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  • Evangelio de hoy 25 de mayo, 2025 – SinLimitesGalvez

    » Sin limites

    Fecha: 26/06/2025 20:11

    La celebración de hoy San Beda el Venerable: Monje y Doctor de la Iglesia San Beda el Venerable fue siervo de Dios a los 8 años y el más sabio de su tiempo: Doctor de la Iglesia y patrono de historiadores, lectores y académicos Coronilla a la Divina Misericordia de Hoy Domingo y Consagración Consagramos nuestro día al Señor y nos nutrimos de Su Eucaristía pidiendo paz y alegría en nuestras familias y por tus intenciones Lecturas del día Maria, hoy se nos muestra a Jesús que se despide de sus discípulos antes de su Pasión, dejándoles una herencia espiritual invaluable: su paz y la venida del Espíritu Santo. Presta atención a las lecturas de hoy. Primera lectura: Hechos 15,1-2.22-29. Algunas personas venidas de Judea enseñaban a los hermanos que si no se hacían circuncidar según el rito establecido por Moisés, no podían salvarse. A raíz de esto, se produjo una agitación: Pablo y Bernabé discutieron vivamente con ellos, y por fin, se decidió que ambos, junto con algunos otros, subieran a Jerusalén para tratar esta cuestión con los Apóstoles y los presbíteros. Entonces los Apóstoles, los presbíteros y la Iglesia entera, decidieron elegir a algunos de ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas, llamado Barsabás, y a Silas, hombres eminentes entre los hermanos, y les encomendaron llevar la siguiente carta: «Los Apóstoles y los presbíteros saludamos fraternalmente a los hermanos de origen pagano, que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia. Habiéndonos enterado de que algunos de los nuestros, sin mandato de nuestra parte, han sembrado entre ustedes la inquietud y provocado el desconcierto, hemos decidido de común acuerdo elegir a unos delegados y enviárselos junto con nuestros queridos Bernabé y Pablo, los cuales han consagrado su vida al nombre de nuestro Señor Jesucristo. Por eso les enviamos a Judas y a Silas, quienes les transmitirán de viva voz este mismo mensaje. El Espíritu Santo, y nosotros mismos, hemos decidido no imponerles ninguna carga más que las indispensables, a saber: que se abstengan de la carne inmolada a los ídolos, de la sangre, de la carne de animales muertos sin desangrar y de las uniones ilegales. Harán bien en cumplir todo esto. Adiós». Palabra de Dios. Salmo 67(66): ¡Oh Dios, que todas las naciones te alaben! (R). Que Dios se apiade de nosotros y nos bendiga; que haga brillar su rostro sobre nosotros. Que tu camino sea conocido en la tierra; entre todas las naciones, tu salvación. /R. Que las naciones se alegren y se regocijen, porque tú gobiernas a los pueblos con equidad; a las naciones de la tierra las guías. /R. Que los pueblos te alaben, oh Dios; que todos los pueblos te alaben. ¡Que Dios nos bendiga, y que todos los confines de la tierra le teman! /R. Segunda lectura: Apocalipsis 21,10-14.22-23. El ángel me llevó en espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la ciudad santa de Jerusalén, que bajaba del cielo, de parte de Dios. Brillaba con el esplendor de Dios. Su resplandor era como el de una piedra preciosa, como el jaspe, clara como el cristal. Tenía una muralla alta y maciza, con doce puertas en las que estaban apostados doce ángeles y en las que estaban inscritos los nombres de las doce tribus de los israelitas. Había tres puertas orientadas al este, tres al norte, tres al sur y tres al oeste. El muro de la ciudad tenía doce hileras de piedras como fundamento, en las que estaban inscritos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero. No vi ningún templo en la ciudad, porque su templo es el Señor Dios todopoderoso y el Cordero. La ciudad no tenía necesidad de que el sol o la luna la iluminaran, porque la gloria de Dios la alumbraba, y su lámpara era el Cordero. Palabra de Dios. Evangelio: Juan 14,23-29. En aquellos días, Jesús dijo a sus discípulos: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos nuestra morada con él. El que no me ama no guarda mis palabras; pero la palabra que escuchan no es mía, sino del Padre que me ha enviado. Les he dicho esto mientras estoy con ustedes. El Abogado, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todo y les recordará todo lo que les he dicho. Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman!. Me han oído decir: «Me voy y volveré a ustedes». Si me aman, se alegrarán de que me vaya al Padre; porque el Padre es más grande que yo. Y ahora les he dicho antes de que suceda, para que cuando suceda, crean». Palabra del Señor.

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