29/06/2025 15:41
29/06/2025 15:41
29/06/2025 15:40
29/06/2025 15:40
29/06/2025 15:40
29/06/2025 15:39
29/06/2025 15:39
29/06/2025 15:39
29/06/2025 15:37
29/06/2025 15:37
Concordia » Despertar Entrerriano
Fecha: 29/06/2025 10:32
Pocos lo notan al pasar, pero allí sigue: silencioso, majestuoso, con aires de leyenda. El Gran Hotel Colón, en la esquina de calles Entre Ríos y 1º de Mayo, frente a la Plaza 25 de Mayo, fue durante décadas un símbolo de lujo, cultura y encuentros históricos. Aunque su fachada luce hoy algo desgastada, sus muros guardan historias que marcaron la identidad de Concordia y dejaron huella en la historia nacional. Un hotel con alma de ciudad Inaugurado en la década de 1880, el Hotel Colón surgió en plena época de esplendor económico del litoral argentino. Concordia se perfilaba como una ciudad pujante gracias al ferrocarril, el puerto y el intercambio comercial con Uruguay. Este contexto de crecimiento impulsó la construcción de un hotel acorde a los estándares europeos, y así nació este edificio de arquitectura ecléctica, con influencias italianas, francesas y toques criollos. Con paredes de ladrillo a la vista, techos altos, escalinatas de madera lustrada y vitraux coloridos, el Colón no tardó en convertirse en el hotel más prestigioso de Entre Ríos. Fue pionero en comodidades poco comunes para la época: agua caliente en las habitaciones, electricidad, baños privados y hasta teléfono en algunos cuartos. Todo un símbolo de modernidad en pleno siglo XIX. Huéspedes ilustres, noches imborrables Entre los visitantes más célebres se encuentra Carlos Gardel, quien se alojó por primera vez en 1917, en la habitación número 70. Años más tarde, en 1933, volvió a hospedarse allí. La leyenda —que muchos aún repiten— dice que una noche cantó de forma improvisada en la confitería del hotel. Fue un momento mágico para quienes tuvieron la fortuna de estar allí. También pasó por sus pasillos Antoine de Saint-Exupéry, piloto y escritor francés, autor de El Principito. Durante sus vuelos para la compañía Aéropostale, que conectaba América del Sur con Europa, Saint-Exupéry realizaba escalas técnicas en Concordia. Allí se alojaba en el Hotel Colón y visitaba con frecuencia el Castillo San Carlos, donde compartía largas charlas con la familia De Machy. Se cree que su contacto con el paisaje del litoral y con la soledad del río influyó en su escritura poética y filosófica. A lo largo del siglo XX, el Colón también hospedó a figuras políticas de peso:, Roberto M. Ortiz, Pedro P. Ramírez y hasta Juan Domingo Perón pasaron por sus habitaciones. Alvear incluso inauguró en 1922 el balcón del hotel, que se conserva hasta hoy como un pequeño relicario histórico. Un centro cultural en sí mismo Durante su apogeo, la planta baja del hotel fue sede de una elegante confitería con orquesta en vivo. Allí, las familias tradicionales de Concordia se reunían a escuchar tangos, valses y música clásica mientras cenaban o tomaban café. Esa atmósfera refinada todavía sobrevive en parte en el Cristóbal Café, que funciona en el mismo sitio desde hace más de 40 años. Quien entra al café puede todavía admirar los detalles originales: vitrales, mármoles, columnas y las antiguas lámparas de araña. El Hotel Colón dejó de funcionar como alojamiento hace ya varias décadas. Su estructura, aunque resistente, muestra signos del paso del tiempo: humedad, pintura descascarada, cielorrasos caídos. Aun así, sigue siendo un edificio emblemático, declarado de interés patrimonial por el municipio. Vecinos, historiadores y organizaciones culturales han impulsado diversos proyectos para su restauración y puesta en valor, conscientes de que este edificio es mucho más que ladrillos: es un símbolo de Concordia, una cápsula del tiempo que testimonia un momento de esplendor y cosmopolitismo pocas veces visto en el interior del país.
Ver noticia original