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» Elterritorio
Fecha: 29/06/2025 10:05
Ezequiel arrancó grabando por hobby y terminó generando una comunidad con casi 50.000 seguidores. Además, sus asados semanales se volvieron un fenómeno domingo 29 de junio de 2025 | 6:05hs. Le reclaman que es el crítico que no critica, pero él opta por ser un impacto positivo para los locales. Foto: Marcelo Rodríguez Comer es sin dudas uno de los placeres terrenales más grandes y de eso se nutre el contenido del personaje de esta historia. Aunque su nombre en redes sea Críticos Posadas, no se considera como tal, esa especie de juez que halaga lo que le gusta y condena lo que no es de su agrado. Ezequiel (40) es su nombre de pila y lo que empezó como un hobby en pandemia se transformó, está bien decirlo, en un emprendimiento. Muchos de quienes leen estas líneas lo deben conocer, no por su rostro, pero sí por su voz y sus recomendaciones gastronómicas y opciones en la ciudad de Posadas: dónde comer sabroso, y muchas veces, barato. No se trata de publicidad pagada, porque casi todo el contenido subido hasta el momento lo hizo probando comida que él mismo pagó. Cinco años después de haber iniciado con Críticos, hay algunos locales que lo contrataron y puede vivir de lo que le generan las redes, donde tiene casi 50.000 seguidores. “Empezó en pandemia yendo a comer con amigos y decir si estaba bueno o no, fue cuando se empezó a poder salir. Empezamos siendo cuatro amigos y el único que quedó, que pudo aguantar el ritmo de ir a comer más o menos todas las noches a algún lugar distinto fui yo. Algunos piensan que Críticos son un montón de gente, me mandan currículum como que quieren trabajar conmigo, pero yo soy solo, yo edito, yo hago todo”, compartió en diálogo con este medio. Ezequiel vive en Posadas desde 2014 (nació en Capital Federal) y se enamoró de Misiones. Tuvo por muchos años un local y por eso sabe del esfuerzo y la garra que le ponen los emprendimientos gastronómicos para subsistir en el día a día, por ello nunca se van a encontrar con un comentario o reseña negativa. “Tengo 48.000 seguidores, es un número, pero quién soy yo para decir que la milanesa de tal lugar está fea. También tuve mucho tiempo local y es dura la vida de vender para que venga un pelotudo como yo y diga ‘esta milanesa es una cagada’. Le puede jugar muy en contra al local. Entonces, si realmente no me gusta, lo que hago es no subir. Me han invitado a lugares e iba a comer y no subía”, detalló El anonimato y una promesa En los inicios de Críticos, Ezequiel mostraba su rostro y tampoco tiene problema con ello en realidad -confesó-, pero a medida que se iban incrementando los seguidores, se le fueron las ganas de que lo reconozca tanta gente, aunque hay muchos que ya lo sacan por la voz. “Siempre dije que cuando llegue a 100.000 seguidores, ahí voy a mostrar mi cara, aunque eso no va a pasar nunca”, dijo y después se rió con una carcajada. Lo que empezó como un hobby, se convirtió en el sustento que le permite vivir por lo que consideró que “si se le pone onda y ganas se puede”. Ezequiel sale con su celular y filma los lugares que visita, cuenta sobre la variedad de platos y los precios; hace recomendaciones, no imposiciones. “La gente se toma demasiado tiempo y especula. Yo soy más auténtico y te puedo decir que hasta casi no edito los videos. La gente me dice ‘tenés que hablar así’, pero no, hay que ser uno mismo. Ves a los influencers y todos tienen la misma voz o todos hacen lo mismo. Vos tenés que ser vos y si no le gusta al otro, que no mire. Siempre va a haber alguien al que no le guste y se queje, ese es el más divertido”, consideró. Como Ezequiel está todo el día con el celular, como él mismo reconoció, lee absolutamente todos los comentarios y los mensajes que le dejan al privado. No suele recibir comentarios negativos, pero muchos le recriminan que es el crítico que no critica, aunque en realidad la palabra no tiene una connotación mala únicamente. “Nunca me vas a ver tirándole mala onda a alguien”, reafirmó. Hacer lo que Críticos hace también puede ser de un gran impacto positivo para algunos locales, sobre todo si son chicos y no tan conocidos, que son en definitiva los sitios que más le gusta visitar. Eso pasó con un lugar que pasó de vender 80 sándwiches de milanesa por noche a 300, todo por su recomendación ante lo sabrosos y baratos que le resultaron. En la actualidad, la gente hace cola para comprar las diferentes opciones de sándwiches que tienen. “Eso está recontra bueno, me encanta ayudar a la gente y más a la gente humilde que no podría pagar algo como lo que yo hago. No por agrandarme ni nada, pero por eso hago siempre los puestos callejeros, que es lo que más me gusta”, contó. Ezequiel vivió gran parte de su vida en Capital Federal, cuna de la variedad y la calidad gastronómica, pero celebró que en Posadas haya cada vez más sitios que ofrezcan comida distinta, cada vez mejores y se acompañe con infraestructura para contener no sólo a los posadeños sino a los que llegan de visita. Los asados y los invitados Todos sabemos que coincidir con los amigos es una tarea poco sencilla por las ocupaciones que tiene cada uno. Por su necesidad de socializar y conocer gente nueva nacieron, a principios de este año, los asados de los miércoles. Casi ya una religión y un hábito que se reclama si tarda en activarse. “Es un asado descontracturado, siempre le digo a la gente que viene acá que el ego se quede afuera, acá no importa si sos el dueño de una constructora, si sos empleado municipal o lo que sea, acá somos todos iguales”, enfatizó. Porque sí, a sus asados fueron varias figuras políticas también, mezcladas con personas que no tienen nada que ver con ese mundo. Como los asados los hace en su casa, muchos son amigos que van cada semana y los demás personas que va conociendo en el camino, o amigos de esos amigos, pero no asiste nadie que no conozca. “Es lo que pasó el otro día, estaba volviendo de Buenos Aires y me sacó una foto alguien, me la mandó y me dice ‘¿los que te vemos en Buenos Aires podemos ir a tu asado?’ Era una foto que me sacaron de atrás, yo no sabía ni quién era. Le dije que venga a saludarme, me saludó y le dije, ‘yo te conozco, vos eras mi cliente. El próximo asado estás invitadísimo, obvio’”, compartió. Calificó a sus asados como encuentros “random” porque el modo en que hace la carne y la sirve es distinta, pero además porque puede haber sorpresas con pequeños espectáculos, para cada encuentro trata de hacer cosas distintas. “El asado hay que pagarlo, no es que la gente va a comer gratis. Cuando consigo canje a los invitados no les cobro nada, pero normalmente les cobro entre 10.000 y 15.000 pesos, que si después ves lo que comés, no es nada de plata. Hoy en día una burger sale entre 8.000 y 12.000 pesos, pagar 15.000 pesos un asado con show, con chupi, con postre, con cagarte de risa. Hay gente que viene todos los miércoles, que nunca faltó”, aclaró. El intercambio Los videos que hace Ezequiel son más caseros, no tienen grandes ediciones, pero cumplen la saciedad de los que consumen redes y les gusta, lo siguen y toman sus recomendaciones y al mismo tiempo le tiran data de otros lugares para ir a probar. Ese feedback y que las personas se interesen por lo que hace y dice es lo que todavía sigue sorprendiendo a Ezequiel y asimismo le encanta. “Lo que no me gusta es que todos hagan lo mismo, que todos quieran parecerse o, como te decía antes, todos hablan lo mismo. Eso que dicen que subir a las redes a las 21.30 porque Instagram te dice que no sé qué. No, yo no soy así. Eso no me gusta de las redes, que la gente por comodidad, por no saber o por seguir a la manada termina haciendo todo lo mismo”, lamentó. Y para cerrar, dejó un consejo que a él le sirvió y reconoce que es más auténtico: “Sé vos, ese es mi mejor consejo, hay que ser uno mismo, no importa nada más”. Para seguirlos Ezequiel @criticos_posadas 48.400 Los seguidores que de esta cuenta. Muchos de ellos toman sus recomendaciones. Compartí esta nota:
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