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  • Antoine de Saint-Exupéry: "Lo esencial es invisible a los ojos" - PLAZA DE MAYO

    CABA » Plazademayo

    Fecha: 30/06/2025 06:35

    A 125 años de su nacimiento, la Secretaría de Cultura recuerda al escritor y aviador, autor de un clásico universal: El Principito. Antoine Marie Jean-Baptiste Roger de Saint-Exupéry nació el 29 de junio de 1900 en Lyon, Francia. Fue el tercero de cinco hijos que tuvo el matrimonio constituido por el conde Jean de Saint-Exupéry y de Marie Boyer de Fonscolombe. La muerte temprana de su padre, cuando Antoine tenía solo cuatro años, marcó su infancia con una sensibilidad especial por la pérdida y la soledad, temas recurrentes en su obra literaria. Educado en internados jesuitas, desde joven mostró una marcada inclinación por la literatura, la poesía y la mecánica. Su primera experiencia aérea fue a los doce años, en un aeródromo de Ambérieu, lo que despertó una fascinación que no lo abandonaría jamás. Estudió arquitectura brevemente en París, pero dejó los estudios para dedicarse a la aviación, convirtiéndose en piloto en 1921. En los años 20 trabajó como piloto de correo para Latécoère, una empresa que más tarde sería la mítica Aéropostale, junto a leyendas como Jean Mermoz y Henri Guillaumet. Estos años forjaron su visión del mundo, donde el vuelo se convirtió no solo en una aventura técnica sino en un espacio de reflexión filosófica y poética: “Ser hombre es ser responsable. Es sentir que uno contribuye a edificar el mundo” (Tierra de hombres, 1939). En octubre de 1929, Antoine llegó a Buenos Aires como jefe de la Aeroposta Argentina, filial de Aéropostale. Desde aquí organizó y exploró rutas aéreas hacia el sur, enfrentando desafíos naturales extremos. Su residencia principal fue en el Hotel Majestic, aunque pasaba largas temporadas en el interior del país, especialmente en Comodoro Rivadavia, Trelew y Bahía Blanca. Durante esta etapa trabó amistad con pioneros de la aviación local, exploró los cielos patagónicos y recogió vivencias que más tarde se plasmarían en su obra Vuelo nocturno (1931), que obtuvo el Premio Femina en Francia. En ella, el piloto Fabien enfrenta tormentas y decisiones límite en los cielos del sur argentino, simbolizando la lucha del hombre contra el destino: “No hay soluciones fáciles. Solo hay que embarcarse” (Vuelo nocturno). Una de las anécdotas más resonantes de su paso por Sudamérica fue la dramática búsqueda de su amigo Henri Guillaumet, quien se estrelló en los Andes en 1930. Saint-Exupéry participó de la operación de rescate y, tras el hallazgo, quedó impactado por la fortaleza del piloto, que caminó durante días por la nieve para sobrevivir: “Lo que yo he hecho, ningún animal lo habría hecho”, le dijo Guillaumet (Tierra de hombres). En 1931, Antoine conoció a la salvadoreña Consuelo Suncín, escritora y artista, con quien se casó ese mismo año. Su relación, intensa y tumultuosa, estuvo marcada por separaciones, reconciliaciones, viajes y pasión. Consuelo, de espíritu libre, temperamento fuerte y salud frágil, fue la inspiración directa del personaje de la rosa en El Principito (1943). La rosa, delicada, orgullosa y caprichosa, refleja la imagen de Consuelo: “Debí juzgarla por los actos y no por las palabras […] Me perfumaba y me iluminaba” («El Principito»). La relación con Consuelo estuvo atravesada por la distancia, especialmente durante los años de la Segunda Guerra Mundial, cuando Saint-Exupéry se exilió en Estados Unidos y ella permaneció en Argentina y luego en Nueva York. Durante la Segunda Guerra Mundial, Saint-Exupéry se alistó como piloto de reconocimiento en el ejército francés. Tras la ocupación nazi y su exilio en Norteamérica, escribió Carta a un rehén (1943), una reflexión sobre el sentido de la patria y la fraternidad. Su obra más universal fue el El Principito, ilustrada por él mismo y publicada inicialmente en inglés. En 1944, pese a su edad y problemas de salud, insistió en volver al frente como piloto. El 31 de julio de 1944 despegó desde Córcega en una misión de reconocimiento y nunca regresó. Durante décadas fue un misterio, hasta que en 1998 un pescador halló un brazalete con su nombre en el Mar Mediterráneo. Los restos del avión fueron descubiertos recién en el año 2000 por un buzo experto en exploraciones submarinas al este de la isla de Riou, cerca de Marsella. En su paso por Buenos Aires, por más de un año el aviador vivió en un departamento ubicado en el sexto piso de la emblemática Galería Güemes que se encuentra sobre la calle Florida, que fue acondicionado como museo en 2016 para ser visitado por el público. El lugar ofrece un recorrido por las distintas habitaciones que permite conocer episodios clave de su vida. El Principito: Experiencia Inmersiva En el Palacio Libertad, en 2024, se montó la puesta audiovisual El Principito: Experiencia Inmersiva, con proyecciones 360º, sonido envolvente y animaciones que le permitieron a los asistentes sumergirse de manera vívida en el universo de este personaje tan icónico que nos legó Saint-Exupéry. La iniciativa fue un éxito y se repitió en 2025. Antoine de Saint-Exupéry es considerado uno de los escritores más singulares del siglo XX, cuya obra combina lirismo, filosofía y aventura. En Argentina, su figura es especialmente recordada por su contribución pionera a la aviación nacional y por su mirada poética sobre los paisajes australes. La Patagonia, los cielos del sur y los personajes que conoció aquí siguen latentes en su obra. Su figura ha sido honrada con monumentos, calles, museos y escuelas a lo largo del país. “Solo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos” (El Principito). Fuente: Secretaría de Cultura

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