Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Las víctimas del sacerdote Justo José Ilarraz: “La prescripción no exime su culpabilidad”

    Parana » AnalisisDigital

    Fecha: 03/07/2025 07:03

    De ANÁLISIS El 21 de mayo de 2018, el sacerdote Justo José Ilarraz fue condenado a 25 años de prisión por cinco casos de corrupción de menores agravada y dos de abuso deshonesto, hechos ocurridos durante su paso como prefecto de Disciplina en el Seminario Arquidiocesano “Nuestra Señora del Cenáculo” de Paraná, entre 1985 y 1993. Desde entonces cumplía arresto domiciliario en un departamento de Paraná. Pero, el martes 1º de julio, la Corte Suprema de Justicia de la Nación declaró la prescripción de los delitos y lo absolvió no por inocente sino por el paso del tiempo, lo que generó un fuerte impacto no solo entre las víctimas-sobrevivientes sino en el conjunto de la comunidad. Hernán Rausch, sobreviviente y víctima clave para la acusación contra Ilarraz, fue entrevistado en el programa “Cuestión de Fondo” (Canal 9, Litoral), junto a Maximiliano Hilarza, quien intervino vía internet desde Chile, donde reside. En una conmovedora entrevista televisiva, ambos víctimas-sobrevivientes reaccionaron al fallo de la Corte Suprema que declaró prescriptos los abusos sexuales cometidos por el sacerdote Justo José Ilarraz, quien había sido condenado en 2018 a 25 años de prisión. Ambos revivieron el largo proceso judicial, los silencios institucionales y el costo emocional de haberse enfrentado a una figura poderosa dentro de la Iglesia. Con crudeza, relataron las secuelas de los abusos sufridos en la infancia, la revictimización del sistema legal y la persistente impunidad. “La prescripción no exime su culpabilidad”, sentenció Rauch, y agregó: “El cura que abusó es abusador y es culpable. Y eso no se lo va a sacar nadie”. Desde Chile, Hilarza recordó: “A Ilarraz lo tuve hasta los 25 años en mi casa. Los tiempos de la víctima son distintos”. El fallo, percibido como un nuevo atropello, reabre la urgencia de modificar las leyes de prescripción de delitos sexuales contra niños y adolescentes: “El daño es permanente, nos daña la vida”, remarcó Rauch, quien fue el primero en romper el silencio. “La prescripción no exime su culpabilidad”, sentenció Hernán Rauch. - ¿Qué te pasó por la cabeza, por las venas y por el corazón cuando te enteraste del fallo de la Corte de esta semana? -Hernán Rauch: Y la verdad que fue un balde de agua fría. Estábamos esperanzados, porque después de haber recibido esa sugerencia del Procurador General (Eduardo) Casal de que no den lugar al planteo de la defensa, había crecido también la esperanza. Pero, también no dejaba de lado que estaba esta posibilidad, que había esta carta de la prescripción. Y pesó más la carta de la prescripción que el dolor de las víctimas y de los familiares, lamentablemente. -Usted se puso la causa al hombro; dio la cara todo el tiempo; fue quien acompañó en la contención a varios de sus compañeros. ¿Ellos qué le dijeron? -Hernán Rauch: Y en este momento tengo víctimas que lo recibieron de distintas maneras. Uno ya tuvo un proceso, pudo enfrentarse a algunas autoridades eclesiales y plantear la situación. Pero, hay otros muchachos que están en condiciones más graves y preocupantes, diría yo. Así que por eso también mi solidaridad con ellos y tratar de acompañarlos en este momento del cimbronazo. Porque la verdad que tanto como nosotros como el Poder Judicial y mucha gente está consternada, indignada por este fallo. La verdad que después de lo que también había dictaminado el Papa a fines del año pasado, hoy fallecido Francisco, había un toque más de esperanza de que esto fuera a favor de las víctimas. Que el cura abusador Ilarraz cumpla, aunque sea unos años, en la cárcel común, como se lo merece. -Pero está claro que eso ya no va a suceder… -Hernán Rauch: Es muy difícil que se revierta el fallo de la Corte, es el último fallo. Pero, yo creo que hay que dejar un mensaje claro también en todo este trabajo que se realizó, tanto en exponerse a las víctimas, que se abrió esta investigación de oficio, se trabajó también los fiscales y los abogados, se pusieron las causas al hombro, se hizo la Procuración también. La prescripción no exime su culpabilidad, el cura que abusó es abusador y es culpable. Y eso no se lo va a sacar nadie, porque hay un juicio penal donde hubo un Tribunal, donde después vino Casación, donde terminó también el (Superior) Tribunal de Justicia de Entre Ríos, donde confirma que Ilarraz abusó de niños en el Seminario, así que a eso no se lo podrá sacar. ¿Hay prescripción? ¿Libertad? Sí, lamentablemente, pero con culpables. -Ilarraz todavía está en su departamento de calles de Corrientes. Usted trabajas a 300 metros de ese departamento. ¿Pensó por estas horas que se lo puede cruzar en cualquier momento a partir de su habilitación? -Hernán Rauch: Sí. Él tiene su permiso para salir ya y creo que ya fue notificado y fue quitada su pulsera electrónica de su domicilio. Y sí, estará como cualquier ciudadano y evidentemente nos podemos encontrar. - ¿Y pensó en ese momento? -Hernán Rauch: No pienso en esa situación ni lo que puede llegar a pasar. Ahora lo pienso muy fríamente y si yo conté lo que pasó, conté mi verdad y la Justicia y todo un séquito nos dio la razón a nosotros en un juicio penal. Así que acá el que tiene la verdad soy yo y el culpable es él. ¿Qué puede llegar a decir? ¿Qué puede llegar a recriminar? - ¿Ilarraz o alguno de sus familiares como sus hermanos, intentaron alguna vez hablar con usted? -Hernán Rauch: No, no, nunca. Por el contrario, nos trataban de evitar. Obviamente, si vos acusas a un hermano, ellos se pondrían del lado de sus familiares. Pero, no tuve acercamiento, ni tampoco conocía mucho a su familia, no más de vista. No tuve trato con ellos, más que con la madre alguna vez. -En todo este tiempo de la investigación, a partir de la apertura de la causa en 2012, ¿habló en algún momento con el cardenal Estanislao Esteban Karlic, con monseñor Juan Alberto Puiggari, de esta situación, o nunca tuvo ese diálogo? -Hernán Rauch: Con Karlic sí lo tuve. Pero, antes de todo… por eso el proceso se abrió después de la denuncia de la Revista ANÁLISIS, en el 2012. Y esto ya lo vengo gestionando desde el 2010, con (monseñor Mario Luis Bautista) Maulión, ya fallecido. Pero, anteriormente, también tuve algunas audiencias en el Seminario mismo con monseñor Karlic, solicitándole respuestas a la situación, que por qué seguía (Ilarraz) siendo sacerdote, dentro del marco de la Iglesia, no todavía en lo penal como después se abrió. Y Karlic al final de cuentas, me acuerdo como si fuera hoy, porque me estaba preparando un café, él me lo estaba preparando, era el 2007-2008 y él me dice: “Costó, costó, pero me reconoció”. Ahí ya confesó Karlic que Ilarraz le había confesado que había abusado de niños. Entonces yo, la verdad que esa noticia me llamó… y cómo no hicieron nada, cómo no hacen nada al respecto, (porque) él sigue siendo cura. Y me disimuló así, no supo qué decirme, me reconoció nomás, y quedó ahí. Y después ya seguí por otra vía, porque evidentemente ellos no se iban a mover. -Se debe entender que usted tenías una buena relación con monseñor Karlic… -Hernán Rauch: Conocido del Seminario. Obviamente, cuando él me veía me saludaba, porque sabía bien lo que nosotros habíamos declarado en 1995. Conocía bien quiénes éramos. Por eso tuvieron siempre ese acercamiento y ese gesto de tenernos como amigos, ¿no? Para que no “se levante la perdiz”, vulgarmente dicho. Para que no se destape todo esto. -Pero, después de ese 2007-2008, ¿nunca más habló del caso con ellos? -Hernán Rauch: No, a partir de ahí ya no. Después ya se fue mayor de cargo, y ya vino otro arzobispo que era Maulión. Él fue un poco el que me abrió la puerta. Tengo que decirlo: Maulión me abrió la puerta. Tuvo una frase: “¿Cómo estás vos? ¿Cómo está tu corazón?” Y yo ahí es como que me dio un picaporte y le digo: yo tengo que hablar con usted. Y ahí le cuento todo. Y ahí empiezan las gestiones, ya se incorporan los otros sacerdotes. - ¿Y por qué considera que no pudo hablar con Puiggari? Porque Puiggari también había tenido un rol en 1995que no fue malo. O sea, él lo acompaña a denunciarlo inicialmente. ¿Por qué considera que él se distancia tanto? -Hernán Rauch: Yo después de que se fue con Maulión y llega él, yo ahí sí ya con un abogado, le pido audiencia. Porque cuando estaba Maulión, fui con un abogado particular y el abogado fue a Mar del Plata porque Juan Alberto estaba en Mar del Plata. Y volvió y ese abogado no se contactó más conmigo. Planteándole la situación. Yo quería que me expliquen como un ciudadano común y corriente, por qué Julio Ilarraz seguía siendo cura después de todas las atrocidades que habían hecho antes. Porque conocían bien las cosas que había hecho. Conocían todos los detalles. Luego viene Juan Alberto y también le presentamos esa situación. Y él nos escuchó, pero como que prescribió, decía, ¿no? Ya se atajaban desde ese lado. Que había prescripto. Y no nos querían o no podían o no tenían información para darnos. -Usted es de una familia muy cercana a la Iglesia, con familiares incluso religiosas. Tiene tías e incluso un hermano que es sacerdote. ¿Y ellos cómo tomaron todo este proceso suyo de liderar este reclamo con mucho compromiso, con mucha responsabilidad? Porque siempre fue muy responsable y muy respetuoso en los planteos. -Hernán Rauch: Por eso, yo creo que también, en estos contextos, creo que vale respetar también el silencio ya del límite de la familia. Eso queda en cada uno particularmente. Pero, ellos, tal vez, en su silencio, fueron acompañando también. Porque, evidentemente estaban dentro de ese rubro y no sé qué podría llegar a pasar por su corazón, por su mente, amén de haber sido familiar directo también. Pero, creo que vale el respeto para una situación así, de cómo se afrontan esas situaciones y cómo se las lleva. Cada uno se las llevará como pueda, como quiera y como le sea posible. En el caso mío, tuve la Gracia de poder conversarlo y enfrentarlo y aún hoy todavía luchando para que estas cosas se visualicen y se logre más procesos todavía, porque faltan casos. Maximiliano Hilarza. Maximiliano Hilarza desde Chile Maximiliano Hilarza es otro de las víctimas-sobrevivientes de Ilarraz y actualmente vive en Chile. ¿Cómo aceptó este fallo de la Corte? - Maximiliano Hilarza: En un principio me lo esperaba. Esperaba quizás algo adverso. Más allá porque la Iglesia de Paraná, durante todos estos años ha sido una decepción. Me lo esperaba. Pero, sí, con el correr de las horas, llegada la noche, me empezó a caer un poco la ficha y me di cuenta que habían pasado muchos años desde 2012. De todos esos años, cinco años para que la Corte Suprema se expida sobre el tema y ahí pues me golpeó un poquito. - ¿Por qué de alguna manera se desmoralizó antes de la definición de la Corte? - Maximiliano Hilarza: Y porque para mí fue duro desde 2012, que empezó todo con ANÁLISIS. Y después ir a Paraná a tener que declarar, a tener que exponerme ante mucha gente que por ahí me decía con qué necesidad, para qué, que no iba a lograr nada, que la curia es poderosa. Veía que Puiggari durante esos años en el Seminario nunca tuve el apoyo ni de él ni de los sacerdotes. Entonces, sí agradezco mucho a la gente que nos escuchó, en este caso los fiscales, los abogados, Hernán que también me entendió un montón porque la verdad que fue un apoyo grande. Y a medida que fue llegando el juicio, empezó la declaración. Fue todo muy difícil para mí en ese tema. Sí me esperaba algo adverso, porque qué podía llegar a pasar después de cinco años que no se movía el expediente y esperaba así algo en contra. Pero, lo que más me chocó fue, en una parte del fallo, que la víctima siendo adulta y teniendo tiempo en ese lapso de haber denunciado. Eso a mí es lo que me llamó la atención de ese fallo. Porque resulta que yo fui abusado por Ilarraz a los 13 años de edad. Y a Ilarraz lo tuve hasta los 25 años en mi casa. Aun así, han pasado prácticamente 15-20 años, el tipo seguía en mi casa. Entonces, los tiempos de la víctima son distintos. -A diferencia de Hernán, su familia y usted en particular tenían una relación con Ilarraz de manera particular. Ilarraz iba a su casa, comía con ustedes, incluso después de los abusos, después de tantos años. Por eso es importante remarcar esta cuestión. ¿Hasta cuándo Ilarraz siguió ligado de esa manera a ustedes? ¿Hasta que se fue a Italia? - Maximiliano Hilarza: No, Ilarraz estando en Italia, aun así, me enviaba cartas. Después llegó con regalos desde Roma y siguió visitando mi casa. Pasó hasta el 2004, por ahí. Casualidad que en el 2005 la acción prescribe y entonces Ilarraz desapareció. Entonces, todo es muy sospechoso para mí., analizando todo fríamente. Guardó las cartas durante 20 años, las cartas mías. Más de 20-25 años, quizá un poco más, las guardó y las expuso en el juicio. Muchas veces yo a esas cartas no las reconocía porque le escribía lo que él quería escuchar para que me dejara de molestar. Pero, él sí siempre estuvo presencia en mi casa, me intimidaba en mi casa, me pedía perdón y me decía que no hablara porque iba a poner mal a mi madre y un montón de cosas. Entonces, yo lo tuve en el presente durante muchos años. Me decían, ¿por qué no lo denunciaste? Pasaron 25 años y no hablaste. Pero, yo durante esos 15-20 años lo tuve al cura en mi casa (...) Era una época difícil donde no había Internet, no había redes sociales. Era todo muy complicado. Por eso, después de muchos años, uno dice, como decía en el fallo, habiendo tenido tiempo de ser adulto, denunciarlo. Pero, claro, en el caso mío lo tuve al cura metido 15 años más después de los 13 años en que fui abusado. -En el método que usaba con ustedes y con su familia de seguir como si no hubiera pasado nada, de seguir visitando, almorzando, cenando, ¿hubo alguna otra víctima que le pasó lo mismo que a usted? - Maximiliano Hilarza: No… la verdad que no, porque es como decía recién, en esa época yo no tenía acceso a... bueno, no había WhatsApp, todo era por carta, quizás por muy poquito correo electrónico en ese tiempo, y era muy poco el contacto que tenía con los seminaristas una vez que me vine para Chile. Después, a mediados de 2012, después de ANÁLISIS y todo el tema, empecé a tener más contacto con la gente de Paraná. Ahí me fui enterando un montón de cosas que coincidían con el silencio del Seminario cuando estaba en mis tiempos, el primer año, y ahí empecé a pensar que no era el único que había pasado por eso; porque mucha gente hoy en día me dice, de los chicos de esa época, pero ¿cómo yo no me enteré? o ¿cómo nunca supe? o ¿cómo si vivimos en el mismo tiempo y yo nunca vi nada o no sentí nada? -Claro, porque él los elegía, no era así porque sí en general. Elegía a quien quería abusar. -Hernán Rauch: Era muy astuto -como decíamos hoy- astuto era, porque, así como recorría todos los pueblos y ciudades del interior, yo creo que ya iba fijando en aquella familia donde algún niño tenía alguna vulnerabilidad. Tenía un carácter fuerte, entonces sabía que lo podía llegar a manipular o tenía escasos recursos y él en el Seminario podría brindarle en su habitación donde podían tomar mate o jugar al ajedrez, podían compartir con otros compañeros también. O sacarlo a pasear los domingos a la ciudad y volver con una docena de facturas y volver a la pieza y compartir con pocos ese “privilegio” que no teníamos todos. O incluso llevarlos de viaje. A mí me ha llevado de viaje. Y los padres que no tenían recursos… y que venga un cura, porque el cura era un símbolo mayor… Que le diga, mirá, lo podemos llevar a conocer Mendoza, queremos ir a Chile ... ¿Qué van a decir esos padres? Era la autoridad. ¿Quién iba a pensar que lo que iba a hacer? Entonces nuestros padres también fueron abusados porque confiaron en él. Lamentablemente mis padres ya no están presentes. Mi mamá hace poco tiempo que falleció. Ella sí vivió todo el proceso con su silencio y su oración. Cuando ella me preguntaba algo yo le contestaba y la corría del lugar. Porque ellos no tuvieron ninguna responsabilidad. Nuestros padres no tuvieron ninguna responsabilidad. Así como nosotros tampoco. Ese es el mensaje que tenemos que dejar también en claro. Para cuando las víctimas por ahí tienen que denunciar. Amén de exponerlo; es una necesidad nuestra poder contarlos. Porque esa culpa que nos inculcaron o responsabilidad o incluso dentro de la Iglesia “es traición”. Como decía Maxi, si vos hablás vas a traicionar mi confianza, mi amistad. Entonces, yo creo que ese punto de pararse frente al espejo… Porque en una formación de familia, silenciosamente y cuidosamente, con la catequesis, con la escuela. Los padres qué pensaban, ¿dónde podrían llegar a tener la mejor formación o continuar esa formación familiar? En un Seminario, en un internado. -Maximiliano, ¿cuándo fue el año que rompió definitivamente con Ilarraz y que le pudo decir todas las cosas que le tenía que decir y terminar con esa vinculación? - Maximiliano Hilarza: Nunca pude cortar un vínculo con él. La última vez que estuvo fue cuando vino (a Chile) a bautizar a mi sobrino acá en la Iglesia. Nunca pude terminar de conversar este tema con él. Porque aparte él era una persona muy persuasiva, manipuladora. Sabía cómo entrar, sabía el punto débil mío que era la familia. Era mi vieja que tenía una relación de mucha confidencialidad con él, de mucha confianza. Aparte él era muy persuasivo en cuanto a meterte la culpa. A hacerte sentir a vos culpable, que vos le estabas fallando la amistad de él. Era muy difícil en ese sentido. Nunca pude tener la conversación de decirle “fuiste un abusador”. Porque yo, lamentablemente, me fui dando cuenta con los años. No es que de golpe y porrazo. A mí me cayó todo cuando salió lo de ANÁLISIS. Me llamó a mí. Y él me pregunta. Y ahí yo le dije que sí, la verdad, que había guardado muchos años todo esto. Había enterrado porque no quería saber nada. Y de golpe empezó a salir, a salir, a salir. Y me empecé a acordar un montón de cosas. Y dije que sí, esto me pasó cuando era chico, con 13 años. Y claro, me di cuenta de que realmente había hecho cosas terribles. Muchas cosas olvidé o las decidí enterrar. Y no me acordaba y con el juicio me fui dando cuenta que todo fue horrible. Fue un error de parte de él, de parte de Karlic. Era un montón de gente que encubrió a la Iglesia de Paraná. Entonces, ahí por eso me animé a hablar más que nada. Y después cuando me enteré que estaba en Tucumán, dije, bueno, fue trasladado. Quizás haya abusos de otros chicos en ese otro lado que no sabemos si realmente continuó o no continuó durante ese tiempo en ese traslado, abusando de otros chicos. Entonces, la idea mía era tratar de hablar y de última sacarlo, que no esté en contacto con más gente. -El no intentó comunicarse con usted o con su madre a partir del inicio de la causa. - Maximiliano Hilarza: No, la verdad que no. Y con mi mamá creo que no. Sí me lo crucé en el juicio, cara a cara. En los pasillos. No me miró, siguió de largo. Me congelé como cuando en ese tiempo, cuando tenía 13 años y el tipo hacía su recorrido por los pasillos durante la noche. Entonces, la verdad que me quedé petrificado. Las sensaciones que me vinieron de esa época han sido como si hubiera sido ayer. Por eso el juicio me pegó fuerte. -Y a usted Hernán ¿qué le pasó cuando se lo encontró cara a cara al ir a declarar? -Hernán Rauch: No tuve... Porque cuando vos declaras… la víctima tiene la opción de que él esté o no presente. Yo tuve la opción de que no esté presente en la sala para poder desarrollar con más tranquilidad mi testimonio. - ¿Pero a lo largo del juicio nunca se lo cruzó? -Hernán Rauch: No, no. Lo evité. Incluso cuando se leyó la lectura de la sentencia no ingresé a la sala porque conociéndome sabía cómo iba a reaccionar porque cada uno sabe lo que hizo con su familia y cómo manipuló la situación. Y más sus declaraciones que había declarado ya dándome... Cuando tuvo la oportunidad me pegó de todos lados. Entonces no me lo quería cruzar. Yo creo que hay que destacar, porque nosotros siempre -en el caso mío- siempre declaramos en tiempo y forma. Y si las autoridades competentes de aquella época, como fueron el hoy cardenal Karlic y hoy el ex arzobispo de Paraná, Puiggari, hubiesen tomado la valentía, hubiesen denunciado en la sede judicial, no estaríamos viviendo esta situación de penumbra y de crueldad y de injusticia como la estamos viviendo todos. Tenemos un proceso que va a pasar. Pero, tenemos que acompañarnos y es una realidad que ha pegado fuerte también en la sociedad. Porque los comentarios que me llegan, totalmente repudiable respecto del fallo de la Corte. -Nos causó preocupación su comentario de otras víctimas de Ilarraz que no la están pasando bien. ¿Qué sería no pasarla bien, se refiere desde lo anímico? -Hernán Rauch: Sí, es una mezcla de circunstancias también. Uno por ahí pudo rehacer un poco su vida y tiene su trabajo. Pero, hay gente que le cuesta buscar el equilibrio emocional. Y, obviamente, que esta noticia... La gente a veces es cruel porque confunde las situaciones, cree que porque prescribió quedó libre y no es culpable. Entonces, acá me parece que las cartas hay que dejarlas bien claras. La Corte falló porque pasó el tiempo, se basó en las leyes. La Justicia comprobó los abusos de Ilarraz. Eso es clave. Ilarraz va a ser culpable en Paraná, en Buenos Aires, en La Quiaca o en Europa. Ilarraz cometió los abusos en el Seminario, abusó de mí y abusó de mis compañeros. La Justicia nos respalda, el Papa nos respaldó, la Iglesia misma nos respaldó (…) Gracias por este espacio y agradecido a los medios de comunicación que nos han dado una mano. Creo que acá también comienza la lucha para que los “prestigiosos” diputados y senadores tengan la valentía también de elevar proyectos para que estas causas no prescriban, porque el daño es permanente, nos daña la vida. Entonces creo que es clave, a ver si una vez por todas la Argentina puede dar un paso hacia adelante, pueda crecer, pueda madurar, porque la sociedad cambió, la política cambió… no soy político, nada por el estilo. Pero, son representantes nuestros, para eso están en el poder y tienen las facultades para generar estas nuevas leyes que nosotros gracias a nuestra causa se marcó una nueva ley, la 27.206, que es el respeto al tiempo de las víctimas, que da un paso gigante, pero que falta un paso más para que estas causas no prescriban. Así podemos denunciar, porque no es fácil denunciar, no es fácil romper esa barrera del temor, de la culpa, de la burla, la traición… eso es lo que queremos decir, que las víctimas que sufren estos atentados tienen que hablarlo por propia convicción, por la sanación de uno, para sacar esa culpa de encima. Ponerse al espejo y decir: esto me pasó. El punto de partida de la víctima es reconocerlo, que puede pasarles a otros, para poder salir de esa situación. Ahora depende de nosotros de aquí hacia adelante, buscar ayuda, buscar un amigo, contarlo, sacarlo afuera… después se verá… pero, lo importante es exponerlo, investigarlo y llevarlo a juicio. (A Ilarraz) lo llevamos a juicios, prescribió… pero, recibió condenada de por vida. Programa “Cuestión de Fondo” (Canal 9, Litoral)

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por