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  • Falleció el galardonado músico y compositor Lalo Schifrin

    Parana » Entremediosweb

    Fecha: 26/06/2025 23:24

    Murió Lalo Schifrin, uno de los artistas argentinos más influyentes del siglo XX, cuyo talento trascendió fronteras y generaciones. El compositor, fallecido a los 93 años en Los Ángeles por una neumonía, deja un vacío en la industria que solo se compara con la inmortalidad de sus obras. Desde el tema de “Misión: Imposible” —esa melodía que todos tararean aunque no recuerden su nombre— hasta bandas sonoras de clásicos como “Harry el sucio” y «Bullitt», Schifrin demostró que la música podía ser tan protagonista como los actores. Su muerte llega en un día triste para el arte, que también despide al actor René Bertrand, y a poco de la partida de un colega, el director Ángel Mahler, pero su legado, como sus notas, no conoce de finales. Nacido como Boris Claudio Schifrin en Buenos Aires (1932), el pequeño Lalo encontró en el piano su primer amor, guiado por un padre violinista del Teatro Colón. Pero fue el jazz —ese «ruido» que despreciaba su progenitor— el que lo llevó al estrellato. A los 20 años, el trompetista Dizzy Gillespie lo escuchó improvisar en un boliche de la calle Esmeralda y le ofreció un boleto sin retorno a Nueva York. «¿Te querés venir a los Estados Unidos conmigo?», le preguntó el ícono del bebop. Schifrin no lo dudó: escribió Gillespiana en un barco y en 1963 ya firmaba contratos en Hollywood, donde mezcló jazz, tango y sinfonías como nadie. Su creatividad no tuvo límites. «Bruce Geller me pidió un tema que hiciera correr a la gente del living a la TV», contaba sobre la composición de Misión: Imposible. Lo logró: ese ritmo de 5/4 con piano y trompeta se grabó en un día y hoy suena en memes, aviones y hasta en el ring de boxeo. Pero Schifrin fue más que un hit: en “Harry el sucio” usó metal para retratar la violencia policial; en “Bullitt” fusionó jazz y orquesta para la persecución de Steve McQueen; y en “El exorcista” —aunque rechazaron su partitura— inventó el terror psicológico con sonidos aleatorios. Los reconocimientos llegaron tarde, pero en avalancha: 4 Grammy, un Oscar honorífico entregado por Clint Eastwood en 2018 y una estrella en el Paseo de la Fama. «Componer para el cine me dio una vida de felicidad», dijo al recibirlo. Hasta sus últimos meses estuvo activo: en abril estrenó ¡Viva la Libertad!, una sinfonía junto al pianista Rod Schejtman en el Teatro Colón, dedicada «al espíritu resiliente argentino». «La música no tiene límites, es un lenguaje universal«, repetía, mientras sus partituras seguían sonando en películas de Tom Cruise y homenajes de Kanye West. Schifrin vivió entre Beverly Hills —en una casa que fue de Groucho Marx— y sus raíces porteñas. «Argentina fue el puntapié inicial», confesó, aunque nunca volvió a radicarse aquí. Dejó 100 bandas sonoras, 60 obras clásicas y una filosofía: «Hay que evitar lo obvio». Hoy, mientras su Tango del atardecer suena en streaming y su tema de Mannix resucita en memes, su muerte nos recuerda que los genios no se van: se transforman en notas que nunca paran de bailar. Leé también: https://entremediosweb.com/parana-detuvieron-a-una-pareja-que-intento-robar-carne-de-un-supermercado

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