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    » Diario Cordoba

    Fecha: 26/06/2025 02:26

    En el continuo sucederse de noches y días hay fechas que quedan grabadas con grandes caracteres en la historia y otras que, pertenecientes al pequeño mundo de cada uno, resultan igualmente inolvidables para el que las vive, aunque apenas traspasen su universo personal. Hoy traigo aquí una de estas últimas hojas de calendario, modestas pero llenas de significado, que le tocó protagonizar sin fiestas ni alharacas -una misa en su pueblo, Hinojosa del Duque, y poco más- a un cura y periodista estrechamente emparentado con este periódico, del que acabó siendo subdirector muchos años después de haber aprendido en él el oficio de informar, y donde aún sigue asomándose a las páginas de opinión. Les hablo de Antonio Gil Moreno, que el pasado 20 de junio cumplió 60 años desde que fuera ordenado sacerdote por el obispo Manuel Fernández-Conde en la parroquia de La Compañía. Un sacerdocio que lo marcó para siempre como hombre de Dios atento lo mismo a las demandas del cielo que a los latidos de la tierra. Porque a ese sacerdocio se ha unido otro, el del periodismo, que, como aquél, imprime carácter. Y moviéndose entre ambas misiones con dedicación y soltura fue transcurriendo la existencia del buen predicador de palabras sencillas y mensajes directos. Puras lecciones de humanismo cristiano que reparte en las homilías, breves y con tanta sustancia evangélica que cada domingo concitan a numerosos fieles, que casi parecen fans, en la misa de una del convento de Santa Marta. Pero sus «mensajes» -a Antonio Gil le encanta esta palabra como sinónimo de comunicación- toman también cuerpo en artículos de prensa, espacios radiofónicos y libros, muchos libros con los que hace apostolado a la vez que da rienda suelta a su buena pluma. Todo comenzó aquel 20 de junio de 1965, y tres días después, con 25 años, celebró su primera misa en la parroquia de San Juan Bautista de Hinojosa. Allí, en la catequesis de Juan Jurado, había soñado con imitarlo, «fascinado por su personalidad y sus sermones» según cuenta en el tríptico editado con motivo de este aniversario. Desde el primer momento quedó muy vinculado a la vida diocesana, primero como superior del Seminario Menor de Hornachuelos y al siguiente curso como director del Boletín Oficial Eclesiástico. Aunque no ha habido ministerio pastoral que le resulte ajeno, desde cura de aldea en El Vacar y capellán castrense en el Hospital Militar a canónigo de la Catedral desde 2013, pasando por más de dos décadas como párroco de San Lorenzo y cargos, entre otros, de delegado de Medios de Comunicación y consiliario de la Agrupación de Cofradías. Su otra vocación, la periodística, le nació casi al mismo tiempo. Se le despertó siendo seminarista en San Pelagio, donde junto a un grupo de compañeros fundó la revista Papeles sueltos y luego Tu Seminario. Su estreno profesional llegó el 1 de agosto de 1970 -otra fecha para el recuerdo-, en que aquel curita de Los Pedroches aterrizó con cierta timidez en la Redacción del CÓRDOBA, todavía en la vieja sede de Cardenal Toledo. Como hasta el año siguiente no se titularía en Madrid por la Escuela Oficial de Periodismo, entró como auxiliar y en horario nocturno, para así compatibilizar su faceta religiosa con la civil (un cóctel rarísimo por entonces). Formó parte de la plantilla hasta su jubilación en 2007 -atendiendo a la vez corresponsalías y revistas como El Cordobés, Tendillas 7 o Iglesia en Andalucía, que dirigió-, con el paréntesis de cuando se privatizó el periódico que había sido de la cadena del Movimiento y pasó al gabinete de prensa del Gobierno Civil. Y aquí sigue con sus artículos dominicales, simbiosis de sus dos vocaciones, buscando sin descanso noticias de Dios y de los hombres.

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