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  • Sabina Urraca desmitifica la vida de los escritores con una serie de textos torrenciales

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 02/07/2025 07:01

    Sabina Urraca publica "Diario de novela", un libro que explora el proceso creativo y la vida cotidiana que lo circunda La materia de la escritura puede ser la más diversa, aunque los lectores que no escriben imaginen a los escritores y escritoras en un plano superior y con vidas dignas de sus propias novelas y cuentos. Sin embargo, ya se sabe que no es así, son seres humanos de carne y hueso que viven en este plano. La escritora española Sabina Urraca, que en 2024 publicó su novela El celo, por Alfaguara; editora del exitosísimo Panza de burro, de Andrea Abreu, y que antes ya había escrito Las niñas prodigio (Fulgencio Pimentel, 2017) y Soñó con la chica que robaba un caballo (Lengua de trapo, 2021), desacraliza la figura de los escritores –o al menos la suya– y se desnuda en Diario de novela (Bosque energético, 2025). Diario de novela, su primer libro publicado en Argentina, da cuenta de procesos, pero también de sentires (“Cuando el texto o el libro ya está publicado: ¿qué he hecho? Leo párrafos de mis libros y es como si no los hubiera escrito yo.“). En este diario que, en rigor de verdad, son varios, escritos en la Residència Literària Finestres y en Madrid, pareciera registrar todo lo que sucede alrededor: si el inodoro no funciona bien, cuando sueña o las visitas a Instagram. Lo escribe, y alimenta cuadernos que ahora son un libro que será devorado con fruición por lectores y lectoras. —El libro se llama Diario de novela, y es llamativo, porque en la Argentina la construcción “de novela” remite a algo que llama la atención, que es único. ¿Hubo un juego con el título? —No había pensado en esa acepción de la expresión “de novela”, que en España es menos frecuente. Supongo que mis editores argentinos, Bosque Energético, eran un poco conscientes de ella (o no, nunca se sabe; cuando estás con la cabeza muy focalizada en algo, muchas veces no ves lo de alrededor). Ahora que soy consciente de esa otra acepción, la de algo único, me da un poco de pudor que mi libro se titule así, la verdad [risas]. Creo, de hecho, que es un libro muy poco único, en el sentido de que casi cualquier persona que haya intentado escribir, o incluso, yendo más allá, cualquier persona que haya intentado crear algo y sea mínimamente neurótica, habrá sentido distintas versiones de lo que narro en el libro. "Diario de novela" reúne fragmentos de diarios personales, editados y reordenados, que revelan la intimidad y los desafíos de escribir —Igual, dentro de esa universalidad de los escritores, no deja de ser único ya que tiene tu personal forma de contarlo. También detallas los desvíos del “programa original” para escribir una novela, ¿es algo que suele sucederte en la escritura? —Por supuesto, siempre y constantemente. Y me encanta. La vida entera es desvío, digresión. Es ahí, en esos meandros alejados de la corriente principal, donde se encuentra la magia. Por otra parte, creo que nunca he tenido un programa original, una planificación cerrada, para la creación de nada. Establezco calendarios cerrados únicamente cuando quedan seis meses para la fecha de entrega. Antes de eso, todo es escritura torrencial, un caos feliz e infeliz, según el día. Y por el camino siempre surgen otras ideas que van fuera del proyecto, y que a veces se desarrollan en paralelo. En general son ideas menores, desenfadadas, fuera de la solemnidad del “proyecto principal”. Mi objetivo es que, a partir de ahora, sean menos solemnes, que pueda enfrentarme a ellos con el desenfado y la relajación de las ideas menores. —El libro está estructurado en entradas, pero no con la forma clásica de un diario (por fecha). ¿Por qué? —Diario de novela son fragmentos escogidos y reordenados, editados, de mis diarios reales. En mi diario real, a veces pongo fecha, a veces, no. Lo que sí suelo apuntar como encabezamiento es el lugar o la situación en la que escribo: “Casa, derrotada en la cama”; “Parque del Fondo”, “Metro con dos personas dormidas en el vagón”, “Bus nocturno después de fiesta”, etc. Me parece más importante eso que la fecha concreta, aunque a veces también la anoto. En Diario de novela puse títulos provisionales a los fragmentos para facilitar la edición y la ordenación. Así Eugenia [Pérez Tomas], de Bosque Energético, y yo podíamos saber fácilmente a qué fragmento nos referíamos cuando hablábamos de este o aquel. Suelo hacer esto de titular los fragmentos, también cuando estoy escribiendo una novela. Facilita el moverse por el texto. Titular ofrece una mayor consciencia sobre cada fragmento y su contenido. Pero después, cuando el libro estaba editado, desde Bosque Energético me propusieron que los títulos permanecieran, y me gustó mucho la idea. —El humor, las metáforas e imágenes también parecen distanciarte de los diarios clásicos –que podrían imaginarse más dramáticos o solemnes–. ¿Es tu forma de hablarle al mundo? —Yo creo que es la forma en que el mundo me habla a mí. No sé cómo de dramáticos y solemnes son los diarios, no sé si se puede generalizar así con los diarios. Para mí lo único que es un diario es un cuaderno en el que escribo todos los días. Lo que escribo en ese cuaderno no es lo que hago. Ni siquiera, muchas veces, es verdad. Siempre se lo digo a mi marido: “si me pasa cualquier cosa y lees mis diarios, ten claro que en mis diarios hay mucha ficción”. —¿Cómo nace Diario de novela? ¿Por iniciativa editorial o personal? ¿Pensabas sacarlos a la luz? —Diario de novela nace porque, tras escribir diarios toda la vida, a veces los releía y me daba cuenta de que había cosas que podían ser interesantes y divertidas para un posible lector. En el caso de Diario de novela, me di cuenta de que en los diarios de los últimos años aparecía, de vez en cuando, un leitmotiv: la obsesión con ese “escribir antes” que se repite a lo largo del libro, la reflexión sobre lo que era la escritura antes -un juego, algo divertido, sin importancia, que se hacía por entretenimiento sin mayor pretensión- frente a la escritura de ahora -que, en mi caso, es mi modo de vida y, en general, está enfocada a la publicación, a contarle algo a un público lector–. Entonces le propuse a Comisura, editorial española de libros híbridos, la publicación de un libro. Leyeron lo que había hasta el momento y les gustó. En ese momento, casualmente, me escribieron de Bosque Energético. Me seguían en Instagram y habían visto que de vez en cuando subía fotos de fragmentos de diario escrito a mano. Fue una casualidad maravillosa y una suerte que el libro pudiera salir al mismo tiempo en Argentina y en España en dos versiones diferentes [N. de la r.: en la edición española se llama, casualmente, Escribir antes]. La verdad es que nunca había pensado que lo que escribía en mi diario pudiese publicarse. En muchos casos es una escritura vomitada, sin mayor reflexión, sin un hilo conductor, sin todas esas cosas que nos han dicho que tiene que tener un libro. Me ha gustado saltarme esas ideas preconcebidas de qué y cómo es un libro. La autora española desacraliza la figura del escritor y muestra la realidad detrás de la escritura en su primer libro editado en Argentina —¿Cómo es el proceso de edición de un diario? ¿Hay textos que quedan fuera? —Si publicase mis diarios en bruto, sería una cosa infumable, una especie de trilogía aburridísima en varios tomos, un círculo de neurosis y textos incomprensibles. Diario de novela son pedazos escogidos de diario, y esos pedazos, a su vez, han sido reordenados. Eugenia [Pérez Tomas], editora de Bosque Energético, hizo propuestas sobre el material que había, y en todo momento -esto me gustó mucho- habló del texto como si se tratase de una novela. Dijo, por ejemplo: “El personaje de la madre es muy interesante. Estaría bien que saliese más”. Siguiendo sus indicaciones, busqué otros fragmentos en los que saliese mi madre hablando de mi escritura o de la escritura en general, todo lo que encajara con el espíritu del libro. —En el último tiempo han surgido escritos sobre la “práctica profesional” de los escritores ¿Es una necesidad de mostrar los procesos creativos? ¿O porque los lectores buscan saciar una búsqueda más voyeur? —La creación es una parte importante de la vida de mucha gente, una vida secreta, preciosa y tortuosa, a la que es maravilloso poder asomarse. A mí me encanta leer diarios de otras autoras. Pero no creo que sea necesario desnudar el proceso, y tampoco creo que nadie desnude del todo su proceso. Hay una parte que siempre va a permanecer en penumbra. —El diario como género puede leerse como una narrativa ficcional. ¿Diario de novela, con sus imágenes y su estructura podría funcionar como efectivamente como una novela? —Primero tendríamos que preguntarnos qué es una novela. Es posible que una novela no sea lo mismo para ti que para mí. Diario de novela es una novela en el sentido de que hay un arco dramático novelístico: el propósito de escribir la novela, la imposibilidad y los obstáculos que van surgiendo, el vencer esos obstáculos, la consecución final del objetivo. Pero la verdad es que, en general, cuando publico un libro, cuando lo estoy escribiendo, intento no preguntarme mucho qué es, no clasificarlo de ninguna forma. Los formatos son unos cajones un poco incómodos. Cuando escribimos lo que queremos escribir, es absurdo estropearlo pensando en qué categoría ocuparía lo que estamos escribiendo. [Fotos: gentileza Sabina Urraca y Bosque Energético]

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