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Parana » El Once Digital
Fecha: 02/07/2025 14:30
Hace una semana, la vida de Graciela Barrios, vecina de calle Brown entre Soler y Brasil, en Paraná, cambió por completo cuando un incendio consumió por completo su vivienda. Las llamas arrasaron con todo lo que tenía, dejándola sin techo, sin muebles y sin lo esencial. Pero en medio de la tristeza, encontró algo más fuerte: el apoyo incondicional de la comunidad. “Agradezco la colaboración que tuve de todas las personas”, expresó con la voz entrecortada en diálogo con Elonce. Relató que estuvo tres días internada por un pico de presión provocado por el impacto emocional, pero que al salir del hospital se encontró con un barrio movilizado, dispuesto a ayudarla. Donaciones “La gente ayudó muchísimo, hasta con remedios”, destacó. Graciela no solo recibió asistencia de sus vecinos, sino también de la Municipalidad de Paraná, que se acercó para colaborar. En pocos días, y con el corazón de muchos latiendo por ella, su casa comenzó a levantarse otra vez. Graciela Barrios “Ya volví a dormir en mi pieza” El incendio se llevó sus cosas, pero no su esperanza. Gracias a la solidaridad de decenas de personas anónimas, Graciela recuperó colchones, frazadas, una heladera y otros elementos básicos. “Ya volví a dormir en mi pieza”, dijo emocionada, dejando ver la alegría que genera volver a sentir el calor de un hogar. Donaciones recibidas Entre los gestos que más la conmovieron, mencionó el cariño con el que recibió cada colaboración, desde alimentos hasta medicamentos, y destacó el rol de quienes se acercaron sin conocerla, solo por el deseo de ayudar. Niki Graciela también compartió una historia que la hizo sonreír en medio del dolor: su perrito “Niki”, que logró escapar de las llamas y se salvó de milagro. “Ahora está muy bien”, contó, aliviada. Lo que falta y cómo seguir ayudando Aunque pudo reconstruir gran parte de su vivienda, Graciela aún necesita una cocina y un roperito para seguir completando su casa. Por eso, quienes deseen colaborar con ella pueden comunicarse al número 154 642 892. “Le agradezco a Paraná y a todos los que aportaron a mi casa”, repitió con gratitud. Su historia es una muestra viva de cómo el dolor compartido puede convertirse en fuerza colectiva, y de que la solidaridad sigue siendo el motor más poderoso para reconstruir lo perdido.
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