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Concordia » Diario el Sol
Fecha: 30/06/2025 21:36
Una cuchilla, un guante de látex y una frase helada marcaron el final de una vida. Esa mañana, el reloj marcaba las 6:40 cuando un llamado al 101 alertó sobre una situación violenta en una vivienda de la ciudad. Los policías que llegaron a la escena no olvidarán fácilmente lo que vieron: un hombre estaba encima de otro, herido de muerte, con una cuchilla de cocina de 21 centímetros aún aferrada a su mano. El asesino miró a los efectivos, pronunció con crudeza: "Acá lo terminó", y le dio una última estocada al cuello de la víctima, que yacía boca arriba, ya casi sin signos vitales. La víctima era Brian Martínez, de 30 años. El atacante, su cuñado: Santiago Isaías González, de 28. La violencia fue descomunal: la autopsia reveló más de 100 heridas punzocortantes en rostro, cuello y torso. Pero la más letal fue una que le cortó la carótida izquierda. El derrame fue irreversible. Una historia entrelazada y un ataque sin piedad González había llegado a la habitación donde Martínez se encontraba con su pareja, hermana del agresor. No medió palabra. Todo indica que González ingresó con la intención de matar. Llevaba puesto un guante de látex –¿precaución? ¿premeditación?– y una cuchilla larga de cocina. En segundos desató una escena de horror. Mientras el ataque ocurría, la mujer gritó, desesperada. Intentó intervenir, pidió ayuda. El llamado a emergencias permitió la llegada de la Policía, pero cuando llegaron, Brian ya estaba en agonía. La escena era dantesca. El juicio: una condena que abre interrogantes Tras la detención, el proceso judicial avanzó con velocidad. González confesó el crimen y aceptó ser juzgado por homicidio simple, una figura penal contemplada en los artículos 79 y 45 del Código Penal, que prevé penas de 8 a 25 años. Sin embargo, tras un acuerdo entre la fiscalía, la defensa y la madre de la víctima, se resolvió aplicar un juicio abreviado. El resultado: González fue condenado a 11 años de prisión de cumplimiento efectivo. El juez Javier Allende homologó el acuerdo el 28 de junio. La decisión dejó un sabor amargo. ¿Puede un crimen cometido con tanta violencia, con 100 puñaladas, ser considerado "simple"? ¿Es aceptable aplicar un juicio abreviado a un asesinato que mostró indicios de ensañamiento y posible premeditación? La madre de Martínez aceptó el acuerdo, quizás por agotamiento, quizás por el deseo de cerrar un capítulo oscuro. Pero la comunidad quedó impactada. Una ciudad conmocionada Trelew no es ajena a la violencia, pero casos como este perforan la memoria colectiva. El detalle del guante de látex, el ensañamiento, la frialdad de la frase final: "Acá lo terminó". Cada elemento parece sacado de una película, pero fue real. Mientras González comienza a cumplir su pena, Brian Martínez ya no está. La justicia dictó sentencia, pero la pregunta sobre el verdadero valor de una vida –y el castigo merecido cuando se la arrebata de forma tan brutal– sigue abierta. ¿Querés que te lo prepare en formato PDF para publicación? También puedo armar una línea de tiempo ilustrada o adaptar esta crónica para redes sociales.
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