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  • Inteligencia colaborativa: las claves para integrar sin riesgo la mente humana y la IA

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 27/06/2025 10:53

    (Imagen Ilustrativa Infobae) Es indudable que los avances de la tecnología aplicada y los aportes cada vez más elocuentes de la inteligencia artificial en el mundo laboral son muy beneficiosos. Desde hace tiempo como equipo, venimos ocupándonos y seguiremos haciéndolo, sobre estos impactos en la conducta humana y su efecto sobre los roles, procesos y arquitectura de las organizaciones; donde vemos más oportunidades que amenazas en estos avances que bien capitalizados potencian a los individuos y a los negocios. Ahora bien, me gustaría hacer foco sobre el concepto de “sedentarismo cognitivo” y los riesgos que implica. Años atrás, Nicholas Carr analizó como la automatización y la dependencia de la tecnología ponía en riesgo alto la posibilidad de disminuir nuestras habilidades cognitivas y nuestra conexión con el entorno; entorpeciendo nuestra capacidad de atención, nuestra memoria y nuestra habilidad para resolver problemas. Ejercitar para estimular nuestra mente, con lectura, probando algo novedoso, socializando e incentivando la comunicación y el pensamiento crítico, ayuda a mitigar los efectos del sedentarismo cognitivo Destacaría, también, para reflexionar un documento del psicólogo Anthony Wagner de la Universidad de Stanford, sobre la base de una investigación de décadas de su colega Clifford Nass, donde explora el efecto del uso intensivo de la multitarea mediática –múltiples dispositivos– y su vinculación con un bajo rendimiento en tareas simples de memoria. Si bien estos emergentes pueden no ser contundentes, creo que es claro que nuestro cerebro nos permite hacer solo una tarea a la vez. Mi mirada es que a lo que llamamos multitarea, en realidad, podríamos identificarlo como “zapping” de atención. Es lo que hacemos, frecuentemente, cuando nos dejamos invadir por distractores que nos impiden focalizarnos y, en consecuencia, alteramos nuestra concentración. Sin duda, nos encontramos ante un gran desafío, pues es evidente la ventaja de contar con valiosos aliados y copilotos como la IA y las distintas herramientas que aporta la tecnología aplicada a la gestión, pero, por otro lado, es clave mantener en forma nuestro cerebro para prevenir el declive cognitivo y la plasticidad cerebral, esa capacidad que tiene el cerebro para adaptarse y cambiar en respuesta a nuevas experiencias; justamente, tan necesario para estos tiempos de transformación exponencial. Ejercitar para estimular nuestra mente, con lectura, probando algo novedoso, socializando e incentivando la comunicación y el pensamiento crítico, ayuda a mitigar los efectos del sedentarismo cognitivo, y nos dispone hacia una mentalidad exponencial que, precisamente, algo que rescaté de un estudio del equipo de Singularity, se aplica a la IA, la robótica y las industrias que aún no existen. Requisito fundamental para crear el futuro. Se hace imprescindible que las iniciativas para fortalecer el uso de la inteligencia artificial (IA) como socia de la inteligencia humana (IH), no sean impulsos aislados Profundizando en el mundo laboral, donde el crecimiento de la competencia nos orienta a encontrar en la innovación contenida para diferenciarnos, se hace imprescindible que las iniciativas para fortalecer el uso de la inteligencia artificial (IA) como socia de la inteligencia humana (IH), no sean impulsos aislados, sino parte del diseño estratégico de la organización. Aquí pueden aparecer las redes de inteligencia colaborativa y colectiva como comunidades de práctica y aprendizaje. Y vinculado a estos aspectos en el entorno laboral, me gustaría citar algunos datos de un relevamiento que realizó McKinsey Digital donde muestra que en los próximos 3 años el 92% de las empresas planean aumentar sus inversiones en IA. Sin embargo, solo el 1% de los líderes considera que sus organizaciones están maduras en su implementación. Lo curioso, además, es que concluye que los empleados están preparados para la IA y que la principal responsabilidad para su despliegue está en manos del liderazgo de las empresas. El desafío prioritario de la IA en el ámbito laboral no es tecnológico, sino organizacional. Es clave que los líderes faciliten la fluidez digital, que no implica convertirse en “techie” sino generar las condiciones para orientar a sus equipos hacia el logro efectivo del desafío planteado. La experimentación es un camino recomendable hacia la adopción, pues permite identificar casos de uso para validar y escalar, generando modelos que enriquezcan la gestión y apalanquen hábitos que reflejen una cultura de mentalidad abierta que reconoce la virtud de la relación simbiótica de la fórmula IA+IH para que emerjan nuevas ideas y soluciones de alto valor agregado para las personas y para las organizaciones. El autor es especialista en Transformación Cultural y Organizacional y en Desarrollo de Liderazgo

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