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Basavilbaso » Riel FM
Fecha: 30/06/2025 08:56
Cada pueblo adopta una fecha que simboliza su nacimiento, y Basavilbaso eligió el 30 de junio de 1887, día en que el tren atravesó por primera vez su geografía montielera. En rigor, no hubo un acto fundacional formal ni documentos que certifiquen una fundación planificada. El origen de la ciudad fue paulatino, como en muchas otras comunidades ferroviarias de fines del siglo XIX. Pero el ferrocarril, ese motor de progreso y encuentro, fue la piedra basal sobre la cual se construyó la identidad local. En 1974, durante el gobierno de Ramón Manzur, el Concejo Deliberante aprobó por unanimidad la Ordenanza N° 41, estableciendo de manera oficial la fecha del 30 de junio de 1887 como el aniversario de Basavilbaso. La elección se basó en la inauguración del ramal Rosario del Tala–Concepción del Uruguay, según documentos oficiales, registros orales y testimonios históricos, ante la falta de un acta fundacional concreta. En esa misma ordenanza se adoptó como símbolo institucional el escudo de la ciudad, diseñado por Emilio “Rudy” Vicentín, que incluye elementos representativos como el sol, el ferrocarril y el trigo. Aquella decisión fue celebrada con un gran festejo popular en la calle Ramírez, marcando el inicio de una tradición que se repite año a año. El tren, el telégrafo y los primeros trabajadores Aquel 30 de junio de 1887, el Gobernador Clemente Basavilbaso -en cuya memoria fue nombrada la estación- firmó el Decreto por el cual el tramo ferroviario era oficialmente recibido por el estado provincial. La Estación Basavilbaso, inicialmente ubicada en otro punto y trasladada en 1921 a su ubicación actual, funcionaba como posta, parada técnica y centro de actividad ferroviaria. Contaba con jefe, cambistas, Bomberos, telegrafistas y peones. Era un lugar de encuentro, tránsito, carga, descarga y espera. La Estación también fue testigo de los desafíos de la época: desde la crisis económica de 1890, que llevó al traspaso del ferrocarril a manos británicas, hasta los frecuentes hurtos de mercadería y las penurias que traían las plagas como la langosta. A pesar de todo, fue el único medio para sacar la producción agrícola hacia los centros portuarios, uniendo a Basavilbaso con el mundo. Un origen sin plaza A diferencia de otras ciudades no cuenta con una plaza central, ni cabildo. Basavilbaso no tiene un centro urbano planificado. Las instituciones públicas están dispersas por distintos barrios, y el trazado urbano fue moldeado por las vías del tren, dividiendo el pueblo pero también conectándolo. Las tierras que dieron origen a Basavilbaso pertenecieron en parte al erario público y luego pasaron a manos privadas, en particular de militares como Manuel Basavilbaso y Apolinario Almada, en lo que se presume fueron recompensas por servicios prestados al caudillo Justo José de Urquiza. Posteriormente, estas tierras fueron compradas por empresas colonizadoras como La Agricultora y luego la Jewish Colonization Association, que fomentaron la llegada de inmigrantes. Inmigración, trabajo y diversidad Hacia 1894 llegaron los primeros colonos judíos organizados, a quienes luego se sumaron migraciones internas durante las primeras décadas del siglo XX. Los campos comenzaron a llenarse de colores con cultivos de trigo, lino, avena, maíz, cebada, girasol y alfalfa. La lucha contra las adversidades climáticas y económicas formó parte del ADN del pueblo. En 1910, el periódico La Juventud reflejaba la efervescencia de un pueblo en crecimiento: “Es tal la avalancha de gente que, disputándose el trabajo honesto, llegan a Basavilbaso…”. En esa época, se edificaban nuevas casas, florecían comercios e instituciones, y se forjaba una comunidad diversa. Una bandera para contar la historia El 30 de mayo de 2007, Basavilbaso izó por primera vez su bandera oficial, diseñada por Maximiliano Barac, cuyo trabajo fue elegido en un concurso convocado por la Ordenanza 94/2006. En una emotiva ceremonia, autoridades, docentes, Concejales y vecinos participaron del acto en la rotonda de calle Aguet y Avenida Perón. “En ella se ve reflejada su historia, su identidad, su lucha, su fuerza, su acero, su no olvido, su proyección y su futuro”, expresó Barac, dedicando su creación a las generaciones que construyeron y seguirán construyendo Basavilbaso. Así, la bandera se sumó a los símbolos que representan a una comunidad forjada por el esfuerzo colectivo, la memoria viva de su diversidad y el legado de quienes convirtieron un punto en el mapa en un verdadero hogar.
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