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Parana » Plazaweb
Fecha: 01/07/2025 12:39
Este lunes, Paraná amaneció con una sensación térmica de 4 grados bajo cero y una temperatura que apenas rozaba los 4 grados. Fue una de las jornadas más frías del año. Frente a este panorama, el impacto social no tarda en evidenciarse en comedores y merenderos. Muchos ya no dan abasto con la cantidad de personas que se acercan en busca de una comida caliente o una merienda para sobrellevar el día. Comedor a pulmón en Bajada Grande Victoria Pissano es una de las referentes de un comedor comunitario que hoy funciona en el barrio Bajada Grande y habló con el programa Lo tuyo ya sale por Radio Plaza. Actualmente, el comedor trabaja dos veces por semana. “Los lunes, desde las 13 hasta las 17 realizamos la copa de leche, en la cual elaboramos roscas, tortas fritas, bizcochuelos y algunas cosas que que nos donan”, detalló. “Y los días martes, también en el mismo horario, realizamos la comida, en la cual asistimos a 150 personas”. “Ha incrementado la cantidad de gente que concurre al comedor y hemos puesto un parate, porque ya no damos abasto”, afirmó. Si bien reciben ayuda, no es suficiente: “Recibimos ayuda de Desarrollo Humano y del Banco de Alimentos”, agregó. “No tenemos espacio, trabajamos desde mi casa” Hace poco más de un mes, el comedor fue desalojado. “Nosotros hace más de un mes funcionábamos en un predio que nos prestaba la antigua comisión vecinal, y ahora cuando asumió el nuevo presidente nos desalojó”, denunció. “Nos dijo que ya no nos podía prestar, ahora estamos en mi domicilio funcionando, ya que no tenemos otro lugar y no queremos dejar a las 150 personas que tenemos sin asistencia”, indicó. La explicación que recibieron fue escueta: “No tuvo motivos y dijo que necesitaba el lugar, que era la nueva autoridad y que sacáramos nuestras cosas”, relató, y agregó: “Ese lugar está en este momento vacío, sin ningún uso”. El espacio que tenían no era la sede de la comisión vecinal, sino un predio lindante originalmente construido para ser una sala de velatorios que nunca se usó con ese fin. Allí funcionaron durante dos años hasta el abrupto desalojo. Aumenta la demanda en los barrios La falta de espacio también impide que las personas puedan sentarse a comer allí. “Nosotros no tenemos un espacio grande como para tener la gente a comer. Van familias, pero se llevan la comida”, explicó. El testimonio de quienes asisten es conmovedor: “La gente que viene te comenta que van a todos los comedores, todos los días buscan un poco en cada lado y así tratan de subsistir”.
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