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  • El día que Pitty lloró bajo un árbol: el diagnóstico que cambió su vida, la fuerza de una familia ensamblada y sus sueños tras la lucha contra el cáncer

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 27/06/2025 02:47

    Casino - Pitty la numeróloga Verónica Asad, popularmente conocida como Pitty, la numeróloga, es una reconocida coach y especialista en numerología. Se adentró en este universo desde muy joven: a los 14 años ya mostraba una facilidad innata para los números y decía que hablaba “con los ángeles”. Desde entonces, se destacó por sus interpretaciones de nombres, fechas y documentos, alcanzando gran popularidad gracias a sus predicciones. Es creadora de la marca Pitty Velas y autora de varios libros publicados en Argentina, España y Estados Unidos. Esto la consolidó como una figura mediática y destacada dentro del ámbito esotérico y de la autoayuda. Su estilo directo y carismático le permitió construir una comunidad sólida, tanto en redes sociales como en sus múltiples apariciones televisivas. En los últimos meses, compartió públicamente su lucha contra un cáncer de mama. Contó que fue diagnosticada y operada en diciembre de 2024 y que actualmente está finalizando el tratamiento de rayos. Lejos de ocultarlo, decidió visibilizar su proceso para acompañar a otras mujeres en situaciones similares y transmitir un mensaje de fortaleza, transformación y esperanza. Pitty, la numeróloga: "Cuando me dieron el diagnóstico, entendí que me tenía que ocupar de mí por primera vez". (Candela Teicheira) Pollo: — Hay profesiones, como la de conductor de televisión, en las que uno intenta llegar a su casa y sacarse ese traje. ¿Pitty, la numeróloga llega a su casa y es Verónica o no se puede diferenciar? Pitty: — Ayer estaba sirviendo los fideos y me decían: “Dale Pity, la numeróloga. Apurate”. Es difícil porque en realidad muchas veces corrí la mesa para hacer los números. Mi vida es a través de los números y es mi pasión. Muchos me dicen: “Che, desde lo que te pasó, ¿no viste las épocas de vacas flacas, las épocas de pausa o las adversidades?”. Los tengo tan incorporados a los números como parte de mi vida, que me parece que algo de todo eso me fue pasando para que me conecte un poco con Verónica. Pollo: — ¿Cómo es tu familia? ¿Cuántos hijos tenés? Pitty: — Yo vivo con tres chicos: Amir de 13 años, Jalil de 17, famoso astrólogo. Va a ser un gran astrólogo mi hijo. Ya está estudiando, está haciendo la carrera de astrología y también va a hacer sistemas. Ya está eligiendo la facultad. Y después tengo a Jhere, un ser hermoso que vino a mi vida hace unos años… Pollo: — ¿Qué quiere decir: “Vino en mi vida”? Pitty: — Es un nene del colegio de los chicos que empezó a estar en casa, venía a tomar la merienda, a almorzar, a cenar y un día se quedó a vivir con nosotros... Pollo: — Pero, ¿es un amigo de tus hijos? Pitty: — Es un amigo de mis hijos y hoy es mi hijo en los papeles. Durante muchos años yo decía: “Cuánta luz tiene este nene”. Y ponía la mesa y había un plato para Jhere. Y cuando Jalil se fue a estudiar inglés a Europa, él venía y se sentaba en la mesa. Y yo dije: “Acá hay algo mucho más fuerte”. Cuando un día su tío tuvo una oportunidad de irse a vivir a España, Jhere me dijo: “Yo quiero que seas mi mamá, Pitty”. Así que después de mucho tiempo, hace poquito, cuando el 16 de diciembre me enteré que tenía cáncer, que ya no lo tengo, en bendición de Dios, Jhere sacó los papeles de su mamá y me empezó a contar que su mamá había muerto de cáncer, que le había pasado lo mismo que a mí y ella había nacido el 7 de enero y yo el 5. Y yo dije: “Acá está la misión que teníamos”. Esa mamá y él también me eligieron. Es un pibe con una luz que no la podés creer. Y así como él entró en mi vida y en la de mis hijos, también me dijo: “Mirá Pitty que yo tengo sueños y que me voy a ir también en algún momento a estudiar a algún lugar del mundo”. Yo dije: “No, por favor, quedate” y sus hermanos, me dicen: “Mamá, déjalo ser, que va a ser el mejor economista del mundo”. Pollo: — Su mamá falleció y ¿su papá? Pitty: — También falleció. Está en Argentina, pero es de Venezuela. El único tío que tiene, que lo estaba cuidando, es un chico muy joven que también es un talentoso de la vida y se le dio el trabajo en su vida en Madrid. Y yo, como fui muchas veces a Madrid a trabajar, contratada, en uno de los viajes nos encontramos porque pasamos muchos años juntos en familia con la incorporación de este nene en casa. Y él me dijo: “Jhere quiere estar con vos”. Pollo: — O sea. Tenés un nuevo más. Pitty: — Tengo una banda hermosa. Pitty contó la historia de Jhere, el amigo de sus hijos que adoptó como propio. (Candela Teicheira) Pollo: — Recién decías que por suerte ya estás curada del cáncer. ¿Cómo te enteras del diagnostico? Pitty: — Me fui por el mundo todo el 2024. Fui a España, a Estados Unidos, a China, a Ámsterdam, a París y vuelvo y digo: “Me voy a poner un negocito, chiquitito, de los que me gustan a mí”. Y me fui a trabajar con todo el equipo. Me subo a la camioneta, levanto las cajas, subo las cajas, me cag* de frío, estaba chifladísima hasta que con un movimiento siento un tirón. Pollo: — ¿Pero sentiste que era algo más que ese simple tirón? Pitty: — Fue un dolor menor. Aparte yo hago gimnasia en la plaza, me cuelgo de los árboles... Tengo 48 años, me creo que tengo 20. Se lo conté a algunas personas y, a pedido de toda la oficina, fui a hacerme ver. Cuando salí me saqué fotos con las chicas que me pedían. Cuando te vas a hacer el control, te aprietan la teta y duele… Pollo: — Tuviste cáncer de mama. Pitty: — Sí, cáncer de mama. Y entonces, cuando salgo de hacerme los estudios, me dicen: “No te vayas”. Y terminé en el Fleming. Pollo: — Ahí inmediatamente dijeron: “Necesitamos que vayas a atenderte”. Pitty: — Me estaban esperando en la puerta de la clínica. Yo no entendía nada. Me besaban, me abrazaban. Cuando salí, otra vez, con mi carterita, dije: “Me voy a ir a terminar mi trabajo”. Pero me suena el teléfono y mi ginecóloga me dice: “Pitty, ¿estás manejando?” Y le respondo: “No, mi amor. Estoy por subirme al auto para volver al trabajo”. “No te subas. Encontramos algo terrible”, me dice. Así que me puse abajo de un árbol a llorar como una loca. Imaginate que me sacaron fotos y rápidamente los periodistas me llamaron para saber qué estaba pasando. Pollo: — ¿Estabas llorando desconsolada en la calle? Pitty: — Era como María, la del barrio. Era un drama. Después fui a la consulta y había como cuatro médicos. Fui con el papá de mis chicos y mi secretaria y lloré tanto, grité tanto, que te juro que el médico lloraba conmigo, un señor que debe escuchar a millones de mujeres. Yo decía: “¿Por qué a mí? ¿Qué le voy a decir a este pibe que le quise dar una familia? ¿Qué le voy a decir a mis hijos? Fui la mejor madre, la mejor amiga, la mejor compañera. ¿Y me pasa esto a mí?”. Y el médico me dijo: “¿Y por qué no a vos?” En ese momento una amiga me dijo: “Pitty el cáncer es un enemigo que lo tenés que detectar para vencerlo”. Y yo te digo que fue mi mejor amigo porque por primera vez me tomé seis meses, con todo lo que lleva una persona que es tan acelerada como yo, que vive al palo todo el tiempo, que le gusta la adrenalina, le gusta sentir los proyectos y le gusta estar con la gente. Pollo: — Bajaste mil cambios. Pitty: — Tengo momentos como cualquier persona que se enoja y qué sé yo. Pero yo siempre tengo buena predisposición y esto me invitó a estar conmigo, a comer la tortita de almendras, a hacer gimnasia y no importa la hora que sea. También a recibir tanto amor. No sabés la cantidad de gente que me llamó y que me escribe. Tengo mujeres de todo el país y de todo el mundo que me llaman y me dicen: “Pitty, tengo cáncer”. Me transformé en un referente, que ayuda a otras mujeres. Me acompañó mucho Fede Bal, Majo Martínez y Marley, que fue muy generoso y me pasó un contacto de un casco para que no se me caiga el pelo. Yo hice todo lo que tenía que hacer como buena alumna, docente y buena persona que soy. Además soy disciplinada y las cosas salieron bien. Lo que me dejó todo esto es entender que me tenía que ocupar de mí por primera vez. Te juro que me trabajé un montón. Entendí que hay una información de tus ancestros. Yo soy la primera Asad que no va a morir de cáncer. Entendí que también me tengo que vincular de otra manera, tengo que dejar de vivir en situación de estrés. Una cosa es ser acelerada, positiva, loca linda, apasionada de lo que hago y otra cosa es vivir en situación de estrés. Pollo: — Te cambió la perspectiva. Pitty: — Yo estoy lista para vivir la vida que yo me merezco vivir. Yo siento que después de esto no me puede pasar más nada malo. Aprendí todo. Tuve la bendición de ir por el mundo con un montón de gente que me eligió como coach, de crecer un montón con Pitty Velas, con sacrificio y cosas feas que te pasan en el medio. Me siento bendecida por haber pasado por situaciones que no fueron tan buenas y que son parte del éxito y de los riesgos que pasan cuando te hacés popular; y de transitar esta enfermedad, que te digo que hoy tengo una linda historia para contar. Estoy con cinco rayos más y termino el tratamiento, entendiendo que la vida es otra cosa, te cambia la mirada. Empezás a entender que hay otras cosas en la vida. Y el mensaje que quiero dejar es: no se olviden ni se dejen para después. La numeróloga prioriza la inversión y el disfrute personal sobre los lujos materiales en el Juego del Millón. (Candela Teicheira) Millón Con una valija llena de dólares, el Pollo invitó a Pitty a comprar todo lo que desee. El único requisito es que el dinero no se puede donar ni guardar como ahorro. ¿Qué eligió? Pollo: — ¿Qué te gustaría comprarte con el millón? Pitty: — Lo primero que hago me gasto 100 lucas en un viaje. Pollo: — ¿A dónde irías? Pitty: — Me voy a Dubai. Somos cinco en total porque a mi secretaria la voy a llevar porque me banca en todo. Y como soy buena administradora, esto me alcanza también para ir a Europa. Pollo: — ¿Qué más? Pitty: — No soy de comprar cosas caras. Pero para mí los negocios se hacen bien. Así que ¿sabés qué hago con estos 300 mil? Me compro tres departamentitos. Pollo: — ¿Monoambiente? Pitty: — No, de dos ambientes en Las Cañitas. Los arreglo bien porque con la plata en mano, ofrezco 80 y me queda 20 lucas para hacerlo de nuevo. Pollo: — ¿Y los alquilás después o quedan para el futuro? Pitty: — Los alquilo. Tengo que prepararme, ¿entendés? Yo no voy a estar sentada con 90 años haciendo los números y diciendo: “Soy Pitty, la numeróloga”. Me tiene que alcanzar para la peluquería, los masajitos… Pollo: — 600 lucas te quedan. Pitty: — Acá con 200 mil me pongo dos Pitty velas. Pollo: — Dos locales de tu emprendimiento a todo trapo. Pitty: — ¿Sabés qué pasa? Hay que comprar los vasos de China, hay que comprar la cajas... Si vos comprás en cantidad, te sale más barato. Así que quiero poner más locales. Pollo: — 400 lucas te restan. Pitty: — Uso 300 mil. Buscaría precio, pero la verdad que hoy con la plata en la mano sos Gardel, me compraría dos locales chiquitos o medianos, para alquilarlos a dos palos cada uno. Ahí tengo cuatro palos más de los Pitty Velas, tengo seis palos todos los meses. Pollo: — Pero no te compraste auto, relojes caros, carteras… Pitty: — ¿Para qué? Auto tengo. Pollo: — Pero fue mucha inversión. Pitty: — Es que me tengo que rascar, ¿entendés? Yo ya trabajé un montón. Ahora tengo que disfrutar. Y si yo me compro la cartera, ¿qué como? Todo esto que hice yo lo haría cualquier persona que tiene un poquito de cabeza. Es una inversión para estar mejor.

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