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» Diario Cordoba
Fecha: 30/06/2025 15:55
Para ser voluntario del Grupo de Pronto Auxilio de las Siete Fincas no es necesario tener un físico portentoso ni ser especialista en la lucha contra los incendios forestales. Basta con ser un amante de la naturaleza y experimentar un profundo horror cada vez que las llamas devoran el monte. Han pasado 36 años desde aquella «charpa» —en cordobés castizo, un grupo de amigos— que se reunía cada vez que había un fuego en la Sierra de Córdoba. Ese grupo fue el germen del actual cuerpo de voluntarios, formado hoy por más de 60 vecinos en activo (los que actúan directamente ante el fuego) y 150 colaboradores. Así lo explica el presidente del grupo, Juan Jiménez, quien recuerda aquellos tiempos en los que, con «palas, hachas y mucha sangre fría» —sus únicas armas entonces—, hacían frente a los incendios. «Luego la Junta creó la figura del Grupo Local de Pronto Auxilio y nos formalizamos», rememora. Desde entonces, el grupo ha crecido hasta cubrir con su vigilancia buena parte de la sierra cordobesa: Alcolea, Trassierra, El Lagar de la Cruz... «Somos un solo equipo para toda la sierra. Tenemos ojos en todos los sitios», apunta Jiménez. La motivación de estos hombres y mujeres va más allá de lo racional. «Cuando te metes en esto, cambia tu visión de los incendios. Ya no piensas solo en el monte, ves el riesgo para las vidas y las casas», explica. «Nos motiva la sierra, nuestras casas y nuestras familias», indica Juan Manuel Luque, voluntario y presidente del Consejo de Distrito de Trassierra. Ese espíritu ecologista los impulsa a conservar «el pulmón de Córdoba», una sierra que, si desapareciera, «cambiaría por completo el paisaje de la ciudad y sería una auténtica tragedia para todos». Labores de refresco tras un fuego en Las Siete Fincas. / Córdoba A la protección de la naturaleza se une también el afán por recuperar el patrimonio. En este sentido, el voluntario José González explica la labor que realizan para recuperar fuentes antiguas o mantener los puentes, algunos de época romana, dispersos por la sierra. La implicación es total, pero el relevo generacional preocupa. «La mentalidad de antes era distinta. Ahora cuesta que los jóvenes se unan. Luego ocurren tragedias como la de Valencia y dan la cara, pero les cuesta meterse en asociaciones», lamenta Jiménez. Conviviendo con el peligro a diario Uno de los episodios más peligrosos en 36 años tuvo lugar el pasado jueves 19, con el incendio de un vehículo en pleno corazón de la parcelación, junto a viviendas habitadas. «Fue una situación peligrosísima. Los vecinos trataban de apagarlo con cubos de agua. Nosotros llegamos con la cisterna y lo controlamos, pero me generó un estrés enorme», relata el presidente. De haberse descontrolado, las consecuencias podrían haber sido trágicas. El grupo trabaja con medios limitados, pero con gran preparación. Cuentan con mapas de hidrantes, catastro de piscinas, datos de personas vulnerables que viven en las parcelas y grupos de Whatsapp. Actuación en un incendio en la Alhondiguilla. / CÓRDOBA Buena sintonía con las administraciones Los principales retos están en la falta de recursos y en la complejidad del territorio. «Hay más de 40 urbanizaciones dispersas en plena interfaz urbano-forestal, muchas sin planes de prevención. Las carreteras son estrechas y a veces intransitables. Si se cortan, la gente queda atrapada. El 90% de las muertes en incendios ocurren así», advierte Jiménez. A pesar de todo, la colaboración con las administraciones es buena. Viven un «momento dulce», con un convenio con el Ayuntamiento, trabajo conjunto con la Diputación para conservar carreteras y apoyo de la Junta en equipos de protección. Aun así, Jiménez insiste en que hay demasiadas trabas burocráticas. «Si fueran más ágiles en Medio Ambiente, muchas carreteras ya estarían seguras», concluye. «Llevamos 36 años aprendiendo que la clave está en la prevención y la comunidad», resume Juan Jiménez. Su consejo, sencillo pero urgente, resuena como un eco sereno desde lo alto de la sierra: «Eviten riesgos, respeten el monte. Entre todos, podemos salvarlo». Suscríbete para seguir leyendo
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