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  • Perón, última vertiente nacional y fin del gregarismo ante el pueblo organizado

    » Comercio y Justicia

    Fecha: 01/07/2025 07:12

    Por Luis Esterlizi (*) “Desaparecido Yrigoyen, poco tardó la impudicia oligárquica y la voracidad del capital extranjero en reconstruir la malla de su tutelaje y de su expoliación. Fueron años de extenso sufrir para los patriotas, en que la entrega y las renuncias se sucedían con mayor velocidad que el transcurso de los años. Para consolidar sus posiciones, la oligarquía cedió al extranjero el manejo de la moneda argentina y el crédito local, perfeccionó el monopolio extranjero de los transportes, prorrogó las concesiones eléctricas hasta el siglo venidero, multiplicó las deudas públicas en conversiones de alto margen de utilidad y distribuyó los dineros públicos entre los oligarcas endeudados. Las leyes de protección del obrero fueron anuladas en la práctica por las interpretaciones de una justicia que jamás se ocupó de otra cosa que de defender y amparar los fueros del capitalismo como lo demuestra el historial mismo de los fallos de la Suprema Corte (…). Ya todo parecía perdido y aniquilado, cuando aquel 4 de junio de 1943 abrió un horizonte en aquella oscura selva de traiciones y de intereses combinados. Fue aquel un hecho sorpresivo y sin antecedentes públicos y por eso el país lo miró con reserva y quizá con desconfianza (…). Y aquella revolución del 4 de junio estaba huérfana de conductor visible, hasta que el coronel Perón con una audacia rayana en la temeridad, inició, al mismo tiempo que su obra de justicia social la formación de su personalidad…“ Del libro Yrigoyen y Perón – Scalabrini Ortiz – pág. 28 y 29. Colección Cabecita Negra. Las vertientes nacionales Las “vertientes” del pensamiento nacional en Argentina se refieren a las diferentes corrientes o enfoques dentro de un proyecto nacional más amplio, cada una con sus propias ideas y énfasis. Con el prefacio señalo en primer lugar, la desesperanza que atosigaba a Scalabrini Ortiz frente al proceso de alvearización que sufrió el radicalismo al despojarse de los aportes al pensamiento nacional dejados por Yrigoyen, restituyendo la dependencia ideológica con el liberalismo. Por otra parte, lo que le parecía imposible a Scalabrini era que, con dicho golpe de Estado, pudiera aparecer algo o alguien proponiendo restablecer la lucha por la independencia, libertad y soberanía nacional. Con el correr de los días fue emergiendo la figura del Coronel Perón, que comenzaba a plantear una serie de políticas de Estado muy atinentes y referenciadas en el tema social que Scalabrini, interpretó como la aparición de la nueva vertiente nacional que recuperaba los valores de la argentinidad, devolviéndole al pueblo argentino las esperanzas de un futuro de plena realización. Expongo estas vivencias narradas por el propio Scalabrini, integrante del grupo radical denominado Forja a semejanzas de los turbios y enredados procesos políticos, económicos y sociales que hemos sufrido después de la muerte del General Perón y del golpe de Estado contra Isabel Perón el 24 de marzo de 1976, y que se concretaron -más precisamente- a partir del retorno a la democracia en 1983. Es fundamental dimensionar con exactitud lo que nos aconteció, para poder comprobar como muchos “dirigentes” en estos 40 años de democracia ininterrumpida se olvidaron de que la última vertiente nacional encarnada en Juan Domingo Perón dejó para la posteridad un legado que posiblemente sea el último escalón del proceso de liberación nacional, poniéndole punto final al gregarismo y el comienzo del pueblo argentino en comandar el inicio de una democracia social donde poco y nada tenga que ver con el liberalismo y sí con el principio de Nación emancipada y realizada por el pueblo. El legado fundamental de Perón El legado lo constituyen por una parte su proyecto de comunidad organizada y el modelo argentino para el proyecto nacional. El primero fue con un claro mensaje expresado por Perón, cuando dijo que su único heredero es el pueblo poniéndole fin a los procesos políticos de conducción gregaria y el segundo cuando aseguró que, si Argentina lograba que “para un argentino no debía haber nada mejor que otro argentino”, nacía el momento de consensuar un proyecto nacional que le diera clara identidad de ser una nación libre, independiente y soberana. Pero el neoliberalismo agazapado en tiempos democráticos, aprovechó la muerte de Perón, y el mencionado golpe de Estado de 1976 para imponer posteriormente una dictadura militar que sólo en 1983 dio paso al funcionamiento de una democracia amainada, de confrontación permanente, de negociados y corrupciones inconcebibles que mal alimentaron las ambiciones subalternas de la clase dirigente. Principalmente los políticos, se olvidaron de lo que había significado el retorno y mensaje de Perón, el entendimiento con el radicalismo y demás partidos políticos para constituir “La hora del Pueblo” y promover lo que él llamó “un ámbito de coincidencias esenciales”, con el fin de vertebrar la participación de todos los sectores nacionales en el armado de un modelo argentino para el proyecto nacional. Como resultado de estos deleznables acontecimientos, se generó el funcionamiento de una partidocracia que desplazó la participación popular, del armado de sus estructuras organizativas y de la toma de decisiones, para finalmente abroquelarse en determinadas “élites”, montando el ejercicio de una partidocracia (democracia de partidos) con el único propósito de pelear por el poder. Con el tiempo, este proceso generó en el pueblo el hartazgo y rechazo, llegando a darle la posibilidad a un personaje siniestro, que con una motosierra en sus manos impactó -por el uso inteligente y coincidente de su mensaje- “en terminar con la corrupción del Estado y la dirigencia” estableciendo que cada individuo tuviera la libertad absoluta de decidir sin limitaciones de nada ni de nadie, el abarcamiento de sus propias decisiones y hacer lo que le plazca. Como Presidente, Milei gracias al poder concedido por “la casta”, tuvo y tiene la posibilidad de seguir eliminando las obligaciones éticas y morales del Estado en educación, salud, trabajo, producción, etcétera, así como extinguir cualquier atisbo de organización libre del pueblo que le pudiera otorgar el derecho de ser el actor fundamental de la democracia.la sociedad una infinita multitud de ceros, y que hagan lo que quieran con sus libertades individuales, dejando para el gobierno autocrático la exclusiva decisión sobre el futuro de Argentina y de los argentinos. Fin del gregarismo y gobierno de la comunidad organizada El pueblo argentino está claramente capacitado para revolucionar el ejercicio democrático, porque su evolución social le otorga la capacidad de superar el gregarismo y generar una democracia social, más directa donde le posibilita dar el paso hacia la integración de todos los sectores, políticos, gremiales, empresarios, sociales, tecnológicos, educativos, etc., formalizando la participación institucional en un ámbito de coincidencias esenciales, para consensuar los ejes estratégicos del modelo argentino para el proyecto nacional. Es ineludible encarar este proceso de convergencia nacional, contra los que pretenden sojuzgarnos y entregarnos a cualquier imperialismo o al capitalismo financiero sin patria ni bandera, con la conformación de un nuevo movimiento nacional que oficie de transmisor y concertador de un plan político de movilización social, que sea esencialmente apartidario, ya que los trabajadores, empresarios, comerciantes, etcétera, son argentinos y crean sus organizaciones específicas más allá de religiones, credos o partidos, para la defensa de sus intereses, entendiendo que nadie se puede realizar en una sociedad que no se realice. Conclusión Mientras se viven instancias dramáticas y terroríficas en Medio Oriente, que se relacionan con las caídas de imperialismos en decadencia y las alternativas de un nuevo orden mundial de consistencia multipolar entre los países desarrollados con países en vías de desarrollo, en Argentina se vive con la angustia derivada de un plan económico antinacional que pretende destruir la finalidad que había conformado la sociedad argentina y la norma que modela la convivencia, el equilibrio y armonía entre los argentinos Hoy, los argentinos -además de acomodar el cuerpo y el espíritu ante un futuro prometedor de miseria, pobreza e indignidad social- vivimos las implicancias electorales de segundo término, atacada violentamente por un Estado omnipotente concentrado en el Presidente y complicidades compartidas con los poderes Legislativo y especialmente Judicial. Con Milei, Argentina y los argentinos estamos destinados a vivir bajo la violencia impuesta por su anarcoliberalismo o por sus peligrosas divagaciones para convertirnos en un país sólo proveedor de materias primas, destino de bases militares o ser descuartizado territorialmente, para el reparto entre EEUU, Inglaterra e Israel, o todas las opciones al mismo tiempo. (*) Ex ministro de Obras Públicas de la Provincia de Córdoba

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