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  • Crisis en la industria: menor demanda y más importaciones amenazan con la pérdida de 60.000 empleos en 2023

    Parana » Informe Digital

    Fecha: 03/07/2025 15:44

    La actividad manufacturera se encuentra en una etapa crítica, caracterizada por la disminución de la demanda interna, el aumento de las importaciones y los ajustes de costos que afectan el empleo. Varios sectores industriales alertan, cada vez más frecuentemente, sobre un incremento en los despidos, suspensiones y cierres de turnos en un contexto de consumo debilitado y márgenes cada vez más ajustados. Desde la UIA destacan que la producción se halla unos 10 puntos por debajo del nivel del primer semestre de 2023, un período que ya mostraba signos de fragilidad. Tras perder más de 35.000 empleos formales desde agosto de 2023, se estima que esa cifra podría alcanzar los 60.000 hacia finales de 2025. Los representantes del sector describen un panorama de ventas deprimidas, costos crecientes y una mayor competencia de productos importados, que están ganando terreno en las góndolas y limitan la capacidad de recuperación de la producción local. En tiempos recientes, se ha consolidado una dinámica de ajuste en las plantillas. Las fábricas han avanzado en la cancelación de horas extras, cierre de turnos y reducción de personal efectivo. En sectores como el textil y la indumentaria, la caída de la actividad afectó de manera directa el nivel de empleo registrado. Según datos de la Fundación Pro Tejer, entre diciembre de 2023 y marzo de este año se perdieron más de 10.600 empleos formales en ese segmento. Aunque aún no hay cifras oficiales de la cartera laboral, dentro del sector se estima que la pérdida de puestos de trabajo continuó en abril y mayo. En marzo, la pérdida total de empleo industrial formal fue de 4.000, lo que representó un notable incremento respecto al dato de febrero, que había sido de 1.500 desvinculaciones. Si bien el número de abril aún no ha sido publicado -por el rezago habitual-, en la UIA estiman que la tendencia continuó, basándose en los datos de la encuesta divulgada a mediados de junio y en los comentarios de los diversos sectores manufactureros. Sin embargo, la actividad industrial en abril creció un 2,2% en comparación con marzo, según el Indec, lo que podría anticipar un número menos negativo en cuanto a la pérdida de empleo, indicó el economista especializado en empleo, Matías Maito, de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam). Entre los sectores más impactados se encuentran el textil, la indumentaria y el calzado. De hecho, una encuesta reciente de Pro Tejer reveló que el 72% de las empresas implementó medidas que afectaron el nivel de ocupación durante el primer trimestre del año. El 50% canceló horas extras, el 34% cerró turnos y el 32% realizó despidos. A comienzos de 2024, solo el 20% de las compañías había iniciado ajustes de personal, pero hacia marzo de 2025, seis de cada diez empresas habían reducido su dotación de trabajadores. Luciano Galfione, presidente de la entidad, explicó en recientes declaraciones que la confección es el eslabón más vulnerable de la cadena. Señaló que se trata de un segmento caracterizado por una alta informalidad laboral, menor escala y productividad relativa más baja, lo que lo hace más sensible ante la caída del consumo y el aumento de costos. También advirtió que el deterioro se manifiesta de forma generalizada y afecta a todos los eslabones de la cadena de valor, desde la producción de fibras hasta la comercialización, impactando especialmente en pequeñas y medianas empresas. Desde la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (Adimra) subrayaron que, según los relevamientos mensuales realizados por el Centro de Estudios Económicos, la pérdida de empleo en el sector asciende “aproximadamente a 15.000 trabajadores en el último año y medio”. “De aquí en adelante, dependeremos de las medidas que se tomen. Cuando se implementa política industrial, de alguna manera se protegen esos puestos de trabajo. Sin embargo, cuando esto no sucede, se quedan desprovistos y ocurren situaciones como la actual. Lo que afirmamos es que el futuro es incierto, ya que dependerá de las decisiones que se tomen o no se tomen, y creo que ahí radica la clave”, enfatizó el titular de Adimra, Elio del Re. Impacto de las importaciones En el ámbito general, los referentes fabriles expresaron su preocupación por la presión fiscal y los costos laborales. Aseguran que el costo argentino limita la competitividad frente a la oferta importada, mientras que las ventas locales siguen disminuyendo. Empresarios advirtieron que las importaciones de bienes de consumo y bienes de capital han crecido en los últimos meses, desplazando producción nacional en diversas categorías de demanda. Los dirigentes de la UIA señalaron que el empleo en la fabricación tiende a ser más inelástico ante la demanda, sosteniéndose durante más tiempo cuando la actividad disminuye. Sin embargo, la continuidad de la recesión ya se refleja en despidos y suspensiones. En recientes declaraciones radiales, el presidente de la UIA, Martín Rappallini, sostuvo que si se mantenía la dinámica actual, la industria podría perder entre 60.000 y 70.000 puestos de trabajo a lo largo del año. Resaltó que desde 2023 ya se habían perdido 39.000 empleos industriales formales y enfatizó que el sector seguía esta evolución con gran preocupación. Rappallini describió un escenario de fuertes contrastes entre rubros. Comentó que la industria automotriz mostró signos de recuperación, mientras que otros sectores relacionados con la construcción, el calzado, la metalmecánica y el textil continuaron experimentando retrocesos significativos. Al ser consultado sobre la situación general, explicó que la economía estaba atravesando un proceso de normalización, tras años de expansión sostenida por el gasto público y la emisión monetaria. Afirmó que la transición implica una readaptación a niveles de consumo reales, lo que genera un ajuste complejo para las empresas. A su vez, otro alto directivo de la central fabril explicó que todas las empresas están “trabajando en la productividad”, renegociando contratos y reorganizando estructuras para adaptarse a la nueva realidad.

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