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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 05/07/2025 07:26
Anomalía de temperaturas que hoy vive la Tierra por el cambio climático (NASA) El planeta Tierra está atravesando una variabilidad climática muy acentuada. Y los cambios se ven en todo el mundo. Prueba de ello son las olas de calor en Europa, que han batido récords históricos de temperatura en algunos países o la ola polar en Argentina que dejó el quinto otoño más frío de los últimos 62 años, según datos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), con un invierno muy crudo hasta ahora con muchas localidades del país con abundante nieve. Ahora bien, ¿los aumentos de la frecuencia, duración e intensidad de estos eventos extremos de calor o de frío son a causa del cambio climático? Las escenas que se repiten en Europa desde principios de junio con una primera ola de calor y ahora en el comienzo de julio con la segunda. Son imágenes con crudeza que exponen una realidad climática que ya no admite matices. Calles desiertas en pleno mediodía, monumentos cerrados, clases suspendidas, turistas desorientados, hospitales saturados, trenes paralizados y sistemas eléctricos tensionados. El cambio climático intensifica fenómenos extremos como las olas de calor en Europa y las olas de frío en Argentina, afectando a ambos hemisferios. (Freepik) Junio fue declarado el mes más caluroso en la historia reciente de varios países europeos, y el fenómeno continúa su expansión hacia el norte, generando alarma sanitaria, disrupciones logísticas y una creciente presión sobre los gobiernos. Mientras tanto, en este lado de mundo, el frío se hizo sentir con mínimas por debajo de los 0 grados en gran parte de Argentina, e incluso con nevadas en lugares donde hacía mucho tiempo no se veía. “Respecto a lo que está pasando en Europa con la ola de calor extrema y acá con la ola de frío y podemos decir que en Argentina los inviernos o los meses fríos todavía está registrando cierta variabilidad y no tenemos una tendencia significativa a que está aumentando la temperatura en invierno. Estos episodios de olas de frío o de meses más fríos, responde a una variabilidad climática. Lo contrario que pasa a nivel global”, explicó a Infobae el climatólogo del SMN José Luis Stella. El frío polar que se registró en CABA (SMN) “Argentina sí se suma a esta tendencia global de cambio climático por aumento de temperaturas en los meses cálidos, o sea, los meses de primavera y verano. Así, registramos una tendencia muy significativa al aumento de temperatura y ello se relaciona también con las olas de calor que estamos observando, cada vez más frecuentes y más intensas en nuestro verano. Hoy Europa es uno de los continentes que más está sufriendo el calentamiento global”, agregó Stella. Para el experto en clima, lo que vemos en los meses más cálidos, por lo menos acá en Argentina sigue la línea global del aumento de temperatura, con años cada vez años más cálidos, que es donde se registraron las anomalías más significativas con prolongadas olas de calor. Así quedó la Cascada de Opazo en Chubut Lo que dice Stella se relaciona a que observando el promedio de temperatura anual en la Argentina, los años más cálidos son el 2017, 2020, 2012, 2015, 2021, 2014, 2013. Esto evidencia que los 7 años más cálidos ocurrieron en los últimos 10 años. “Si uno analiza los últimos años, en los meses fríos, por ejemplo, uno ve una variabilidad más natural si se quiere. Pero la tendencia de asociar de que estamos atravesando un calentamiento global se muestra en forma más significativa en los meses cálidos. Lamentablemente debemos esperar años más cálidos a futuro. Lo que dicen las proyecciones es que vamos a seguir en esta tendencia de aumento de temperaturas. No se puede negar el aumento de temperatura que está sufriendo el planeta en las últimas décadas. Eso es innegable, por lo menos en el último siglo”, resumió Stella. Los otoños más fríos que vivió Argentina (SMN) En tanto, la doctora Matilde Rusticucci, del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos, de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y experta del Conicet, precisó a Infobae que el cambio climático exacerba los extremos. “Cuando decimos eso, estamos hablando principalmente de mayor frecuencia de olas de calor. Europa se ve claramente año a año como va aumentando la frecuencia y la intensidad de las olas de calor. Cada vez más estas olas de calor llegan más al norte, o sea, más hacia climas fríos”, indicó Rusticucci. En una postal inusual, las playas de Mar del Plata amanecieron nevadas. En Esquel, se registraron 18.2°C bajo cero Fotografía: Christian Heit Y agregó: “Respecto a estas olas de frío que estamos viviendo ahora en Argentina y como también tuvimos el año pasado, forman parte de un sistema que cada vez tiene más extremos, pero más que nada tiene que ver con las condiciones de este año y del año pasado en nuestra región, que es que no tuvimos un fenómeno de El Niño activo que hace que los inviernos no sean tan fríos”. La experta en clima indicó que el fenómeno de El Niño es un calentamiento de las temperaturas, un aumento de temperaturas de las aguas del Pacífico ecuatorial. “Ese calentamiento que se produce cuando hay un fenómeno del niño cambia la circulación del aire de forma tal que altera la circulación normal que tenemos en nuestra región de América del Sur que está más afectada que la de América del Norte. Así, en general, los inviernos son más cálidos. Son condiciones dentro de la variabilidad climática del de nuestra región”, resumió Rusticucci. Olas de calor extremas en Europa Las olas de calor extremas que golpean Europa este verano son cada vez más frecuentes, prolongadas e intensas, y están relacionadas con el cambio climático. (OMM) La situación de extremo calor en Europa afecta con mayor intensidad al sur del continente y al entorno mediterráneo. Francia, España, Italia y Portugal concentran gran parte del impacto, pero también se registraron episodios extremos en Alemania, Países Bajos y Reino Unido. Las autoridades emitieron alertas de nivel máximo, suspendieron actividades públicas y difundieron recomendaciones para mitigar los riesgos. A pesar de los esfuerzos, ya se confirmaron varias muertes vinculadas al calor. Una niña de 10 años falleció en Versalles, un trabajador de la construcción murió en Bolonia, una mujer con afección cardíaca colapsó en Palermo y se investigan otros casos en Barcelona. Los ingresos hospitalarios crecieron hasta un 20% en algunos centros de urgencias y los cuadros de deshidratación, agotamiento térmico y golpe de calor se multiplicaron. Las cifras refuerzan la magnitud del fenómeno. En Francia, 84 departamentos están en alerta naranja y 16 en alerta roja. París debió cerrar el último piso de la Torre Eiffel y activar el nivel 4 de precaución ante calor extremo, mientras que más de 1.800 escuelas suspendieron las clases. En Marsella se liberó el ingreso a piscinas públicas, y en Orléans se habilitó el acceso gratuito a museos. En Ámsterdam se desplegaron equipos para asistir a personas mayores, y en ciudades como Rotterdam se aplicaron horarios escolares “tropicales”. Junio de 2025 fue declarado el mes más caluroso de la historia reciente en varios países europeos, con récords de temperatura y muertes asociadas. (AFP) En Italia, el gobierno dictó restricciones laborales por las muertes ocurridas y los pronósticos indican que varias ciudades del norte podrían superar los 40 grados. Los casos de golpe de calor se incrementaron un 10% en los servicios de urgencias de los hospitales italianos, “sobre todo en ciudades que no sólo tienen temperaturas muy altas, sino también una tasa de humedad más elevada”, indicó Mario Guarino, vicepresidente de la Sociedad Italiana de Medicina de Urgencias. En Portugal, Mora registró 46,6 grados, la máxima histórica para junio, y 37% de las estaciones meteorológicas del país informaron valores superiores a los 40 grados. La frecuencia de olas de calor en Europa está aumentando cada año, con temperaturas extremas que afectan la salud pública y los sistemas de infraestructura. . (Photo by GABRIEL BOUYS / AFP) A esta situación se suma el calentamiento del mar Mediterráneo. Las aguas presentan una temperatura superior a la habitual, con registros de hasta 26,01 grados en la cuenca occidental, lo que refuerza los extremos térmicos del aire. Según el monitoreo de la NOAA, el fenómeno ya alcanza el nivel 2 a 3 sobre 5 en la escala de olas de calor marinas. Esto impide la disipación nocturna del calor, refuerza la humedad del ambiente y contribuye al agotamiento térmico prolongado en las regiones costeras. También incrementa el riesgo de incendios forestales, ya que la vegetación seca se convierte en combustible altamente inflamable. Los fuegos declarados en zonas boscosas del centro y norte de Portugal activaron la alerta roja por riesgo ambiental. El cambio climático empuja las temperaturas al límite Los expertos alertan que el cambio climático está haciendo que las olas de calor sean más frecuentes e intensas, como lo demuestra la situación actual en Europa. Las autoridades meteorológicas coinciden en que el fenómeno no es aislado. “Europa ha experimentado temperaturas muy altas desde el comienzo de junio, más típicas de los meses de julio y agosto, que solían ocurrir en contadas ocasiones a lo largo del verano”, afirmó Samantha Burgess, del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas. Su diagnóstico coincide con las cifras de 2024, el año más caluroso registrado hasta la fecha. La científica no duda en señalar el origen del fenómeno: “El cambio climático está haciendo que las olas de calor sean más frecuentes e intensas”. La explicación radica en un sistema de altas presiones que bloquea el paso de masas de aire frío y mantiene atrapado sobre el continente el aire caliente proveniente del norte de África. El anticiclón, tal como lo describen los expertos, funciona como una cúpula térmica que intensifica la acumulación de calor y genera condiciones abrasadoras durante días. Según la climatóloga Christine Berne, de Météo-France, este tipo de eventos ya no es excepcional. “Las olas de calor ya no son una excepción. Ahora son más frecuentes, más largas y se extienden por áreas geográficas más grandes”, advirtió. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmó que Europa se está calentando al doble de velocidad que el promedio global. “Como resultado del cambio climático provocado por el hombre, el calor extremo se está volviendo más frecuente, más intenso. Es algo con lo que tenemos que aprender a vivir”, indicó Clare Nullis, vocera de la agencia climática de la ONU. Y añadió: “¿Qué podemos esperar para el futuro? Más de lo mismo, incluso peor”. Las temperaturas superficiales del mar inusualmente cálidas se mantuvieron durante meses en las aguas que rodean el Reino Unido e Irlanda en la primavera de 2025. - NASA EARTH OBSERVATORY Esta advertencia se basa en datos consolidados. El Quinto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) determinó que las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la actividad humana representan la causa principal del calentamiento del planeta. En los escenarios más críticos, sin medidas de mitigación efectivas, se proyecta un aumento promedio de entre 2,6 y 4,8 grados para finales de siglo. En ese contexto, Europa aparece como una de las regiones más vulnerables. La propia Nullis remarcó la invisibilidad estadística de los efectos más trágicos. “El calor extremo es el asesino silencioso”, declaró. Y añadió: “Es importante subrayar que todas y cada una de las muertes por calor son innecesarias: tenemos los conocimientos, tenemos las herramientas, podemos salvar vidas”. La vocera explicó que muchas veces las muertes no figuran en los registros oficiales como causadas por el calor, aunque estén directamente vinculadas a él. Problemas respiratorios o cardíacos preexistentes se agravan en condiciones extremas, y eso no siempre se refleja en las estadísticas sanitarias. Confirmación de un patrón climatológico Las autoridades han tenido que emitir alertas de nivel máximo en varios países de Europa, mientras los hospitales reportan un aumento en los casos de golpe de calor. . (Photo by CRISTINA QUICLER / AFP) La repetición del fenómeno en años consecutivos confirma un patrón de anticipación del calor extremo. En junio de 2024 se registraron dos olas significativas y el verano actual replicó ese comportamiento. El cambio de calendario térmico impacta en la planificación de las ciudades, las infraestructuras, los sistemas sanitarios y la vida cotidiana. En Francia, por ejemplo, esta fue la primera vez que se declaró alerta roja tan temprano en la temporada. “El anticiclón ha actuado como una tapa ficticia bajo la cual se acumula el calor día tras día”, explicó Berne. Y recordó que en 2003, una ola de calor causó 14.800 muertes en agosto, una cifra que sigue siendo referencia para entender los riesgos. Pero las condiciones de vulnerabilidad no se distribuyen de manera equitativa. Tan solo el 25% de los hogares en Francia cuenta con aire acondicionado, lo que expone a millones de personas, especialmente ancianos y niños, a situaciones de riesgo. La ministra de Medio Ambiente, Agnès Pannier-Runacher, señaló que el uso masivo de aire acondicionado no es una solución sostenible, ya que incrementa la temperatura exterior. Sin embargo, en el Parlamento, la líder opositora Marine Le Pen lo consideró un recurso indispensable. “El aire acondicionado salva vidas”, declaró, aludiendo a su ausencia en muchas escuelas y servicios públicos. La temperatura del mar Mediterráneo, con registros de hasta 26,01 grados, intensifica el calor y contribuye a la humedad y los incendios forestales. (Europa Press) Las discusiones políticas reflejan la urgencia de una adaptación estructural. El Ministerio de Sanidad de Brandeburgo, en Alemania, instó a las empresas a garantizar condiciones térmicas seguras en los lugares de trabajo. En ese país, cuando las temperaturas superan los 30 grados, las escuelas aplican las “hitzefrei”, jornadas reducidas por calor. Pero los expertos advierten que no basta con medidas puntuales. Según Clemens Becker, autor de un estudio encargado por la asociación alemana de geriatría, “la mayoría de las regiones del país no están adecuadamente preparadas para una ola de calor. Si lo estuvieran, podrían evitar decenas de miles de muertes en el futuro”. Las proyecciones a corto plazo tampoco traen alivio. La OMM estimó que el fenómeno continuará al menos hasta el fin de semana. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, viajó a Sevilla en medio de la ola de calor y advirtió desde allí: “El calor extremo ya no es un evento raro, se ha convertido en la nueva normalidad”. Desde esa ciudad española, donde se esperaban 42 grados, insistió: “El planeta se está calentando y es cada vez más peligroso; ningún país es inmune”. Numerosas personas en la playa de La Concha, en San Sebastián, el domingo, 29 de junio de 2025, durante la primera ola de calor del verano. (EFE/Javi Colmenero) España también marcó cifras récord. El mes de junio alcanzó una temperatura media de 23,6 grados, por encima de los registros históricos. En algunos puntos, como Córdoba o Sevilla, el termómetro rozó los 46 grados. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) confirmó que se trató del junio más caluroso desde que existen datos. Además, las autoridades informaron que el mar Mediterráneo batió su propio récord térmico, lo que intensifica el calor en las zonas costeras. Mientras tanto, Países Bajos vive su comienzo de julio más caluroso en los registros. Varias regiones del norte están en segunda alerta máxima. En Ámsterdam, se aplicaron medidas especiales para proteger a las personas sin hogar y se reorganizaron horarios escolares. La Organización Meteorológica Mundial afirma que Europa se está calentando al doble de la velocidad global, incrementando el riesgo de eventos extremos. (Peter Kneffel/dpa via AP) En Reino Unido, Wimbledon experimentó su jornada inaugural más calurosa, con 32 grados en el All England Club. Alemania, por su parte, mantuvo a gran parte del país bajo alerta de calor extremo, con temperaturas de hasta 38 grados y fuertes tormentas al cierre de cada jornada. Las olas de calor dejaron de ser un fenómeno estacional para convertirse en una constante que redefine el modo en que se habita el continente. Ya no se trata de adaptarse a un clima más cálido, sino de rediseñar estructuras, sistemas y costumbres bajo un nuevo régimen climático. Las ciudades, las instituciones sanitarias, los sistemas energéticos y el trabajo cotidiano enfrentan desafíos inéditos. Los científicos insisten en que el conocimiento está disponible y que muchas muertes son evitables. La pregunta abierta es si las respuestas políticas y sociales estarán a la altura de esta nueva normalidad térmica que ya comenzó.
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