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» Voxpopuli
Fecha: 01/07/2025 03:13
Un informe dado a conocer la tarde del domingo del influyente JP Morgan, titulado reveladoramente «Argentina: Tomarse un Respiro», ha encendido las alarmas en el ámbito financiero global, instando a los inversores a salir de los bonos en pesos argentinos. A pesar de los esfuerzos por destacar ciertos avances económicos, la entidad de Wall Street ha emitido un juicio lapidario sobre la sostenibilidad a corto plazo de la actual estrategia económica, sugiriendo una reducción de la exposición al riesgo hasta, al menos, las elecciones de octubre. Si bien el banco reconoce que «el proceso de desinflación ha sido sólido, con la inflación de mayo rompiendo decisivamente el umbral del 2%», y elogia la «flexibilización de los controles de capital» que «eliminó algunos riesgos clave del programa de estabilización», así como un «esfuerzo fiscal firme» con un superávit primario del 0,8% del PBI, estas loas palidecen ante la contundente recomendación de «tomar ganancias» y «reducir el riesgo por ahora». La crítica central del JP Morgan radica en la «situación estacionalmente positiva por terminar y las elecciones en el horizonte». El banco, que en abril había recomendado ingresar al «carry trade» en pesos –operación de inversión que apuesta a la diferencia entre las altas tasas de interés locales y la estabilidad cambiaria–, ahora aconseja desarmar esas posiciones. Argumenta que, si bien se logró una «compresión de tasas» notable (rendimiento de entrada en Lecaps del 40,5% frente a una salida del 32,3%), el panorama de corto plazo está plagado de «riesgo de corto plazo por ruido electoral y estacionalidad cambiaria». Lo más alarmante del informe, y que lo dota de un carácter «lapidario», es la preocupación explícita por la dinámica cambiaria. El JP Morgan advierte que el «dólar barato» sostenido artificialmente podría traducirse en una «fuga de divisas por turismo», generando una presión adicional sobre las reservas. Este riesgo es particularmente agudo porque se produce «en el pico de inyección de dólares del agro», lo que implica que, una vez que la liquidación de exportaciones sojeras se desplome a mediados de julio, la escasez de divisas podría agravarse. Es una paradoja: la crisis cambiaria se avizora justo cuando la entrada de dólares por la cosecha debería ser más robusta. La Fragilidad de una Estrategia Sostenida por la Deuda y Expectativas El documento de JP Morgan no solo emite una advertencia, sino que también pone en entredicho la solidez de una estrategia económica que, según sus implicaciones, se ha sostenido sobre bases frágiles. Al recordar que el posicionamiento inicial en Lecaps se basó en la expectativa de que un «nuevo esquema cambiario» estabilizaría las «expectativas cambiarias» y que las «condiciones de liquidez parecían suficientes», el informe sugiere que esas premisas ahora se ven desafiadas. El banco subraya que, a pesar del «blindaje por USD 13.500 millones del FMI y otros organismos», el Banco Central «no ha comenzado una nueva racha sostenida de acumulación de divisas», lo que alimenta la incertidumbre. La insistencia en que los inversores «parecen pedir profundizar estas acciones» para que el mercado «acepte menores retornos por parte de la deuda soberana» revela la necesidad de medidas más contundentes y estructurales, más allá de soluciones temporales. Conclusión: Un Mensaje de Inquietud y la Previsión de un Giro Cambiario En síntesis, la alerta del JP Morgan no es un mero consejo técnico; es una radiografía crítica que expone las vulnerabilidades de un esquema económico que, según el banco, prioriza la «inflación congelada de manera artificial» y el «dólar barato en base a deuda» con la mira puesta en las elecciones. La entidad global, a la que no le faltan nexos en la actual administración, deja entrever que el camino elegido para «arribar a octubre» podría estar gestando una crisis cambiaria aún mayor. El malestar gubernamental por la filtración del informe, que generó llamados directos a las oficinas del banco, y la contradicción con las declaraciones oficiales sobre la estabilidad cambiaria, solo refuerzan la preocupación subyacente. La pregunta que flota en el aire, y que el informe de JP Morgan parece responder con inquietud, es cómo se hará para salir de este «atolladero» sin un ajuste significativo en la política económica.
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