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Parana » Informe Digital
Fecha: 29/06/2025 07:14
La reciente detención del jefe de la Policía Caminera de Córdoba, Maximiliano Gabriel Ochoa Roldán, junto a otros altos mandos policiales y abogados acusados de formar parte de una red delictiva que cobraba por “servicios extrajudiciales” mediante información interna de la fuerza, ha generado una fuerte conmoción institucional y dio lugar a una investigación por coacción, asociación ilícita y enriquecimiento ilícito. El abogado y docente Jorge Jofré advirtió que la Policía de Córdoba opera con una estructura que “responde a las pretensiones de actores políticos y a necesidades de una sociedad de hace 150 años”. Según explicó, cada crisis institucional —1983, 1986, 1996 y 2003— llevó a aplicar reformas parciales, pero “no se discutió ni se modificó el modelo policial”. En diálogo con Punto y Aparte (Punto a Punto Radio 90.7), Jofré destacó que actualmente existe “una dispersión de sistemas de control” que dificulta la detección de factores de riesgo: “El órgano de control principal no depende del Ejecutivo y no hay ningún tipo de prevención”. Además, comentó que los mecanismos actuales —la Dirección de Conducta Policial, el Tribunal de Conducta y Asuntos Internos— operan sin coordinación ni objetivos claros: “Hoy tenemos la política del miedo al jefe”. De la manzana podrida a la pendiente resbaladiza El ex titular del Tribunal de Conducta Policial introdujo un concepto clave para analizar los desvíos éticos dentro de la fuerza: “El grave problema es lo que los norteamericanos llaman slippery slope, que es la pendiente resbaladiza”. Esta dinámica, explicó, inicia con “francos actos de corrupción que se toman como zonceras”, como aceptar una pizza gratuita, y se profundiza a medida que el personal asciende y maneja mayor información y poder. Jofré también cuestionó el sistema de formación policial: “¿Por qué el único modelo al cual podemos aspirar es con el cuello de botella de la escuela, donde entra un pibe de 17 años y se le empieza a lavar la cabeza en una cultura institucional?”. Como alternativa, propuso promover el ingreso de profesionales externos: “Si yo hago entrar a un tipo que estudió afuera, que se pagó sus estudios, que vivió en la vida civil, tiene un compromiso ético distinto”. También sugirió cambiar los criterios de ascenso: “Hagamos concursos públicos para subcomisario, comisario, comisario inspector”. Finalmente, el especialista propuso fortalecer los mecanismos internos mediante “un análisis correcto de escenarios hostiles” y la implementación de “vallados éticos” que ayuden a anticipar y frenar actos de corrupción. “No podemos tener sistemas de control que sean estrictamente punitivos”, concluyó.
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