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Crespo » Paralelo 32
Fecha: 29/06/2025 13:00
Victoria.- El viernes 6 de junio, el salón del Concejo Deliberante fue escenario de una charla abierta con motivo del décimo aniversario de “Ni Una Menos”. Disertaron la Lic. Sandra Miguez, especialista en Salud, Género y Derechos Humanos, y Fabio Páez, padre de Chiara Páez, víctima de femicidio, cuyo caso fue el punto de partida de esta emblemática fecha. Páez narró cronológicamente el trágico hecho ante un auditorio colmado. En diálogo con Paralelo 32, antes de su intervención, la Lic. Miguez resaltó el valor de esta conmemoración: —Diez años de “Ni Una Menos” nos invitan a reflexionar y repasar los avances logrados en materia de derechos de las mujeres, especialmente aquellos alcanzados gracias a la movilización social —afirmó. También destacó que el movimiento, surgido en 2015 por impulso de un grupo de periodistas cansadas de contar víctimas de femicidio, trascendió ese origen y activó a numerosas organizaciones feministas en todo el país, de manera transversal. Miguez recordó que el 3 de junio de 2015 marcó el inicio de un proceso de concientización y visibilización de la violencia de género, que luego se proyectó a escala global con expresiones como el movimiento Me Too, entre otros. En otro pasaje, criticó con firmeza la postura del actual gobierno nacional: —Estamos ante una situación compleja. Las políticas impulsadas por el Ejecutivo representan un retroceso respecto de los avances logrados. Sin embargo, creo que existe una conciencia social muy sólida que sigue exigiendo que esos derechos se mantengan y que ninguna mujer sea víctima de femicidio ni de ninguna otra forma de violencia. Apoyó sus declaraciones en los datos del Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina, que en 2024 contabilizó 247 casos en todo el país. —Es cierto que los números pueden resultar fríos, pero desde que la figura del femicidio fue incorporada al Código Penal, la realidad se visibiliza de forma más precisa. Antes, muchas de estas muertes pasaban desapercibidas. La especialista remarcó que el gran desafío es transformar el modelo cultural: —Debemos cambiar nuestras formas de vincularnos como sociedad. Si vivimos en una cultura atravesada por el odio y la confrontación, el cambio es difícil. Lo mismo sucede dentro de cada hogar: si un niño o una niña crecen en un ambiente violento, tenderán a reproducir esa conducta. Nuestra ciudad, nuestra provincia y nuestro país son, en definitiva, una gran casa. Subrayó que la educación, especialmente la emocional, es el camino más efectivo: —Es fundamental fortalecer la educación y los recursos destinados a ella. Pero también el Estado tiene un rol indelegable. En ese punto fue categórica: —El Estado es uno de los principales responsables. Muchas veces hay denuncias previas que no se atienden con la celeridad ni el enfoque adecuados. Debe establecer mecanismos eficaces para asistir y acompañar a las mujeres que se animan a denunciar.
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