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  • La vida de la niña sorda y ciega que logró tener un título universitario y ser escritora: a qué llamaba la “agudeza de la visión”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 27/06/2025 02:44

    Hellen Keller sufrió una enfermedad a los 19 meses que la dejó ciega y sorda (fundacionhelenadamskeller.com) El 27 de junio de 1880, en la apacible localidad de Tuscumbia, Alabama, Estados Unidos, llegó al mundo Helen Keller, quien, durante sus primeros meses de vida, experimentó la plenitud de los sentidos. Podía mirar a los ojos a sus padres, escucharlos, decir sus primeras palabras y reírse a carcajadas. Pero a sus diecinueve meses, todo cambió. Una dolorosa enfermedad diagnosticada como “congestión aguda del estómago y el cerebro” la sumió repentinamente en la oscuridad y el silencio; perdió el oído, la vista y su habilidad para hablar. Ese universo no se cerró para siempre. El ingenio de Helen hizo que pudiera romper barreras: antes de cumplir los siete años, desarrolló más de sesenta señas distintas para comunicarse con su familia. Este precoz sistema doméstico de gestos permitió que su inteligencia se desarrollara. Hellen Keller, que recorrió casi 40 países, fue recibida por grandes personalidades. En la foto, junto a al entonces presidente norteamericano John Fitzgerald Kennedy (Fundacionhelenadamskeller.com) El encuentro con Anne Sullivan Los esfuerzos de sus padres Arthur H. Keller y Kate Adams Keller no tardaron en orientarse hacia una solución externa. La recomendación de Alexander Graham Bell, el célebre inventor del teléfono y profesor de lenguaje de señas de personas sordas (su madre lo era), los llevó al Instituto Perkins para los Ciegos en Massachusetts, donde una joven de veinte años, Anne Sullivan -una huérfana parcialmente ciega y graduada en esa esa escuela-, aceptó el desafío de educar a Helen. Helen Keller en su infancia acompañada por Anne Sullivan, su maestra y compañera inseparable, quien le enseñó a comunicarse mediante el alfabeto del tacto (Foto: fundacionhelenadamskeller.com) Exigiendo aislarla temporalmente de su familia, Anne se propuso romper los lazos de complacencia y forjar una disciplina indispensable para el aprendizaje. El momento de quiebre se produjo cuando Helen entendió que las señas en su palma representaban palabras reales: la palabra “agua” abrió ante ella la promesa de un mundo comprensible. A partir de entonces, insistió en conocer el nombre de cada objeto cotidiano. Anne Sullivan le transmitió el método Tadoma, mediante el cual le enseñó a hablar a través del tacto: Helen comprendía las palabras al sentir el movimiento de los labios y las vibraciones de las cuerdas vocales de otras personas. Para que aprendiera a escribir, Sullivan le consiguió un tablero especialmente diseñado, acanalado de manera que un lápiz podía formar letras. Para enseñarle a hablar, Sullivan ponía la mano de Helen en su garganta para que pudiera sentir las vibraciones mientras hablaba. Sullivan hacía que Helen tratara de formar estas mismas vibraciones. Sus palabras, no obstante, continuaban siendo confusas. No fue hasta años después cuando, con la ayuda de la técnica de un profesor de voz y el apoyo de Anne, Helen logró finalmente hablar claramente. Su formación abarcó el aprendizaje del alfabeto manual y la lectura en francés, alemán, griego y latín en sistema braille, una proeza intelectual sin precedentes para la época. Progresos académicos y logros universitarios La trayectoria educativa de Helen incluyó el paso por el Instituto Perkins, la Escuela Wright-Humason para los Sordos de Nueva York y, finalmente, el ingreso al Radcliffe College. Con la asistencia constante de Anne, quien le deletreaba cada palabra en la palma de la mano, en 1904 Helen se graduó “cum laude”, convirtiéndose en la primera persona sorda en obtener un título universitario. Este hecho, para muchos, marcó un antes y un después en la historia de la discapacidad y la educación inclusiva. Hellen Keller fue la primera persona sorda y ciega en obtener un título universitario (fundacionhelenadamskeller.com) Producción literaria y testimonio autobiográfico Helen Keller encontró en la palabra escrita el instrumento para traducir su experiencia de vida y humanidad. Una notable serie de publicaciones, todas con un profundo contenido autobiográfico, se convirtieron en guías de tenacidad y resistencia frente a las limitaciones físicas. Entre sus obras más influyentes se destacan La historia de mi vida (1902), que decidió escribir para saciar la curiosidad que existía en el mundo sobre su figura, sorprendidos por sus logros y efectividad al comunicarse, era vista como un milagro. Luego publicó Optimismo (1903) y más tarde, El mundo en el que vivo (1908), donde exploró el contraste entre su vida interior y la carencia sensorial. En este última obra dejó escritas varias frases que invitan a reflexionar sobre las propias limitaciones de aquellos que vemos y oímos, y la rica imaginación de una mujer que no tenia límites para lo que se proponía. El escritor Mark Twain reconoció su gran intelecto y su espíritu indomable a pesar de su ceguera y sordera. “La única oscuridad sin luz es la noche de la ignorancia y la insensibilidad. Nos diferenciamos, ciegos y videntes, no por nuestros sentidos, sino por el uso que hacemos de ellos, por la imaginación y el coraje con los que buscamos sabiduría más allá de nuestros sentidos.” “La agudeza de nuestra visión no depende de cuánto podamos ver, sino de cuánto sentimos.” “Es mucho mejor navegar para siempre en la noche de la ceguera con sentido, sentimiento y mente, que estar satisfecho con el mero acto de ver.” “Creo que he demostrado en mi vida diaria que mis pies están en la tierra mientras las puntas de mis pensamientos tocan las estrellas”. “La mente es tan grande como el universo.” A estos títulos sumó otros más: Canción del muro de piedra (1910), Fuera de la oscuridad (1913), Mi religión (1927), El medio de una corriente (1929), Paz en el atardecer (1932), El diario de Hellen Keller (1938) y Déjanos tener fe (1940). En 1934, cuando Anne Sullivan perdió completamente la vista, de forma inesperada, Helen retribuyó el cuidado y la abnegación recibidos durante décadas. Paralelamente, publicó una serie de artículos en periódicos y revistas, consolidando su carácter de referente intelectual. Difusión internacional y lucha social El impacto de Helen Keller trascendió fronteras. Junto a Anne Sullivan, recorrió más de 39 países en Europa, África y Asia, con especial vínculo con Japón. Fundó, en 1915, Helen Keller International (Helen Keller Internacional), una organización sin fines de lucro orientada a la prevención y tratamiento de la ceguera, ampliando así la defensa de los derechos de personas con discapacidad sensorial a una escala global. Helen fue recibida por personalidades como Grover Cleveland, John F. Kennedy, Charlie Chaplin y Mark Twain. Supo transformar su historia en bandera y compromiso: luchó por darle un espacio a la problemática de la discapacidad sensorial en la agenda pública y el debate internacional. Keller podía hablar perfectamente. En la foto, junto a Charles Chaplin (Foto: fundacionhelenadamskeller.com) Militancia política y sindical En el plano político y social, Helen Keller tuvo una participación activa en el Partido Socialista de América, apoyando a Eugene V. Debs en sus candidaturas presidenciales y militando entre 1909 y 1921. Visitó fábricas y barrios obreros, absorbiendo la realidad social desde otras formas sensoriales: “He visitado talleres donde se explota al obrero, fábricas, barrios afectados. Si no lo podía ver, lo podía oler”. Viendo insuficiente la acción parlamentaria, se incorporó en 1912 a la Unión Industrial de Trabajadores del Mundo (IWW), donde su pensamiento se tornó más radical, asimilando las banderas del sindicalismo revolucionario y el anarcosindicalismo. Su activismo, según confesaba, estaba indisolublemente ligado al esfuerzo por la equidad y la justicia para las personas vulneradas y con discapacidad. Hellen Keller junto a Anne Sullivan, quien le dio las herramientas para entender el mundo (fundacionhelenadamskeller.com) Últimos años y dedicación plena a la discapacidad visual En 1924, tras alejarse de la militancia política, Helen centró sus energías en la Fundación Americana para Ciegos, abogando por la educación y la inclusión de las personas no videntes, entonces relegadas a asilos o marginadas socialmente. Su lucha influyó notablemente en la mejora de las condiciones de vida y en la promoción de los derechos de las personas con discapacidad visual. En 1932, recibió el nombramiento de vicepresidenta del Real Instituto para Ciegos en el Reino Unido. Duelo personal La muerte de Anne Sullivan en 1936 marcó un golpe emocional profundo. Helen, acompañada de Polly Thomson, se trasladó a Connecticut. El 1 de junio de 1968, falleció a los 87 años en su residencia Arcan Ridge, días después de sufrir un ataque al corazón. Sus cenizas, según su voluntad, descansan en la Catedral Nacional de Washington, junto a Anne Sullivan y Polly Thomson. En sus últimos días, expresó: "En estos oscuros y silenciosos años, Dios ha estado utilizando mi vida para un propósito que no conozco, pero un día lo entenderé y entonces estaré satisfecha". El reconocimiento a su vida y obra se prolongó más allá de su muerte: en 1980, el presidente Jimmy Carter proclamó el 27 de junio como el Día de Helen Keller; en 2009, el Capitolio de los Estados Unidos sumó una estatua en su honor, mostrando a la niña junto a una bomba manual, escena que evoca el instante fundacional en que comprendió la palabra “agua”. En el medallón está grabada una de sus frases más recordadas: “Las cosas más bellas y mejores en el mundo no pueden verse ni tocarse pero se sienten en el corazón”. Ellen, además de escritora, fue una gran viajera (fundacionhelenadamskeller.com) Así, cada Día de Helen Keller, su vida regresa como símbolo del coraje, la fraternidad y el poder transformador de la perseverancia, recordando que nada es imposible si se siente con verdadero compromiso y esperanza.

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