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  • “Maniobras (del final de un día)”: vínculos siniestros y a puertas cerradas de la última dictadura cívico-militar en la Argentina

    » El Ciudadano

    Fecha: 30/06/2025 18:21

    Miguel Passarini Uno de los grandes maestros contemporáneos del teatro rosarino, un intelectual de las escénicas de proyección nacional e internacional como es Aldo Pricco, dirige a un destacado elenco al frente de Teatro de la Universidad en una versión de Maniobras, obra de los primeros años 70 del referencial y recordado escritor y crítico literario David Viñas, que tras su función preestreno de diciembre del año pasado en Empleados de Comercio ofrecerá desde este viernes 4 de julio una temporada en La Orilla Infinita todos los viernes del mes, con entradas populares. La estética del represor Los ecos, las palabras, las situaciones, las contradicciones, las tramas de los vínculos (dolorosos) tejidos a puertas cerradas de la última dictadura cívico-militar en la Argentina pero sobre todo frente a lo que Tato Pavlosky definió como “la estética del represor”, donde la atrocidad se esconde detrás de los rostros de supuestas “buenas personas”, parecen intentar asomar su sonrisa burlona por los intersticios de una época de retrocesos políticos y simbólicos propios de un enorme fracaso cultural, nuevamente con la ultraderecha en el gobierno nacional. Acerca del enfoque con el que hoy revisa aquella obra de David Viñas, Pricco deja entrever que hay algunas cicatrices que siguen intactas en un texto breve pero contundente que aparece en el parte de prensa: “Un cumpleaños especial. Con sorpresas y descubrimientos. Una serie de maniobras extrañas al final del día”. Complicidades y ambigüedades “Maniobras (del final de un día) se desarrolla en 1972 durante el cumpleaños del protagonista, el general retirado y viudo Gregorio Tejar. Beatriz es la hija preferida de este hombre y es ella quien se enfrenta a un gran dilema. El padre y la hija se aman y a la vez se rechazan. Tejar ejerce un estilo de seducción bien diferente, por lo sutil y sinuoso, al del clásico militar duro y sin fisuras. Como Mussolini y otros líderes fascistas amados y seguidos por multitudes, la simpatía y la eventual seducción forman parte de su conducta”, planteó Pricco acerca de esta propuesta, de contundente vigencia, que cuenta con las actuaciones de Mariano Raimondi, Roberto Chanampa, Lucía Móttola, David Zoela, Virginia Esparza y Paola Scarinci, con asistencia de dirección de Brian Russo y dirección general y puesta en escena del destacado director, maestro, docente e investigador. En el mismo sentido, Pricco profundizó: “Los personajes de la represión, incluso los más bestiales, se revelan más enigmáticos y complejos de lo que todos imaginamos, lo que sugeriría una mayor complejidad en los personajes, en una plena ambigüedad que permitiría el funcionamiento del nombrado «efecto de distanciamiento» brechtiano una vez que la empatía y el desconcierto surjan en los espectadores. De este modo, la oscilación entre drama familiar y un teatro político, como todo teatro, por otra parte, que no baja línea, sino que se mueve constantemente en una inquietante ambigüedad, configura el propósito de esta versión del texto de Viñas a cargo de Teatro de la Universidad. La obra y su puesta en escena tienen, en ese sentido, un elemento de rescate de la memoria. La poética del espectáculo resulta sencilla y minimalista, de estilo realista, casi de cámara, con una proximidad con los espectadores donde lo que prevalece es la actuación. Incluso, ciertas escenas se reproducen en primeros planos en vivo en foro, mediante el uso de una cámara-espejo que capta algunos momentos relevantes”. Para este montaje, el creador de Teatro de la Universidad, espacio que desarrolla sus actividades desde 2006, un tiempo en el que estrenó Troyanas, versión mixta de Eurípides y Séneca; una versión de El soldado fanfarrón de Plauto, En la garganta de la luna. Homenaje a Federico García Lorca a 80 años de su asesinato y El Casting de Sebastián Kirszner, tomó como lineamiento de esta nueva propuesta una lógica transitada por Tato Pavlovsky en su teatro, en particular en Potestad, tanto como autor y protagonista, donde un represor o apropiador de niños no se ve como un monstruo siniestro sino que, para la sociedad, puede aparecer como un padre de familia bueno, contemplativo, muy alejado de lo que el imaginario popular ha creado como el rostro o la impronta de un monstruo. Al respecto, Pavlovsky escribió: “Para encarar estéticamente en teatro o en cine a un represor tengo que comprender su lógica de afecciones y también la estética de la institución a la que pertenece. Lo monstruoso de estos seres es la casi normalidad de su cotidianeidad”. “Nosotros intentamos seguir lo que Pavlovsky denominaba la «estética del represor», proponiéndonos que la gente empatice con el personaje central de esta obra; buscamos que la ambigüedad de no saber si es un monstruo o no sea constante, porque además los asesinos no tienen cara de asesinos y también pueden ser padres amorosos. Más allá de corrernos de la bajada de línea que cada uno pueda hacer, ver o interpretar, aquí lo político se mezcla con el drama familiar. Y si bien se trata de algo trágico y doloroso, no queremos que la gente tome partido de manera directa, sino que transite por las complicidades y ambigüedades de un verdadero efecto de distanciamiento: porque para poder «distanciarse» de algo, primero hay que estar muy cerca e identificarse. Sólo después de esa revelación vendrán la sensación de lo siniestro y el impacto”, destacó el creador que plantó como estética un realismo que no es naturalista, “donde lo preponderante es la actuación”. Y finalmente, Pricco trajo al presente una frase de Hegel que es adecuada a la situación del horror, lo cercano y lo siniestro: «Lo familiar, precisamente por sernos familiar, no es algo que conozcamos. Uno de los autoengaños más habituales y también una de las formas más habituales de engañar a otros es presuponer en el conocimiento (…) algo como familiar”. Para agendar Maniobras (del final de un día) estará de regreso en la cartelera local desde este viernes 4 de julio, a partir de las 21, en La Orilla Infinita (Colón 2148), donde seguirá en cartel los restantes viernes del mes. Las entradas anticipadas están disponibles ACA

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