Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • ¿Cuántas vidas caben en 6 noches?

    » Diario Cordoba

    Fecha: 05/07/2025 07:14

    La semana pasada no apareció mi firma en estas páginas porque estaba en Turquía en un intercambio cultural con España como país invitado. Tuve la suerte de ser una de las tres personas afortunadas en disfrutar de este encuentro poético que pronto comenzó a revelarse como mucho más que eso. Diez poetas en una sala enorme de hotel para hablar sobre distintas concepciones de la poesía, mesas redondas con participación del público sobre temas de actualidad, un recital-concierto con música turca en medio de un parque, un paseo nocturno por la orilla del mar negro mojándonos los pies e identificando constelaciones... ¿Podría imaginar algo más mágico para celebrar el inicio de una nueva etapa? Lo dudo. Kate Millet decía: «Escribo para recordar». Por eso lo primero que he hecho al llegar a casa después de dormir 12 horas seguidas ha sido sentarme frente al ordenador. Escribir esto. Quisiera retener cada pequeño detalle de esta última semana. Y es que en realidad yo iba para apenas pasar tres noches fuera y volver a casa y... unos minutos antes de coger el segundo avión rumbo a mi destino final ya había decidido prolongar mi estancia otras tres noches. ¿Por qué? Simplemente sentí que debía hacerlo. Me había topado con una persona especial, tremendamente sabia y espiritual, y pronto intuí que una parte muy importante del viaje era estar a su lado y escuchar con el alma. Francamente, he vivido más vidas en la última semana que en los pasados cinco años. Y eso no es decir poco. Y es que vuelvo con tanta paz por dentro y tan segura de haber cristalizado en una Ana nueva que sabe lo que quiere... Tuve la suerte de participar en la mesa redonda «Escribir en los tiempos de Gaza» y terminé llorando frente a desconocidos, sobrecogida. Lo más valioso que traigo conmigo es un broche hecho a mano por mujeres musulmanas turcas que me regalaron tras mi intervención. Los venden para recaudar fondos con los que enviar ayuda a la resistencia palestina. Insistí en contribuir con la causa y les di un puñado de liras. Seguí sobrecogida horas después. Poco después me encontré con mi homólogo turco: otro ciervo que me hizo mil preguntas sobre el poema de «La cierva implacable». Por su parte, me habló del relato del niño perdido que se adentra en el bosque para intentar encontrar su identidad. Al asomarse al agua, se descubre como un ciervo blanco. Guau, había dado con mi homólogo turco. Y eso que la aventura sólo acababa de empezar. Pronto empecé a cantar «Gracias a la vida, que me ha dado tanto...». Y es vuelvo exhausta y limpia. Desprendida de toda herida. Dispuesta a mirar con ojos nuevos. *Escritora

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por