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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 28/06/2025 04:43
Los dermatólogos advierten que una piel sana puede adaptarse al clima si mantiene su integridad (Imagen Ilustrativa Infobae) Durante los meses fríos, es habitual que la piel se vuelva más áspera, pierda elasticidad y muestre signos de descamación o tirantez. Sin embargo, los especialistas coinciden en que el invierno no es el único factor detrás de la sequedad cutánea. El médico dermatólogo de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD) Christian Sánchez Saizar (MN 97.895) comenzó a explicar a Infobae que durante el invierno, la piel “se ve constantemente expuesta a una serie de agresiones: cambios drásticos de temperatura, viento, exposición a los nocivos rayos UV, calefacción”. Cuando esto ocurre, “la hidratación desaparece o es insuficiente, la piel pierde su elasticidad, tornándose áspera, tirante y frágil”. “El verdadero problema está en la pérdida de su función barrera”, precisó la médica dermatóloga Florencia Paniego (MN 94.996). Según ella, “una piel sana puede adaptarse al frío, al viento y a los cambios térmicos”, pero si esta función se encuentra debilitada, la piel “no puede adaptarse al entorno, y entonces se inflama, se irrita, se enferma”. El médico cirujano y director del Congreso Internacional Masterhub, que se realiza por tercer año consecutivo en septiembre de este año, Fernando Felice (MN 108.614) detalló que “la humedad ambiental disminuye considerablemente, tanto en el exterior como en ambientes calefaccionados. Esto favorece la pérdida transepidérmica de agua, debilitando la función barrera del estrato córneo”. Además, agregó que “las temperaturas frías provocan vasoconstricción cutánea, reduciendo el flujo sanguíneo superficial y, con él, el aporte de oxígeno y nutrientes a la piel”. Señales de alarma: cómo saber si la piel necesita ayuda Una piel inflamada no debe recibir tratamientos estéticos: primero debe tratarse clínicamente (Imagen Ilustrativa Infobae) La resequedad invernal puede ser el síntoma visible de una alteración más profunda. Paniego alertó que “cada descamación, brote o ardor es un mensaje”, que puede señalar “deshidratación, una disbiosis, una enfermedad inflamatoria de base o el uso de productos mal indicados”. Entre los signos clínicos que deben tenerse en cuenta, mencionó el “enrojecimiento persistente, descamación o tirantez, picazón o ardor frecuente, pérdida de luminosidad, brotes repetidos o piel hipersensible al roce, al clima o a los productos”. Cuidados básicos: qué hacer todos los días para proteger la piel Usar jabones suaves y sin sulfatos es clave para no irritar la piel durante el invierno (Imagen Ilustrativa Infobae) Durante el invierno, sostener una rutina constante es clave para preservar la salud cutánea. Estos son los siete cuidados esenciales recomendados por los especialistas: Reducir la temperatura del agua al lavarse o bañarse. El agua muy caliente remueve los lípidos naturales de la piel, lo que contribuye a la sequedad. “Reducir la temperatura del agua al ducharse o lavarse la cara, ya que el agua muy caliente elimina los lípidos protectores naturales”, aconsejó Felice. Evitar jabones agresivos o astringentes. Es preferible usar productos de limpieza suaves, sin sulfatos ni alcohol. “En las pieles sensibles es importante evitar bases con alcohol”, advirtió Sánchez Saizar, quien también recomendó “el uso de geles o espumas de limpieza” en pieles mixtas. Felice coincidió en “evitar jabones agresivos o astringentes, especialmente los que contienen sulfatos”. Aplicar crema hidratante justo después del baño. El momento posterior al baño permite retener mejor la humedad. “Aplicar cremas emolientes o hidratantes inmediatamente después del baño, para sellar la humedad”, explicó Felice. Sánchez Saizar precisó que “lo ideal es comenzar la rutina después del baño, de esta forma atrapa el agua en la piel haciendo que luzca más joven. Atrapa la humedad, ayuda a reducir arrugas finas y hace que la piel esté más iluminada”. Usar protector solar todos los días, aunque no haya sol. La radiación ultravioleta actúa incluso en días nublados o en interiores. “La fotoprotección no es opcional. La radiación UVA está presente los 365 días del año, atraviesa nubes y ventanas, y sigue afectando incluso en los días fríos y nublados”, sostuvo Paniego. Sánchez Saizar lo definió como “el mejor anti age aunque nos quedemos en casa o salgamos poco”. Aumentar la hidratación oral y humidificar los ambientes. El frío y la calefacción secan el ambiente y deshidratan la piel. “Aumentar la hidratación oral y, si es posible, utilizar humidificadores en interiores”, propuso Felice como medida complementaria. Evitar exfoliaciones fuertes o tratamientos invasivos si hay inflamación. Los procedimientos deben realizarse sobre una piel sana. Paniego señaló que “uno de los errores más graves es realizar procedimientos sobre piel inflamada”, y advirtió que “si hay inflamación, primero se trata clínicamente. Luego, si está sana, se trabaja estéticamente”. Sánchez Saizar también sugirió comenzar en casa con cuidados suaves antes de pasar a tratamientos más intensivos. Usar productos adecuados al tipo de piel y evitar irritantes. Conocer si la piel es sensible, seca, mixta o grasa ayuda a elegir correctamente. “Es muy importante a la hora de elegir una crema anti age que incorpore ácidos que sean indicadas por un dermatólogo”, aclaró Sánchez Saizar. Además, recomendó “evitar productos irritantes (exfoliantes, limpiadores demasiado agresivos...)” y recordó que en pieles con rosácea, “la simplicidad es clave”. Rosácea y pieles reactivas: cómo se agravan y qué cuidados requieren La piel con rosácea necesita una rutina mínima: limpieza, tratamiento tópico, hidratación y pantalla solar (Imagen Ilustrativa Infobae) En pieles con rosácea, el invierno puede agudizar los síntomas. “La rosácea puede empeorar debido al clima seco y frío, con los cambios bruscos de temperatura al entrar y salir de lugares con calefacción”, indicó Sánchez Saizar. Para estos casos, recomendó “mantenerla hidratada, protegerla del viento y evitar temperaturas extremas”. Felice advirtió que el frío extremo y los cambios bruscos provocan “vasodilatación súbita, exacerbando la sintomatología en pacientes con rosácea: flushing, eritema persistente, e incluso brotes inflamatorios”. Las medidas de prevención incluyen “evitar bebidas muy calientes o alcohol, proteger el rostro con pañuelos o bufandas al salir y usar productos específicos para pieles sensibles”, explicó Felice. Entre los ingredientes recomendados que conviene sumar al cuidado facial estos meses mencionó “niacinamida, madecassoside o centella asiática”. Las exfoliaciones deben evitarse en pieles inflamadas o sensibles, advierten los especialistas Sánchez Saizar precisó una rutina de cuatro pasos para pieles con rosácea: “En primer lugar, debería limpiarse usando un jabón suave. Posteriormente, se aplicaría en las zonas afectadas un tratamiento tópico específico para la rosácea pautado por el dermatólogo. En un tercer lugar, se utilizaría una crema hidratante, específica para la rosácea, que contenga componentes que, además de hidratar, calmen la piel y reduzcan las rojeces. Y ya por último, se aplicaría el fotoprotector”. Paniego destacó que se trata de “una enfermedad inflamatoria de la glándula sebácea con una fuerte influencia hormonal y afectación sistémica”, que puede incluir desde blefaritis y rosácea ocular hasta vínculos con trastornos intestinales. También subrayó el rol del estilo de vida en su evolución: “Una alimentación consciente, rica en nutrientes antiinflamatorios y antioxidantes, es clave para reducir la inflamación y mejorar la salud cutánea”. Rutina dermatológica en invierno: qué activos sumar y cómo usarlos La rutina básica incluye limpieza suave, hidratación específica y protector solar diario (Imagen Ilustrativa Infobae) Durante la mañana, Felice recomendó “limpieza suave con productos sin jabón, crema hidratante con ácido hialurónico y ceramidas, y protección solar con FPS 30 o más, idealmente con filtro físico y antioxidantes”. Por la noche, sugirió “limpieza suave, sérum con niacinamida o pantenol, que reparan la barrera cutánea, y, en pieles secas, sumar aceites vegetales (jojoba, argán) o bálsamos con emolientes”. En pieles más resistentes, “mantener o reintroducir gradualmente retinoides o ácido glicólico, con precaución y buena hidratación”. Sánchez Saizar planteó que el invierno es “la época ideal para renovar la piel, recuperarla de las agresiones cotidianas y momento de tratar y renovar en profundidad”. En ese sentido, indicó que “el peeling es siempre un buen comienzo”, y que los ácidos pueden “prevenir el envejecimiento prematuro, reducir las manchas, mejorar la apariencia de poros, combatir el acné, mejorar la textura de la piel, disminuir arrugas y unificar el tono”. Entre los activos más usados en esta época mencionó “ácido mandélico, ácido glicólico, retinol y ácido retinoico”, que se aplican “a la noche, luego de limpiar la piel”. También recomendó comenzar con ácidos suaves e ir aumentando su potencia según tolerancia, y siempre con el seguimiento de un profesional. Sobre cómo incorporarlos en la rutina, detalló: “De noche, después de la limpieza y antes de la hidratación. Podemos aplicar un sérum hidratante antes”. Lo que hay que saber si se usan ácidos Los ácidos como glicólico, mandélico y retinoico se usan de noche, siempre bajo indicación médica (Imagen Ilustrativa Infobae) Sánchez Saizar advirtió que quienes usen ácidos o bien se sometan a un peeling, deben seguir algunas pautas: Evitar limpieza al otro día de utilizarlos Usar protector solar siempre Evitarlos cuando sé que voy a estar expuesto al sol Si hay alguna patología, consulta al dermatólogo. Paniego sumó una advertencia clínica: “Uno de los errores más graves es realizar procedimientos sobre piel inflamada: láseres, bioestimuladores, peelings. Una piel con disbiosis, rosácea activa, dermatitis o barrera alterada no está lista para recibir ningún tipo de estímulo, por más que sea mínimamente invasivo”. En todos los casos, los médicos recomiendan ajustar los activos y rutinas al tipo de piel, y consultar a un dermatólogo antes de aplicar tratamientos que puedan resultar irritantes.
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