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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 04/07/2025 17:03
Sol Pérez y el amor más puro Sol Pérez transita una revolución de emociones tras el nacimiento de su primer hijo, Marco. Nada parece igual para la conductora, abogada y flamante madre. El pequeño llegó y torció el eje de su vida diaria, instalando un nuevo orden: el de las sensaciones profundas, la ternura y los asombros cotidianos. Las redes sociales, tantas veces escenario de exposición, se volvieron ahora su diario íntimo. En las últimas horas, Sol compartió una imagen: Marco, de apenas tres meses, sonríe y abre los ojos al mundo desde una superficie acolchada gris. Lleva un enterito color crema, decorado con cabezas de tigre anaranjadas y marrones, pequeño uniforme para la gran aventura de los primeros días. “Hola, hoy cumplo 3 meses y tengo a mi mamá muerta de amor”, dice el texto junto a la foto, acompañado del usuario “@marcomp2020ok”. ¿Cómo se mide la intensidad de un amor que descubre su propio límite y lo trasciende en el rostro de un hijo? Durante varias semanas, su legión de seguidores aplaudió cada una de sus publicaciones en redes sociales, celebrando hasta el más mínimo avance. Cada foto, cada palabra, era bienvenida como prueba de una historia de superación y autocuidado. Pero algo cambió el día en que compartió que poco a poco había retomado el entrenamiento, no para encajar, sino para reencontrarse y reivindicar un poco de tiempo para sí misma. ¿Debería una madre, tan poco después de dar a luz, volver a mirar su propio cuerpo con ambición y deseo de sentirse bien? Las críticas, agazapadas, salieron a flote. Sol Pérez y la emotiva imagen de Marco, al cumplir los tres meses (Instagram) Frente al espejo, se animó a mostrar su cuerpo a poco de ser mamá. “Con una cesárea. El esfuerzo siempre trae sus recompensas”, escribió, acompañando la imagen con la naturalidad de quien no se esconde y la honestidad de quien acaba de atravesar una de las experiencias más transformadoras. Fue su manera de decir: aquí estoy, este es mi proceso. Pero la avalancha de opiniones no cedió. Poco después, subió una historia, el fondo negro y las letras blancas: la respuesta que tanto le demandaban, pero con la claridad que solo da el cansancio y la convicción. “No busco ser ejemplo de nada, simplemente comparto mi proceso”, manifestó. ¿Alguien está preparado para ese tipo de sinceridad en Internet, o siempre habrá piedras listas para caer? Tras ello, regresó a los programas que la convocan: está de vuelta en el estudio de Cortá por Lozano, y fue parte fundamental de las últimas instancias de Gran Hermano. La rueda no se detiene. Pero en medio de la velocidad, llegó la pausa necesaria. Sol Pérez con su hijo Desde la intimidad de su hogar, la conductora capturó uno de esos momentos en que la maternidad talla recuerdos imborrables. Tomó el celular y grabó: la rutina compartida de una mañana, entre juegos y estímulos con Marco. En el video, su voz interpreta la canción infantil “Saco una manito”, y en el texto que lo acompaña resalta: “Las caras de concentración del gordo”, coronando la escena con el emoji de unos ojos en forma de corazón. ¿Hay acaso compenetración más intensa que la de una madre observando cada microgesto de su hijo? El video avanza. En otro fragmento, Sol repite la palabra “ajó”, animando esas primeras respuestas sonoras. Al pie del posteo, dice: “Nuestras mañanas didácticas. Sos de otro mundo, mi amor”. De fondo queda flotando una pregunta universal: ¿cuándo empieza el diálogo entre madre e hijo, cuándo es realmente la primera vez que se entienden? Luego sucede el hito inesperado, ese instante que reconfigura el recuerdo. Sol baja la voz y pronuncia: “Hola, mi amor”. Marco, impactante en su naturalidad, responde con un sonido que se asemeja a un “hola”, desatando la sorpresa de su madre. Más tarde, en la misma publicación, Sol Pérez confiesa: “Yo no sé si dijo ‘hola’, pero elijo creer”. La cámara del teléfono se apaga, pero el significado persiste. El video, diminuto testimonio, condensa hitos diminutos y capitales: un gesto, una palabra, una duda, una esperanza. Para Sol, esos minutos compartidos con Marco invisten la mayor trascendencia. Son la génesis de los recuerdos que, mañana, serán anclas contra el olvido, huellas de una etapa donde la maternidad ocupa el lugar más rotundo en su vida.
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