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    Concepcion del Uruguay » La Calle

    Fecha: 29/06/2025 12:50

    Oriana Fallaci cumpliría 96 años. Nació en Florencia el 29 de junio de 1929 y murió en su ciudad natal el 15 de septiembre de 2006. Su padre era albañil y participó en la resistencia antifascista y contra la ocupación nazi en Italia. Oriana, siendo prácticamente una niña, colaboró activamente con los partisanos del movimiento “Justicia y Libertad”. Posteriormente comenzó a estudiar medicina, pero pronto abandonó la carrera y se inclinó por el periodismo, en el que descollaría como una de sus grandes figuras. Tras colaborar con varios medios italianos viajó por primera vez a Estados Unidos en 1956. Allí publicó su primer libro, “Los siete pecados capitales de Hollywood”. En la década del ´60 se radicó en Nueva York y comenzó a forjar una exitosa carrera como periodista y escritora de renombre mundial. En 1967 y años posteriores fue corresponsal de guerra en Vietnam. Sus crónicas contienen duras críticas a ambos bandos en pugna. De vuelta en Estados Unidos cubrió los asesinatos de Martin Luther King y de John Fitzgerald Kennedy, así como el convulsionado ambiente estudiantil a fines de los ´60. En 1968 fue testigo directo de la matanza de Tlatelolco, en la que numerosos estudiantes fueron masacrados. Ella misma fue herida en la represión por parte del ejército mexicano, y estuvo a punto de perder la vida. Posteriormente se desempeñó como corresponsal de guerra en diversos conflictos. El otro género en el que descolló fueron las entrevistas. A Leopoldo Fortunato Galtieri lo trató de torturador y a Khomeini de tirano, además de quitarse el chador que se había puesto como condición inexcusable para poder entrevistar al ayatola iraní, tras tildarlo de “estúpido trapo medieval”. Algunos de esos reportajes dieron origen al libro “Entrevista con la Historia”, publicado en 1974. Su ciclo como reportera de guerra culminó con la cobertura que hizo para la guerra del Golfo en 1991. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York publicó artículos y libros en los que condenó el fundamentalismo islámico de raíz teocrática y se lamentó, con su peculiar estilo irreverente, y con coraje – algunos dirán con desmesura – de cierta incapacidad de los países occidentales para reaccionar adecuadamente. Obviamente, sus textos generaron polémicas y recibieron encendidas críticas. Eugenio Palopoli considera que “si sus libros y artículos contra el Islam generaron controversia, en ningún caso se la puede acusar de falta de conocimiento o superficialidad. Sus primeras crónicas sobre los países musulmanes datan de 1960. Un viaje de varias semanas por un conjunto bastante aleatorio de países asiáticos (el criterio fue, simplemente, aquellos que autorizaron su visado) tuvo como resultado una serie de notas publicadas por L’ Europeo, la revista para la que trabajaba en Italia. En Pakistán, Fallaci tuvo su primer contacto directo con uno de los tantos países musulmanes donde la situación de las mujeres era la sumisión total, ocultas tras velos y burkas, encerradas incluso en sus casas detrás de gruesas cortinas que les impedían siquiera ver la luz del sol. En aquel viaje asistió a una boda y se interiorizó acerca de los matrimonios por compromiso y la poligamia, y también de las mujeres repudiadas, de la muerte civil que implicaba dicho status. Conoció también a mujeres que se asociaban para mejorar su situación, que solían ayudar a esposas repudiadas o molidas a golpes por sus maridos”. Además, Palopoli enfatiza que “su defensa de Occidente es la de un ideal intelectual (el iluminismo, la Ilustración, los padres fundadores de la Revolución Americana y la democracia liberal moderna) y una cultura. La expresión artística como la materialización en el grado más excelso posible de esos ideales. Por eso su pasión por la Italia y la Florencia en la que creció, por sus edificios, sus iglesias (a pesar de su ateísmo), sus palacios, museos, cuadros y estatuas.” Pilar Rahola, que tuvo con ella coincidencias y disidencias, señaló tras su muerte que “no comparto su ataque frontal y global al islam, por injusto y simplificador. No creo que el problema del mundo sea el otro, el distinto, el ciudadano que reza a un Dios llamado Alá y que vive en consecuencia con sus credos. Muy al contrario, mi visión del mundo sólo es soportable si permite religiones, culturas y acentos diversos. Pero comparto con Oriana Fallaci la convicción de que el mundo tiene, hoy por hoy, un serio problema vinculado al islam, un problema que atenta a las libertades, a los derechos y a la propia vida. ¿Todo el islam? Ahí está la divergencia de fondo. No. Pero es cierto que existe un islam que mata en nombre de Dios, que en nombre de Dios persigue a los disidentes, en su nombre esclaviza a las mujeres, desprecia a la libertad, y es en nombre de Dios que educa en la muerte. Miles de muertos, desde Amia hasta Nueva York, desde Beslan hasta Atocha, desde Londres hasta Bali, pasando por Bombay, avalan esta trágica convicción”. A 96 años de su nacimiento parece oportuno y necesario recordarla con sus propias palabras: “No entendéis o no queréis entender que si no nos oponemos, si no nos defendemos, si no luchamos, la yihad vencerá. Y destruirá el mundo que, bien o mal, hemos conseguido construir, cambiar, mejorar, hacer un poco más inteligente, menos hipócrita e, incluso, nada hipócrita. Y con la destrucción de nuestro mundo destruirá nuestra cultura, nuestro arte, nuestra ciencia, nuestra moral, nuestros valores y nuestros placeres… ¡Por Jesucristo! ¿No os dais cuenta de que los Osama bin Laden se creen autorizados a mataros a vosotros y a vuestros hijos, porque bebéis vino o cerveza, porque no lleváis barba larga o chador, porque vais al teatro y al cine, porque escucháis música y cantáis canciones, porque bailáis en las discotecas o en vuestras casas, porque veis la televisión, porque vestís minifalda o pantalones cortos, porque estáis desnudos o casi en el mar o en las piscinas y porque hacéis el amor cuando os parece, donde os parece y con quien os parece? ¿No os importa nada de esto, estúpidos? Yo soy atea, gracias a Dios. Pero no tengo intención alguna de dejarme matar por serlo”. Fuentes: Fallaci, Oriana. «La rabia y el orgullo.» El Mundo. 2001. https://web.archive.org/web/20070203180801/http://www.elmundo.es/especiales/2001/09/internacional/ataqueusa/oriana.pdf. Palopoli, Eugenio. «Las mil vidas de Oriana Fallaci, la periodista que alertó antes que nadie sobre el terror islamista.» El Observador . 2024. https://www.elobservador.com.uy/argentina/sociedad/las-mil-vidas-oriana-fallaci-la-periodista-que-alerto-antes-que-nadie-el-terror-islamista-n5967225. Rahola, Pilar. «Oriana Fallaci.» La voz y la opinión. n.d. https://www.delacole.com/cgi-perl/medios/vernota.cgi?medio=lavoz&numero=octubre%202006¬a=octubre%202006-6.

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