Lejos de registrar la autodegradación que produce la utilización de un lenguaje soez, pornográfico y procaz, se avanza sin pudor en el uso de nuevos métodos. Quienes hasta aquí se promocionaban en el escalafón de la orga con declaraciones confrontativas y de alto voltaje, ahora escalan con patoteadas, vejaciones y golpes de efecto. Hay que reconocer que les rinde. Alexia Abaigar, atacante de la casa de Espert Alexia Abaigar, quien lleva una semana detenida por su supuesta participación en el traslado y desparramo de bosta en la casa del legislador, devino una suerte de heroína de la resistencia camporista. Especialista en comunicación, funcionaria del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidades y ocasional profesora de yoga", ahora padece el declarado empeño porque se haga Justicia que encarna la mismísima ministra de Seguridad de la Nación. Ella solo encabeza la lista de los responsables del inmundo suceso que de un lado se caracteriza como una inocente y colorida forma de protesta, y del otro como un atentado intimidatorio generado para alterar la paz social. El controvertido asunto de los “parásitos mentales” que nutre los argumentos de la “batalla cultural” se resignifica en una dirigencia que, polarizada en extremo, aparece a su modo infectada por el corrosivo virus de la violencia retórica y el manual de uso del odio para reinventarse. Milei también tuvo su recompensa y galardón después de una semana de furia discursiva. El prestigioso diario The New York Times le dedicó un jugoso artículo. “Los expertos afirman que la retórica de Milei, a menudo salpicada de insultos misóginos, insinuaciones de contenido sexual y desinformación, está erosionando la libertad de prensa y aumentando el riesgo de violencia que desborde al mundo real”. La nota coincide con una semana en la que el jefe de Estado ha concentrado su ofensiva en periodistas y comunicadores haciendo eje en la consigna del momento “No odiamos lo suficiente a los periodistas”. NOLSALP. La violencia simbólica, no es un fenómeno aislado. El concepto desarrollado por Pierre Bourdieu alude a una forma de dominación social que se ejerce a través del lenguaje, los gestos, los símbolos y los discursos sin necesidad de recurrir a la violencia física o explícita. Se trata de una marca de este tiempo que tiende a convertir la política en una guerra cultural, reemplazando al deliberación por la agresión, utilizando el poder institucional para atacar a minorías, opositores y periodistas y que encuentra en las redes sociales su sustento en cuanto funcionan como amplificadores del odio y la desinformación. Lo que marca la diferencia es el grado de institucionalización y naturalización del discurso agresivo. La violencia simbólica aparece dominando la escena política de estos días. Por detrás de la impronta desbordante y descontrolada de los discursos, se trata de una estrategia deliberada de construcción de poder pensada para conquistar, movilizar o retener las bases electorales. La condena a CFK y la proximidad del cierre de las listas está recalentado los ánimos. El crujiente popcorn que amenizó el prime time con discursos extremos,refriegas entre legisladoras y allanamientos distrajo de otros asuntos mucho más urgentes. Mientras en la Cámara Baja se cuecen estas habas, en el Senado se avanza en sacar el despacho de comisión para tratar el aumento de las jubilaciones, promover la moratoria previsional y declarar la emergencia en discapacidad, proyectos que el oficialismo resiste y que ya disponen de media sanción en la Diputados. El Ejecutivo ya ha hecho saber que en caso de aprobarse algunas de estas leyes que entienden ponen en riesgo el equilibrio fiscal se procederá a vetarlas. La cuestión es ahora si Milei dispondrá esta vez del acompañamiento de los “87 héroes” que en su momento pusieron el cuerpo para sostener el veto objetado. Las refriegas en torno a la composición de las listas y el sostenido ninguneo frente al reclamo de los gobernadores pone en riesgo el frágil acompañamiento de los aliados. Con los votos garantizados para alcanzar los dos tercios tanto en el Senado como en Diputados, bloqueando incluso la posibilidad de un veto presidencial, quedaron presentados en el Senado dos proyectos de Ley para otorgar más fondos a las provincias. Se trata de las propuestas para regular el adelanto de los ATN y hacer coparticipable el impuesto a los combustibles líquidos. Estos menesteres parlamentarios preocupan y dejan expuestas las diferencias en torno a las estrategias del armado electoral que perturban la mesa chica del poder mileísta. El juego de tensiones cruzadas entre oficialismo y oposición saca a la intemperie la fragilidad de las alianzas legislativas que acompañaron hasta aquí. Los héroes de la vetocracia están reconsiderando posiciones. Muchos de los que venían sobrellevando con sufriente hidalguía las ofensas de la diatriba anti casta han empezado a pasar factura por los ninguneos y desplantes en el armado electoral. Mientras Santiago Caputo, comandante en jefe de “Las fuerzas del cielo”, aboga por acuerdos que predispongan bien a los gobernadores, los armadores territoriales que trabajan bajo los santos óleos de Karina Milei y sus lugartenientes menemistas operan con la voracidad propia de los que se quieren quedar con todo. Un asunto en el que Milei no parece dispuesto a intervenir. La resistencia a la impronta avasallante del mileísmo enciende luces rojas en el Congreso, donde el comportamiento de los legisladores que solían acompañar se torna imprevisible. En la Provincia son los intendentes los que lideran la rebelión de la granja. Los armadores de LLA, liderados por la hermana presidencial y sus bodyguard riojanos, fatigan los distritos abduciendo al PRO bajo el emblema estrictamente violeta, los jefes comunales resisten ser subsumidos en el mileísmo. La estrategía conceptual de Santiago Caputo difiere con la expansión territorial que pretenden los Menem aupados por la papisa libertaria. El asesor estrella aboga por ir a la búsqueda de acuerdos y compensar con buen trato político las restricciones económicas a las que se somete a los mandamases provinciales. No está ocurriendo. Con Mauricio Macri haciendo la plancha, los buenos oficios de Cristian Ritondo no alcanzan para contener los resquemores de los alcaldes que temen ceder el poder que les es propio contra promesas en las que no creen. No hay razones para suponer que en los días por venir se calmarán los ánimos. En solo dos semanas se cierran las listas para competir en la Provincia de Buenos Aires. El peronismo no logra traspasar el berenjenal en el que está atrapado. La consigna “Cristina Libre” entorpece las definiciones que hoy, más que nunca, demandan nitidez. Los errores no forzados de la oposición kirchnerista, que parecen estar haciendo campaña para el oficialismo, lejos de templar el ánimo presidencial, parecen exacerbarlo.
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