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Parana » ER 24
Fecha: 01/07/2025 11:55
ENTRE RÍOS: UNA PROVINCIA SIN POLÍTICA CRIMINAL, es SIN JUSTICIA En Entre Ríos, la vida humana ha dejado de ser prioridad. La justicia penal funciona con una doble vara que tolera los delitos más aberrantes cuando los autores están vinculados al poder y persigue con saña a quienes no forman parte del círculo de privilegio. Esta semana, el espanto volvió a hacerse rutina: una mujer fue condenada a 12 años en juicio abreviado por haber abusado sexualmente de su hijo y suministrarle pornografía durante años. Sin embargo, no hubo juicio oral, ni reparación social, ni escucha pública del daño. Todo se resolvió con la firma silenciosa de un acuerdo entre funcionarios que dicen representar al pueblo. Y no es un hecho aislado. En esta misma provincia, el tío de un fiscal fue condenado a tres años de prisión condicional por violar a su nieto. Reincidente, impune, protegido. La pena no fue efectiva. Sigue en libertad. La víctima, en cambio, cargará con las consecuencias de por vida. Mientras tanto, se multiplican los femicidios sin resolver, muchos de los cuales ni siquiera llegan a ser calificados como tales. Porque en Entre Ríos, si una mujer muere en manos de su pareja o ex pareja, pero no hay testigos o pruebas directas, se cierra como «muerte dudosa» o «suicidio», aunque la violencia fuera evidente. ¿Dónde está la justicia para ellas? ¿Qué pasó con Javier Fabianni, desaparecido hace años en un contexto de presunta violencia institucional? Nadie sabe, nadie investiga, nadie responde. El caso duerme en cajones de la desidia judicial. ¿Y qué ocurre cuando el acusado es parte del poder? En Paraná, el hijo de una reconocida jueza arrojó a su novia por el balcón. La joven sobrevivió de milagro. El hecho fue tapa de diarios… por un día. Hoy, el agresor sigue en su casa, sin condena, sin cárcel, sin reproche institucional. Esa es la lógica que rige nuestra justicia: Si sos víctima y pobre, el Estado te ignora. Si sos parte del poder, el sistema te protege. Si sos defensor de víctimas o denunciás irregularidades, te persiguen. Los juzgados de familia y los equipos técnicos interdisciplinarios se han transformado en territorios de internas palaciegas, donde la protección de niños, niñas y mujeres quedó relegada al ego de ciertas funcionarias. El jury a Etienot fue el ejemplo más burdo: las miserias del sistema solo afloran cuando se cruzan las internas políticas. Fuera de ese juego de apariencias, todo se tapa, todo se silencia, todo se archiva. La provincia de Entre Ríos no tiene política criminal, ni política de género, ni política de infancia. Solo una estructura judicial funcional al poder, que prioriza el castigo del débil y protege al delincuente con contactos. Lo más grave: hay víctimas reales. Niños, mujeres, desaparecidos, sobrevivientes. Todos los días. Y un Estado que los abandona.
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